Fábrica de SNIACE / EP

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Business

El grupo Béjar y el líder de AbengoaShares compiten por la papelera SNIACE

La compañía textil de Francisco Sans y un grupo de inversores capitaneado por Clemente Fernández se disputan la reactivación de la histórica fábrica cántabra de celulosa y viscosa

14 mayo, 2021 00:00

La pugna por hacerse con los activos de la fábrica de celulosa SNIACE tiene dos protagonistas. Por un lado, la oferta del grupo textil Béjar e ICW Holding capitaneada por Francisco Sans.

Por otro lado, la propuesta de Clemente Fernández, líder de la plataforma AbengoaShares --que reúne a los accionistas minoritarios de la energética-- y expresidente de Amper, que cuenta con el respaldo de dos fondos de capital riesgo nacionales. Otros actores como ENCE estuvieron interesados en un principio, pero no han formalizado sus planes de negocio.

Quiebra en 2020

Ambas apuestas para reflotar la empresa cántabra pasarán el cedazo de la administración concursal el próximo 25 de junio. La fábrica del grupo químico, instalada a las afueras de Torrelavega, finalizó definitivamente su producción el año pasado y declaró concurso voluntario.

Sin embargo, el procedimiento quedó paralizado en junio de 2020 debido a la pandemia del Covid. Un año más tarde, los nuevos novios del recinto industrial presentan sus planes para salvar la histórica papelera, que cuenta con seis unidades productivas distintas --celulosa dissolving, reciclaje de papel, viscosa, poliamidas, lejía bisulfíticas y cogeneración--. Pese al estado ruinoso de parte del complejo, las fuentes consultadas aseguran que su reactivación no presentaría problemas operativos.

Propuesta de Béjar

El plan de negocio con un montante más elevado es el de Béjar, firma líder en textil sanitario como guantes de nitrilo y mascarillas quirúrgicas. Según fuentes consultadas por Crónica Global, el grupo ofrece una inversión de entre 60 y 80 millones de euros y promete que puede reanudar la actividad en las instalaciones en un solo mes.

Manifestación de los empleados de SNIACE / EP

Manifestación de los empleados de SNIACE / EP

La compañía ha presentado un plan industrial a largo plazo que propone la fabricación de artículos derivados del polipropileno. Este material hasta ahora no ha sido usado jamás en SNIACE, pero la empresa considera que puede adaptar la maquinaria de la planta para acometer este fin. Béjar proyecta el resurgimiento de la empresa como un nodo industrial no solo a nivel español, sino también europeo para reducir la dependencia del mercado asiático para el aprovisionamiento de este tipo de material. Además, pone el valor el vigor del grupo tras la reciente adquisición de una fábrica de guantes de nitrilo en Portugal, única en su categoría en el Viejo Continente.

Fernández mueve ficha

Por contra, la propuesta de Fernández se centra en la producción de viscosa y celulosa, actividades tradicionales de la planta, y pone unos plazos de reactivación más lentos --dos meses para reactivar la generación de celulosa y otros dos para la viscosa--.

Como ha explicado el inversor a este medio, su plan prevé un desembolso inicial de diez millones --cinco para la reactivación de cada una de las dos líneas productivas-- de una inversión total de 32 millones para la ejecución del rescate fabril. El empresario lanza una pulla contra sus competidores al poner en duda su voluntad de articular la producción de insumos derivados del petróleo en SNIACE.

Plantilla y deuda

En lo que coinciden ambas fuentes en la negociación que será necesaria para fragmentar o practicar quitas sobre el voluminoso pasivo de la papelera (más de cien millones) y en la absorción del grueso de los más de 400 extrabajadores de la central, siempre que no hayan encontrado otro puesto o que sus tareas no sean sustituibles por la modernización de parte de la maquinaria.

La histórica fábrica del papel de los periódicos españoles podría resucitar si una de las dos ofertas obtiene el visto bueno de los administradores concursales. La planta, fundada en 1941, superó avatares complicados en las décadas de los 80 y 90, e incluso estuvo a punto de cerrar en 2013. Finalmente, la conjunción de la caída de los precios de la celulosa y la viscosa, sumada al fin del contrato suscrito con Cogen Energía España para la explotación de la planta de cogeneración, dio la estocada al grupo.