Jorge Fabra, consejero del Consejo de Seguridad Nuclear, evidencia los tejemanejes de la empresa Berkeley en la mina de Salamanca

Jorge Fabra, consejero del Consejo de Seguridad Nuclear, evidencia los tejemanejes de la empresa Berkeley en la mina de Salamanca

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Un consejero de Seguridad Nuclear recela de la mina 'fantasma' de Salamanca

Jorge Fabra, expresidente de Red Eléctrica, cree que la empresa Berkeley busca confundir a reguladores y administradores en la tramitación dispersa de la explotación minera

27 enero, 2019 00:00

Jorge Fabra, el que fuera presidente de Red Eléctrica de España (REE) hace tres décadas y desde hace algo más de un año miembro del órgano de gobierno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), se ha cansado de tragar con las artimañas administrativas que llevan a cabo los responsables de la empresa australiana Berkeley. La compañía que quiere poner en marcha el polémico proyecto de una mina de uranio en Salamanca.

En el último pleno que el CSN celebraba en 2018, Fabra estallaba ante la posición del resto de consejeros del organismo público que se encarga de velar por la seguridad nuclear y la protección radiológica de las personas. Es decir, seguir haciéndole el juego a Berkeley en su intento de “confundir” a los órganos reguladores y administrativo en su intento de conseguir las licencias necesarias para acometer la explotación minera en el campo salmantino.

Visto bueno a actuaciones previas

Ese día, el 19 de diciembre, la sesión plenaria otorgaba el vistobueno a sendas actuaciones previas de la empresa australiana para el emplazamiento de la mina en el término municipal de Retortillo, los programas de vigilancia y control de aguas subterráneas y de vigilancia radiológica ambiental.

Pero Fabra, que lleva algo más de un año como consejero del CSN --puesto en el que sustituyó a Cristina Narbona--, emitió un voto particular contrario al acuerdo del pleno del organismo que preside Fernando Martí.

Un único proyecto

Entiende el expresidente de Red Eléctrica que un asunto como este no se puede tramitar administrativamente de manera separada como si fueran varios proyectos distintos.

“Por compartir un mismo emplazamiento son, desde el punto de vista de la seguridad nuclear y de la protección radiológica", proyectos interdependientes, lo que los convierte "en un único proyecto", como consta en el documento firmado por Fabra, con fecha del pasado 9 de enero, al que ha tenido acceso Crónica Global.

"Ineficacia reguladora y confusión administrativa"

En sus argumentos para la emisión del voto particular contrario, Jorge Fabra cree que la estrategia seguida por la empresa Berkeley, en relación a la mina de uranio de Salamanca, “conduce a ineficacia reguladora y a confusión administrativa, inaceptable desde el punto de vista de la regulación, por lo que sería necesario disponer de información completa, detallada, global y precisa del proyecto minero, para poder ser analizado y, en su caso, licenciado en su conjunto de manera coherente y consistente, no como piezas separadas unas de otras".

Al margen de esta consideración sobre la necesidad de unificar en un único proyecto la tramitación de la mina salmantina, Fabra cree que no estaría de más conocer la situación en la que se encuentran los expedientes instruidos por las diferentes administraciones públicas involucradas, así como determinar si las competencias ejercidas se ajustan a derecho.

Berkeley alardea de avances 

Tras conocerse la aprobación de los informes por parte del CSN, Berkeley aprovechaba la ocasión para notificar un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el que mostraba su optimismo por los progresos realizados. Dejaba caer que la licencia definitiva para poner en marcha la explotación minera está más cerca.

Además, en la nota remitida a la CNMV, la sociedad dirigida por Paul Atherley también remarcaba que, en el marco de las exploraciones que está llevando a cabo, habían detectado en la zona rastros de otros metales, como oro, litio y cobalto, y por ello había solicitado nuevos permisos para tomar muestras de terreno en un área de unos 350 kilómetros cuadrados.

Todos estos movimientos eran aprovechados por los inversores --los propios dirigentes de Berkeley-- para calentar la acción de la empresa australiana que, en lo que va de año, ha cuadruplicado su valor. Se ha revalorizado más de un 330%.

El subidón bursátil, más 'humo' que otra cosa

Más humo que otra cosa debido a que la cotización se había desplomado a casi cero euros, con esos 0,08 euros registrados al finalizar el ejercicio 2018, que otorgaban a la empresa un valor de 20 millones de euros. Ahora, con los 0,32 euros del pasado viernes, tras retroceder un 6,5%, Berkeley capitaliza por 82 millones.

En cualquier caso, estas cifras están a años luz de aquellos 845 millones de euros de valor que la promotora de la mina fantasma de Salamanca alcanzaba a principios de agosto de 2018 --días después de iniciar la cotización en la Bolsa española--. En otro arreón especulativo, las acciones se disparaban en ese momento hasta 3,27 euros.