Es la empresa que ha llenado España de vibradores. Sex Toys Center (STC) abrió su primera macrotienda erótica en 2007 "por casualidad". Diez años después, ya lleva diez por todo el país y alcanzará "pronto" los 10 millones anuales de facturación.
Al mando de la fiebre de los hipermercados sexuales están Chantal Granger Langloys y su marido, Philippe Langloys. Esta pareja de franceses se encaprichó de un sex shop en La Junquera (Girona), el Dorado del sexo de Cataluña, allá por 2006.
"Nos costó encontrar al arrendatario. Finalmente lo localizamos y le adquirimos el negocio", narra Granger.
El 'boom' de los hípers rosa
De aquella pequeña aventura --ni él ni ella venían del sector de los juguetes sexuales-- nació un imperio. "Lo ampliamos. Compramos el local de al lado. Y empezamos a abrir más tiendas, explica la emprendedora.
Juguetes en un almacén de Sex Toys Center / CG
Los Langloys optaron por una fórmula por entonces inexistente en España. Enormes sex shop, de miles de metros cuadrados, situados cerca de los híper a los que millones de españoles acuden cada fin de semana a comprar.
"Es todo positivo: hay sitio para aparcar. Es discreto, no está en el centro. Son locales luminosos y grandes, nada de sótanos sórdidos en una bocacalle. Y la gama de productos es enorme", agrega.
En grupo, para después comprar
Esto último es el elemento ganador de Sex Toys Center. "Vienen parejas que quieren comparar. Grupos de chicas que quieren tocar. Y luego vuelven solas para comprar lo que han visto", aclara la empresaria.
Una pareja mira juguetes para adultos en Sex Toys Center / CG
En efecto, ellas compran más que ellos. ¿Qué prefieren? "Lo más vendido son los aceites y lociones para jugar en la cama. Junto con los juguetes que se usan en pareja. También hay una fiebre de productos con mando a distancia y controlables desde el móvil".
La empresa, que es 100% familiar, admite que las ventas crecen por Navidad y San Valentín. Y que en cuestión de edades, ellos son una firma total. "Nos compra gente de todas las edades. Jóvenes, gente mayor...", enumera Langloys.
"Gente que nunca vendría"
La compañía acaba de inaugurar su décimo almacén en Alicante. Tiene la intención de abrir en cada gran ciudad española. Ello arroja una cuenta de más de cincuenta.
¿Lo logrará? "Vamos a buen ritmo con las aperturas. También ultimamos una aplicación de móvil para hacernos un hueco en el e-commerce", desgrana.
Lo cierto es que la gente que acude a STC "no compraría por internet". Así lo ven sus dueños, que apuntan a un público poco instruido en el uso de juguetes, cremas y productos de sadomasoquismo amable.
"Hemos cambiado el concepto de sex shop. Le hemos quitado los tabús a los juego en la cama a base de vender grandes cantidades. ¿Quieres vibradores? Aquí tienes 50 modelos. Eso es imbatible", concluye.