Manuel Fraga y Santiago Carrillo, dos figuras políticas de la última época en la que España padeció un IPC del 9,8% / EP

Manuel Fraga y Santiago Carrillo, dos figuras políticas de la última época en la que España padeció un IPC del 9,8% / EP

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Seis veces más pobre, tipos al 15%: la última España con el IPC al 9,8%

Las actuales tasas de inflación no se daban desde hace casi cuatro décadas, cuando el país aún no formaba parte de la Unión Europea y apenas había celebrado tres elecciones generales en democracia

3 abril, 2022 00:00

¿Se imagina el lector una inflación tan galopante como la que presenta España en este inicio de 2022 pero con seis veces menos renta? ¿Y con hipotecas al 15% de interés? A algunos no les hará falta echar mano de la imaginación sino de la memoria. Porque esa era la realidad del país en materia económica a mediados de 1985, la última vez que el IPC rozó los dos dígitos.  

El dato adelantado de inflación correspondiente al mes de marzo, que el Instituto Nacional de Estadística publicó esta semana, ha dejado la escalofriante cifra del 9,8%, inédita en los últimos 37 años. La combinación entre la abrupta recuperación de la economía mundial, tras la crisis del coronavirus, el shock de demanda y la invasión rusa de Ucrania ha resultado letal para el bolsillo de los ciudadanos, hasta el punto de llevar a los gobiernos a intervenir e incluso al (casi) siempre prudente Banco Central Europeo (BCE) a reaccionar. 

A las puertas de Europa

No sucedió lo mismo la última vez que el IPC registró tales cifras en España… principalmente porque el BCE aun no había sido creado y, en cualquier caso, tampoco afectaría al país, toda vez que por entonces no formaba parte de la hoy en día llamada Unión Europea

La inflación era la misma pero la realidad económica de España era, por entonces, muy diferente; en efecto, en mayo de 1985 el país aún no formaba parte de la Europa comunitaria; aunque su adhesión sí estaba acordada, junto a la de Portugal, ambas naciones ibéricas formalizaron su ingreso siete meses después a la entonces llamada Comunidad Económica Europea (CEE).

Una economía emergente

No era precisamente una España en blanco y negro; los aparatos de TV en color ya poblaban masivamente los hogares (eso sí, de uno en uno) aunque la oferta se reducía a los dos canales tradicionales de Radio Televisión Española. Pero sí suenan muy lejanas algunas de las variables propias de una economía emergente, como era por entonces la española. 

Aquella tasa de inflación que en el primer trimestre de 2022 se soporta con una renta media per cápita de algo más de 28.600 dólares, por entonces se hacía con una que representaba la sexta parte, en torno a 4.700 dólares.

Salarios de 3.200 euros... anuales

A la hora de percibir la nómina con la que tratar de soportar aquel galopante incremento de precios, los españoles percibían un salario medio aproximadamente 8,5 veces inferior al actual, que no llegaba a los 3.200 euros anuales.

Aunque la deuda del Estado era muy inferior a la actual (el 42% del PIB frente al 122% con la que se cerró 2021), las familias sí estaban terriblemente endeudadas, entre otros factores por la presión de unos tipos de interés que no bajaban de las dos cifras. 

Paro desbocado

En concreto, en aquel verano de 1985, el precio oficial del dinero, que por entonces fijaba el Banco de España, estaba entre el 14,5% y el 15%. Era la realidad con la que se encontraba el consumidor cuando iba a adquirir cualquier producto que aún precisaba de financiación, como algún electrodoméstico sofisticado y, sobre todo, una vivienda, con hipotecas que no presentaban los plazos tan largos que ahora están disponibles en el mercado.

La situación laboral tampoco era precisamente mejor que la actual. Por entonces, también en medio de una crisis, las tasas de desempleo superaban el 21%, en lo que constituyó uno de los principales problemas de aquel primer gobierno socialista liderado por Felipe González tras la histórica victoria en las elecciones de 1982, con una mayoría absoluta de 202 escaños, también impensable hoy para ninguna formación política. 

Intentona golpista

España trataba de dejar atrás cerca de cuatro décadas de dictadura, en las que tan sólo en la última parte hubo algo parecido a una planificación económica y una cierta apertura al exterior.

Tampoco conviene olvidar que aquel año la Constitución cumpliría apenas siete desde su aprobación. Y que sólo cuatro antes se había sofocado un intento de golpe de Estado armado.

Aquellas cuentas remuneradas   

El país ni soñaba por entonces con la alta velocidad, que aún tardaría siete años en llegar, al mismo tiempo que los primeros (y, por el momento, únicos) Juegos Olímpicos de su historia, para cuya concesión aun restaban dos ejercicios. 

Tampoco había llegado el capitalismo popular y los escasos ahorros se custodiaban en los pequeños bancos y cajas que peleaban por el cliente a golpe de algo que suena tan lejano como las cuentas remuneradas. 

Ni CNMV ni Ibex 35

La prueba de que la bolsa seguía siendo algo exclusivo y elitista era que, por entonces, tampoco había sido creado un supervisor del mercado. Faltaban dos años para que la Comisión Nacional del Mercado de Valores fuera una realidad. Y aún más para que los valores de la pequeña bolsa española se agruparan en torno a un índice selectivo como el Ibex 35, creado en 1992.

En fin, prácticamente dos planetas diferentes… pero ahora unidos por el inquietante nexo de una inflación que creíamos haber olvidado para siempre y que, por entonces, era un elemento notablemente menos exótico.