Oficina del SEPE / EP

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El aviso del SEPE: "Vamos directos a un colapso peor que el de marzo"

La falta crónica de personal y los problemas informáticos lastran una gestión que se prevé aún más complicada en 2021

3 noviembre, 2020 00:00

Caos, estrés y retrasos. La plantilla del servicio público de empleo (SEPE) vuelve a revivir las jornadas maratonianas de marzo en esta segunda oleada del coronavirus. Y las cosas aún podrían empeorar: "La gran avalancha de trabajo en lo que queda de año y el siguiente va a ser exagerada. Vamos directos a un colapso peor que al inicio de la pandemia".

Los funcionarios lamentan el tiempo perdido entre el estallido de la crisis sanitaria y la coyuntura actual. Nada ha cambiado: las oficinas siguen cortas de personal y la falta de recursos informáticos dificulta una gestión al límite de su capacidad. A esto se suma la amenaza de una nueva reclusión domiciliaria. Si se decreta un aislamiento duro, la Administración podría quedar sepultada bajo una montaña de trámites inasumible.

Una plantilla bajo mínimos

Todas las fuentes consultadas destacan la infradotación de personal como el principal lastre del servicio. No es un problema de ahora, sino que viene de muy atrás. "Hace diez años que no se recupera el personal que se jubila. Si el organismo debería de tener 14.000 empleados en toda España, solo cuenta con 7.000", señala Marisa Pérez, delegada de USOC en el SEPE. De este contingente, solo hay efectivos entre 6.500 y 6.700 trabajadores. "En la provincia de Barcelona somos 570, cuando tendríamos que ser el doble", advierte.

"Desde antes de la pandemia íbamos muy mal. En Tarragona casi siempre somos los primeros o los segundos de toda España en productividad, pero hacíamos un trabajo del 130% con los recursos mermados", comparte Luis González, responsable de CSIF para la administración general del Estado en Cataluña. Durante los últimos meses se ha contratado a interinos para reforzar las plantillas, pero las cifras siguen sin cuadrar. "En marzo entraron 78 personas en Barcelona. Después, entre julio y agosto, sumaron 40 más. Pero seguimos muy lejos de lo que sería necesario", resume este sindicalista.

Problemas informáticos

Los representantes de los trabajadores también critican que todavía no se hayan solventado todos los problemas tecnológicos detectados con el comienzo de la crisis. "Las aplicaciones informáticas están obsoletas porque no fueron pensadas para el teletrabajo. Además, el organismo sigue sin ponernos ordenador, línea de Internet ni nada", se queja una fuente de CCOO.

La insuficiencia de licencias del software tampoco se ha arreglado. En la región de Barcelona, Pérez explica que el equipo se rota cada 15 días para teletrabajar o bien acudir a las instalaciones. De este modo, no se pisan entre ellos y pueden utilizar los programas informáticos de forma escalonada. ¿Por qué no se adquieren más licencias? "No tenemos idea. Es como si fuéramos el patito feo de la administración", expresa la trabajadora.

Moncloa prevé crear 800.000 empleos con los fondos europeos / EP

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El papeleo sigue acumulándose

Pese a que el ritmo del papeleo ha disminuido desde el primer estado de alarma, los trabajadores llaman a no bajar la guardia. De los 700.000 expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) tramitados desde marzo, muchos "siguen vivos y experimentan frecuentes modificaciones". Pese a que puedan parecer correcciones menores (como la desafectación de algún empleado o la modificación de su jornada laboral), hay ocasiones en que estos cambios requieren una hora entera.

González se apoya en estas casuísticas para justificar que entre 130.000 y 140.000 ERTE en toda España sigan sin resolverse a estas alturas. “Hay caos con las prestaciones. Hay oficinas en Cataluña donde no se entregan las prestaciones hasta un mes y medio después de haberlas pedido", reconoce. Las novedades introducidas por el Gobierno explican esta tardanza. "A partir de junio los nuevos decretos incluyeron siete u ocho subsidios diferentes para colectivos como los empleados del hogar o los fijos discontinuos", explica la delegada de USOC. Estas prestaciones se sumaron al subsidio de desempleo y al continuo control de los ERTE. "Por suerte, vieron que no nos podíamos encargar del Ingreso Mínimo Vital y se lo quedó la Seguredad Social", añade.

La irrupción de los ERE

¿Qué pasará cuando muchos ERTE derivan en ERE? Esta es la pregunta que no pueden quitarse de la cabeza los trabajadores. "Veo la situación muy complicada porque muchos ERTE se van a convertir en ERE. El problema será muy gordo y se mantendrá hasta 2022 como sigamos así", pronostica González. Una trabajadora de CCOO apunta a que noviembre será una prueba de fuego para el servicio, mientras que desde USOC apuntan que Barcelona es una de las "tres zonas superproblemáticas" que están pidiendo ayuda a otras provincias (las otras son Madrid y Baleares).

Los profesionales están "quemados". A la ansiedad generada por la sensación de no llegar a todo se suman algunos enfrentamientos puntuales con los solicitantes de ayudas. "Padecemos estrés, agobio... también amenazas telefónicas de gente que necesita la prestación. Es incluso peor si te cruzas con alguien en la calle que te identifica como trabajador del SEPE", afirma González. Y remata: "Nosotros somos tan imprescindibles como la sanidad porque damos de comer a la población. Necesitamos trabajar en condiciones para desarrollar esta función".