Cecilia Malmström, comisaria europea de Competencia y responsable de negociar sobre la materia que se han abierto con Donald Trump / EFE

Cecilia Malmström, comisaria europea de Competencia y responsable de negociar sobre la materia que se han abierto con Donald Trump / EFE

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¿Qué negocia Trump con Europa?

Cecilia Malmström, comisaria de Competencia, indica que se busca un pacto básico que elimine burocracia y se centre en productos industriales tras el carpetazo al TTIP

17 septiembre, 2018 00:00

Entre los múltiples frentes que ha abierto Donald Trump en lo que lleva de mandato, la batalla comercial con Europa ha sido uno de los lances iniciados en el último año. La pugna se recrudeció en mayo al implementar EEUU aranceles al acero y al aluminio comunitario, una decisión que ha puesto al límite a grandes industrias como, por ejemplo, la de la automoción. Cuatro meses más tarde, los dos implicados intentan atemperar la situación al iniciar las negociaciones de un nuevo acuerdo comercial bilateral que, de entrada, se advierte de que se quedará a años luz de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, el polémico TTIP.

La comisaria europea de Competencia, Cecilia Malmström, ha explicado que en el documento inicial de trabajo planteado con la Casa Blanca incluye explorar “cómo se pueden facilitar procesos muy burocráticos”. Desde Estrasburgo, donde ha tenido lugar el último debate sobre el estado de la Unión Europea (UE) de Jean-Claude Juncker, la política sueca detalla que esta discusión se centrará básicamente en “cuestiones muy técnicas para evitar duplicar procedimientos”.

El TTIP, “en la nevera”

Se intentan abordar iniciativas para facilitar, por ejemplo, que los Estados miembro puedan “obtener licencias de gas americano”. Un permiso que se podría otorgar, llegado el caso, incluso a través de “resoluciones” de la Comisión. O aprovechar el trabajo que se realizó en el debate del TTIP para evitar los dobles controles en la importación de componentes de los cinturones de seguridad o en los tejidos técnicos, entre otras cuestiones.

Hasta aquí llegaría el material que se puede asimilar del tratado de libre comercio que se habló en la última etapa de Barack Obama en la presidencia estadounidense. “El TTIP está en la nevera”, ha sentenciado Malmström.

Intercambio de productos industriales

Otras cuestiones que también se intentan resolver en el nuevo acuerdo que se trabaja con Trump es facilitar el intercambio de “productos industriales”. De “todos menos de en agricultura”. Este sector de actividad es, precisamente, uno de los más sensibles en los intercambios comerciales en ambos lados del Atlántico. De hecho, sus representantes contestaron de forma vehemente lo establecido en el TTIP.

Aunque ambas administraciones se hayan sentado para fijar las líneas maestras del nuevo plan de comercio, los aranceles que se han impuesto hasta ahora se mantienen. La comisaria ha indicado que en esta agenda “limitada pero positiva” que se pactó el lunes pasado en Bruselas no concreta ni de forma inicial cómo se levantarán los peajes.

Productores de aceitunas

Entre los principales afectados están los productores de aceitunas españoles, al los que Trump ha gravado al considerar probado que realizan competencia desleal respecto a los agricultores de su país. Ha alegado que las subvenciones que recibe de la UE llevan a la venta del producto por debajo de su precio de mercado.

Malmström manifiesta que es una de las preocupaciones que tiene la Comisión y que se explorará tanto con la Administración americana como con el Gobierno español. España exportó 32 millones de kilos de aceituna negra a EEUU en la pasada campaña. El 80% de esta producción provenía de Andalucía, cuyo valor ascendía a los 70 millones de euros. Perder las ventas en este mercado deja al pie de los caballo a la industria local.

Evitar más aranceles

“Debemos evitar nuevos aranceles y eliminar los que ya existen”, incide la comisaria, “empujaremos para ello y al día siguiente de que EEUU los levante, nosotros haremos lo propio con los nuestros”. Recuerda, asimismo, que el Gobierno de los 28 “sigue al pie de la letra las pautas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”. Una diferencia destacable con los que están sentados en el otro lado de la mesa de negociación.

La comisaria ha reconocido que las “discusiones son un poco difíciles” al mantenerse con un Gobierno que considera que las guerras comerciales son buenas para los países y que son fáciles de ganar. “Nosotros opinamos lo contrario, que es mejor llegar a un acuerdo que sea beneficioso para ambos países”, dice.

Con todo, mantiene que EEUU es un “partner” comercial natural de la UE. Que se trata de un país “socio y amigo” a pesar de la crisis abierta en la actualidad, que tilda de “tensión”.

Reforma de la OMC

También ha abordado otra de las batallas comerciales de Trump, el bloqueo que ha generado en el OMC. “Hay otros 163 países en la organización más allá de EEUU”, declara. El equipo de Malmström se ha marcado como objetivo impulsar la “actualización y modernización” de esta institución a medio año aproximado de la disolución del Parlamento europeo.

Intenta cambiar la normativa actual que establece que todos los pactos que se alcancen en el organismo internacional sean por unanimidad. “Es muy difícil llegar a acuerdos y avanzar en temas tan sensibles como la regulación de pymes o el comercio digital”, remarca, “necesitamos dotarnos de nuevas reglas”.

Nuevas realidades comerciales

La líder europea considera indispensable que la normativa contemple nuevas realidades de la exportación e importación actual y “simplificar” el redactado de algunas normas para hacerlas “más comprensibles”. Como las que hacen referencia a la producción de China, en la diana del dumping internacional.

Malmström se ha mostrado optimista en poder avanzar en todas estas cuestiones. Quiere como mínimo sentar las bases de un debate que se deberá culminar en la próxima legislatura en Europa. Los ciudadanos de los 28 están llamados a las urnas entre el 23 y 26 de mayo del año próximo.