El presidente de Sacyr, Manuel Manrique, interviene en la última junta de accionistas

El presidente de Sacyr, Manuel Manrique, interviene en la última junta de accionistas

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Sacyr cobra 48 M€ de Repsol, su seguro de vida, para atender el ‘agujero’ de Panamá

Los inciertos arbitrajes por los sobrecostes de las obras del Canal obligan a la constructora a contratar coberturas adicionales con la garantía de su 7,7% en la energética

8 enero, 2019 00:00

Como cada enero, Sacyr comienza el ejercicio embolsándose el dividendo de su participación en la multinacional energética Repsol, convertida para el grupo constructor que preside Manuel Manrique en un "seguro de vida" para atender los acontecimientos inoportunos que suelen presentarse.

Contratiempos que, en estos momentos, pasan por la paralizada venta de la filial Itínere, con esos 202 millones pendientes de ingresar para rebajar los 4.000 millones de deuda, o el ‘agujero’ que ha supuesto abonar a Panamá 350 millones de euros por el adelanto del dinero que, en 2009 y 2014, recibió de la Autoridad del Canal de Panamá para acometer las obras de ampliación de la infraestructura centroamericana.

Primer accionista de Repsol tras salida de CaixaBank

En esta ocasión, Sacyr recibirá el próximo viernes 48,34 millones de euros por el 7,7% que, tras la retirada de CaixaBank del capital de Repsol, le ha convertido en el primer accionista del grupo energético que preside Antonio Brufau.

Con este dinero, la constructora logra el equilibrio de las cuentas. En 2018, de no ser por este aporte, en lugar de 34,8 millones de beneficio, el primer trimestre se hubiera saldado con pérdidas.

2019, año crucial  para Sacyr

La nueva retribución de su participación en Repsol llega al inicio de un año crucial para Sacyr, en el que espera cerrar definitivamente la venta de su filial Itínere y que empiecen a resolverse los arbitrajes internacionales sobre el Canal de Panamá, donde la constructora, al frente del consorcio Grupos Unidos por el Canal (GUPC), pleitea con el Estado panameño por el reintegro de unos 5.200 millones de euros, de los que, por su 41,6% en el consorcio, corresponderían 2.100 millones a la constructora española, de saldarse todos los laudos a su favor.

En el caso de la venta de su 15,5% en el grupo de autopistas Itínere, Sacyr cerraba el ejercicio 2018 sin recibir los 202 millones de euros por la venta de esta participación.

En medio de la pugna Globalvía-Corsair por Itínere

En principio, el pacto alcanzado el verano pasado por el que Abanca, Kutxabank y Sacyr venderían a Globalvía el 55,6% de Itínere, hacía prever que la operación se saldaría sin mayores problemas, pero la intromisión del fondo Corsair lo ha trastocado todo.

Ahora, la venta por parte de Sacyr ha quedado pendiente de que los tribunales levanten las medidas cautelares solicitadas tanto por Corsair --que ejerció a última hora su derecho a igualar la oferta de Globalvía en función de su 38% en Itínere--, como por parte de la propia gestora de infraestructuras Globalvía, controlada por los fondos de pensiones OPTrust (Canadá), PGGM (Holanda) y USS (Reino Unido) y que, tras comprar las participaciones de Abanca y Kutxabank, ya tiene el 40% del grupo que gestiona 610 kilómetros de autopistas de peaje repartidos en 7 concesiones situadas en la zona noroeste de España.

Laudos complicados por el Canal de Panamá

Por lo que a los litigios con el Estado de Panamá, el tema resulta mucho más complejo.

Mientras que Sacyr espera desatascar la venta de Itínere a lo largo de este primer trimestre de 2019, las resoluciones de los arbitrajes a los que la constructora ha recurrido para cobrar los sobrecostes soportados en las obras de ampliación del Canal de Panamá van para largo. Las obras fueron adjudicadas por 2.850 millones de euros, pero acabaron costando casi el doble, cerca de 5.000 millones.

Deseo truncado

Casi 3 años después de que, en junio de 2016, estas obras de ampliación entraran en servicio con la apertura de las esclusas para el tránsito de los buques, Sacyr acaba de ver truncado su deseo de no tener que devolver en efectivo los anticipos recibidos al inicio de la obras, de manera que esta devolución se compensara con las cantidades a percibir por los sucesivos laudos favorables. Pero no ha sido así.

Y, en ese sentido, la Cámara Internacional de Comercio (ICC) de Miami emitía, el pasado diciembre, un laudo que obligaba a Sacyr y a sus socios --la compañía belga Jan de Nul, la italiana Impregilo y la local panameña Cusa-- a reintegrar esos anticipios al Estado centroamericano, sin esperar a que se resuelvan los arbitrajes en curso.

Préstamo sindicado y garantía de Repsol

Sacyr y sus socios deben devolver 745 millones. Los casi 500 correspondientes al anticipo de 2009 ya deberían haberse reintegrado, mientras que los 245 adelantados en 2014 se harán en marzo, cuando un tribunal londinense se pronuncie en los mismos términos que lo ha hecho la Cámara de Miami.

A la constructora española le toca pagar 350 millones, para lo que cuenta con un préstamo sindicado a cinco años por 225 millones y un contrato de derivados, suscritos con las acciones de la participación en Repsol, que le han permitido consignar otros 125 millones para realizar el pago de marzo.

Laudos para liquidar Panamá

Tras la devolución de los anticipos, Sacyr y sus socios estarán atentos a los laudos de arbitrajes que puedan evacuarse tras haberse hecho el Estado panameño caso omiso a las reclamaciones presentadas.

Hasta septiembre de 2018, el consorcio había presentado 120 reclamaciones ante la Administración panameña por importe próximo a 5.200 millones de euros (con intereses de demora incluidos), de los que solo 40 habían sido atendidas, abonando 330 millones.

De esta manera, serán los laudos de la Corte de Miami lo que tendrán la última palabra para saber qué cantidades finalmente perciben Sacyr y sus socios en esta polémica obra.