En la calle Fresca de Málaga, en plena zona centro, en un rincón lleno de encanto, se encuentra este pequeño gran restaurante. Los platos de La Cosmopolita son de una engañosa sencillez y ,siempre, de una frescura impecable y rotundamente sabrosos.
Tres recomendaciones personales: la ensaladilla rusa que sirven amorosamente templada, la espinaca esparragada que han tenido que volver a incluir en la carta por clamor popular que gusta hasta a los que odiamos cordialmente las espinacas, y el tartar de gambas con tuétano, un plato de recuerdo imborrable. Servicio amabilísimo y profesional que sabe aconsejar sin agobiar, una terraza al abrigo de las masas que invaden la ciudad y precios absolutamente razonables hacen de La Cosmopolita una auténtica joya de la restauración malagueña.