Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno de España, visita stand de España en el MWC / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno de España, visita stand de España en el MWC / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Business

El riesgo de invertir en España se dispara

El rendimiento de los bonos alcanza máximos desde la salida de la anterior crisis y la prima supera los 100 puntos básicos, en un entorno de menor crecimiento e inflación desbocada

7 abril, 2022 00:00

El escenario económico se complica de forma notable y por momentos para España, una realidad que queda reflejada en los mercados. El riesgo de invertir en el país se ha incrementado significativamente en las últimas semanas, con una prima de riesgo que ha vuelto a superar los 100 puntos básicos, como consecuencia de que la desconfianza de los inversores les ha llevado a deshacer posiciones masivamente en la deuda soberana española. 

Tanto es así que el rendimiento del bono a 10 años se ha situado por encima del 1,65% en el mercado secundario, es decir, en sus cotas más elevadas desde finales de 2015. Un hecho que viene a conectar la delicada situación actual, agravada por la invasión rusa de Ucrania, con la crisis financiera, anterior a la del coronavirus, que por aquellas fechas daba los últimos síntomas de haber sido superada. 

Tormenta perfecta

Sobre la renta fija española se ha formado una especie de tormenta perfecta que complica el panorama para los próximos meses. La finalización del programa de compra de deuda soberana que el Banco Central Europeo (BCE) puso en marcha al inicio de la pandemia y amplió hasta en dos ocasiones (hasta alcanzar 1,85 billones de euros) para evitar una crisis de liquidez, ha devuelto a la realidad a un mercado anestesiado por la seguridad y certidumbre de saber que las emisiones se colocarían sin problemas de oferta. 

Por otro lado, la guerra iniciada por Vladimir Putin ha llenado de incertidumbre el proceso de recuperación económica post-Covid, que parecía imparable. Ya han sido varios los organismos internacionales y servicios de estudios que han recortado sus previsiones de crecimiento para la economía española, aunque los dos últimos impactos han sido especialmente concluyentes. 

Gobierno y Banco de España

Por un lado, está la revisión a la baja del Banco de España, de casi un punto, en su previsión sobre la evolución del PIB en 2022, que deja el pronóstico en el 4,5%. Una cifra que hace incluso complicado que al cierre de 2023 se pueda recuperar la cifra de PIB que se registró el año anterior a la irrupción de la pandemia. 

Pero además, el propio Gobierno, a través de su vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha admitido que la situación económica actual es “muy difícil” y ha hecho hincapié en que las estimaciones del regulador bancario son prudentes.

Paneles con valores del Ibex 35 en la Bolsa de Madrid el día que Rusia ha iniciado ataques a Ucrania / EFE

Paneles con valores del Ibex 35 en la Bolsa de Madrid el día que Rusia ha iniciado ataques a Ucrania / EFE

Temores a la Fed

El otro componente fundamental de esta tormenta es el comportamiento desbocado de los precios, que tiene en vilo no solo a las economías de España y de Europa, sino del todo el mundo occidental. 

De hecho, los inversores también miran con preocupación durante las últimas horas a EEUU, donde comienza a haber rumores sobre la posibilidad de que las dos próximas subidas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal --que ya ha implementado una en marzo, de 25 puntos básicos-- sean de medio punto en ambos casos (mayo y junio), debido a lo urgente que considera detener la escalada inflacionaria en EEUU.

La amenaza de la mora

Para España, el problema viene dado por una evolución del IPC sensiblemente más elevada que en el resto de las principales economías del Viejo Continente. Ninguna de ellas se aproxima al 9,8% que reflejó el dato adelantado de IPC publicado la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). E incluso en algunos casos, como el de la vecina Portugal, la proporción es cercana a la mitad.

La desbocada inflación junto a una más que probable subida de los tipos de interés en la zona euro antes de tiempo, hace revivir viejos fantasmas para la banca como la morosidad, que las entidades han logrado controlar de forma tan sorprendente y ejemplar durante la pandemia con sus propios programas de moratorias y apoyo a los clientes y la ayuda de las medidas gubernamentales, como los préstamos con garantía pública.

Castigo a los bancos 

Sin embargo, no hay tanta seguridad de que en el escenario actual la mora vaya a ser tan fácil de controlar. Algo que está teniendo un claro reflejo en los mercados bursátiles durante los últimos días. La presión vendedora se ha instalado sobre los valores financieros, que habían iniciado el año con notables subidas a la espera de una subida de tipos progresiva y moderada que pusiera fin a la pesadilla de los tipos negativos que han vivido en los tres últimos años. 

Pero el cambio de panorama no parece traer uno mejor: una inflación descontrolada con un crecimiento cada vez más menguante por los efectos de la guerra y, también del propio comportamiento de los precios, en el que indice un fuerte componente energético que los consumidores difícilmente pueden controlar. 

Semana negativa

La banca fue especialmente penalizada en la sesión bursátil del miércoles, con caídas superiores al 4% para Banco Sabadell y Bankinter, de los más expuestos al negocio hipotecario, y por encima del 3% para Santander y BBVA, este último tras una notable recuperación a última hora, toda vez que llegó a desplomarse más de un 8%.

Algo que, sin embargo, no  impide que la entidad que preside Carlos Torres lidere la lista de los valores del Ibex 35 que más terreno se deja en la última semana, con un retroceso global del 10%. En esa relación, el Sabadell ocupa el cuarto puesto con un descenso en torno al 8,5%. Algo más abajo, Bankinter se deja un 5,5% y Santander, cerca de un 3,5%.