Trabajadores de Caixabank y BBVA en una manifestación contra la destrucción de empleos en la banca / EFE

Trabajadores de Caixabank y BBVA en una manifestación contra la destrucción de empleos en la banca / EFE

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Los tipos negativos restan a la banca 20.000 empleos y 19.000 millones en bolsa

El Banco Central Europeo ya ha advertido al sector en las últimas horas de que el actual escenario se prolongará durante más tiempo

26 julio, 2021 00:00

“Me gustaría ser optimista en este punto pero… no pinta bien la cosa”. Muchos recuerdan aún la premonición de José Ignacio Goirigolzarri, hoy presidente de Caixabank, cuando estaba al frente de Bankia. Por entonces, acababa de empezar 2020, del coronavirus se oía hablar aún muy a lo lejos… pero los tipos de interés negativos sí habían llegado a las vidas de los bancos y amenazaban con instalarse cómodamente en ellas. Un ecosistema que, en el caso de la gran banca española, se ha llevado por delante más de 20.000 puestos de trabajo y 19.000 millones de euros de capitalización bursátil.

Una de las últimas voces en pronunciarse al respecto ha sido la de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, quien señaló el pasado jueves que los tipos negativos aún permanecerían durante largo tiempo. Sobre la mesa del organismo emisor no está la decisión de subir el precio oficial del dinero ni tampoco se le espera.

Efecto corrosivo

De ahí que el presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), José Manuel Campa, recalcara horas después la afirmación de Lagarde, que había pasado un tanto desapercibida para el mercado entre tanto mensaje tras una reunión del consejo de gobierno del BCE que los inversores aguardaban con expectación.

El que fuera secretario de Estado de Economía se refirió al reto que representaba esta realidad con vistas a la rentabilidad de las entidades financieras. Sin embargo, mucho más allá que las palabras de Campa llegan las evidencias sobre los efectos corrosivos de un escenario de tipos históricamente bajos que ya se prolonga durante más de dos años y cuyo final no ven hasta bien pasada la mitad de la década incluso los más optimistas.

El programa de compra de deuda del BCE hace que ocho países se financien a tipos negativos / EP

El programa de compra de deuda del BCE hace que ocho países se financien a tipos negativos / EP

La meta de cubrir el coste del capital

En el caso de la gran banca española, el mercado aun asiste a un proceso de ajuste laboral inédito en la historia por su intensidad. En menos de 12 meses, Banco Sabadell, Santander, BBVA y Caixabank han acordado (y en algunos casos ya ejecutado) recortes de plantilla que suman más de 15.000 empleados.

La cifra se va por encima de 20.000 si se tienen en cuenta los ajustes realizados poco antes, ya en un entorno de tipos negativos o, al menos, históricamente bajos. Las entidades han visto cómo su rentabilidad caía en picado y algo que antaño se daba por supuesto como era cubrir el coste del capital se convertía en uno de sus principales retos.

Vuelta a los orígenes

Bien es cierto que tanto los principales ejecutivos de la banca como los expertos suman al factor de los tipos otros elementos para justificar los ajustes, como el cambio de modelo demandado por el cliente hacia otro más digital y la competencia creciente que llega desde el entorno tecnológico. Son cuestiones que también inquietan, y no poco, a ese BCE que insiste y no para en la conveniencia de que los bancos se fusionen para ganar tamaño y poder hacer frente a estos desafíos.

Ninguno, sin embargo, como el hecho de poner en cuestión el negocio tradicional de la banca, su origen, razón de ser y tradicional fruto de sus beneficios: prestar dinero con un coste adicional. No es de extrañar que las entidades aún no terminen de encontrar una salida al laberinto en el que se han visto atrapadas.

Un 14% menos en bolsa

El efecto también se ha trasladado inevitablemente al mercado de valores. En la actualidad, las entidades financieras que están incluidas en el Ibex 35 suman una capitalización algo superior a los 115.000 millones de euros, un 14% menos que al inicio de la época de tipos negativos. Traducido a valores absolutos, unos 19.000 millones de euros que se han evaporado al mismo tiempo que la rentabilidad de las entidades, los puestos de trabajo y el número de sucursales.

La repercusión ha sido especialmente acusada en las entidades de menor tamaño. En los últimos tres años, Banco Sabadell ha perdido un 61% de su valor en el parquet (en el conjunto del Ibex, tan sólo una IAG asolada por la crisis del coronavirus registra un comportamiento más negativo en este periodo).

Mensajes diversos

Por su parte, Bankinter se deja en este mismo periodo algo más de un 47%. Ambos figuran entre los cinco títulos del selectivo más castigados en este periodo. Pero no han sido los únicos. Santander y Caixabank se han dejado por el camino algo más de un tercio de su valor en bolsa. En este último caso, la comparativa toma como referencia la suma de las capitalizaciones del antiguo Caixabank y Bankia, que desde finales de marzo conforman una única entidad.

Los hechos y los números dan la razón a Campa. Las afirmaciones de Lagarde tienen más enjundia de la concedida por el mercado, más pendiente de los mensajes referidos al comportamiento de la inflación, la política acomodaticia en el precio oficial del dinero próximo a cero y el mantenimiento del ritmo de compra de bonos soberanos al menos hasta después del verano.

Más que un reto

Si estos han sido los efectos de los tipos negativos hasta ahora, no es difícil imaginar que si la situación se prolonga mucho más allá de 2025, como todo parece indicar, las palabras del presidente de la EBA se van a quedar cortas.

El horizonte que se abre delante de la banca no es un reto sino un indescifrable jeroglífico del que, además, cada vez será más complicado salir a golpe de despidos y cierres de oficinas.