El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en la asamblea de Zaragoza del pasado marzo / UGT

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en la asamblea de Zaragoza del pasado marzo / UGT

Business

El complejo papel de Pepe Álvarez en la crisis de UGT

El secretario general del sindicato intenta desmarcar la manifestación del 15 de abril con el apoyo a los políticos presos

4 abril, 2018 00:00

José María (Pepe) Álvarez juega un papel complejo en la crisis abierta en UGT por la participación del sindicato catalán en la manifestación independentista del próximo 15 de abril. Una decisión que se analizará en un cónclave de la organización el próximo jueves y que ha puesto en un brete al líder confederal.

De entrada, porque según la hermana de la exconsejera de Trabajo de la Generalitat Dolors Bassa antes de que entrara en la cárcel le aseguró que el sindicato estaría con ella. Cuestión que el sector independentista de la organización reivindica como uno de los principales motivos para salir a la calle el domingo 15 de abril y que los contrarios a esta decisión tildan de “chantaje emocional”.

Equilibrios del secretario general

Álvarez intenta hacer equilibrios. En su última etapa en UGT de Cataluña él mismo había coqueteado con apoyos al procés que le situaban al lado del Gobierno catalán. Cuestión que le ha pasado factura en su aterrizaje en Madrid. Ahora, intenta dejar claro que la organización no es partidaria a la declaración unilateral de independencia. Que se quedan en el derecho a decidir pero sin salirse de la ley.

Asegura que en España existe un Estado de derecho, cuestión que le ha propiciado críticas de los independentistas incluso del seno de la organización, y asegura que el 15 de abril el sindicato no estará tras ninguna pancarta para pedir la liberación de presos políticos. Una declaración que también ha generado malestar entre los contrarios al procés por el matiz que le sigue.

Abrir el 15A

El secretario general ha asegurado que se ha malinterpretado el fondo de la manifestación. Mantiene que no se centrará exclusivamente en exigir la liberación de los líderes independentistas que están en prisión provisional, aunque desde Democràcia i Convivència, la plataforma impulsora en la que está representada UGT, no las han detallado.

Tampoco está cómodo con la decisión del secretario general, Camil Ros, y de sus allegados de sumarse a este espacio, pero no le desacreditará públicamente. Más, en un momento en que la cohesión interna está en juego. Incluso los más reacios con el procés de UGT admiten que descolgarse de la convocatoria es un movimiento complejo. Se analizará en el cónclave, pero más en la tónica de aguantar el chaparrón actual y asegurar la estrategia futura que en desmarcarse del acto.

Álvarez sí saldrá a la calle el 15 de abril, pero para exigir unas pensiones justas. Cuestión que, según fuentes del sindicato, serviría de coartada ideal para UGT de Cataluña si también se trasladara en la convocatoria de Barcelona. Por ahora, las entidades que conforman la plataforma no han dado el paso.