Manifestación en Cataluña en defensa de las pensiones

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La ratio de cotizantes por pensión se estanca en dos pese a los máximos de afiliación

El número de pensiones contributivas superó por primera vez la barrera de los diez millones a las puertas de la jubilación de los ‘baby boomers’

25 enero, 2023 00:00

El denominado invierno demográfico en España vuelve a plasmarse en el debate sobre el futuro del sistema de pensiones. Las primeras cifras de 2023 no sólo han aflorado un gasto récord próximo a los 12.000 millones, previsible por su indexación al IPC, sino también cifras nunca vistas en lo que se refiere al número de estas prestaciones que, por primera vez, ha roto la barrera de los diez millones

Un escenario que hace diluirse un tanto el efecto de otra de las magnitudes que se encuentra en las cotas más altas de todos los tiempos, como es la de afiliados a la Seguridad Social. Pese a que esta variable se ha incrementado más de un 7% en los últimos cinco años, su ratio con el número total de pensiones se ha estancado en torno a dos. 

La cifra es significativa por cuanto marca, en opinión de la mayoría de los expertos, el límite de la sostenibilidad del sistema. Numerosos estudios avalan que la estabilidad de las pensiones comienza a peligrar si cada una de las prestaciones descansa en menos de dos cotizantes

Con los últimos datos en la mano, España presenta la ratio más elevada del último lustro, con 2,02 afiliados a la Seguridad Social por cada pensión contributiva. Sin embargo, la evolución ha sido apenas imperceptible desde 2018, cuando la variable se situó en 1,97. 

La realidad de la pirámide

La crisis motivada por la pandemia y sus efectos en el mercado laboral rebajaron la proporción hasta 1,93 en 2020, para recuperarse durante los dos últimos ejercicios, de acuerdo con las cifras publicadas por los Ministerios de Trabajo e Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

En el caso español, la pirámide de población refleja una serie de evidencias que hace del estancamiento un factor inquietante. Con la esperanza de vida en lo más alto de los índices mundiales y una de las tasas de natalidad más bajas de Europa, el progresivo envejecimiento poblacional pone de manifiesto que durante los próximos años el número de pensionistas se elevará con mayor intensidad que el de afiliados a la Seguridad Social. 

El efecto 'baby boom'

Pero, además, en el corto plazo el sistema debe asumir la llegada a la edad de jubilación de aquellos nacidos en lo que se denominó el ‘baby boom’, el notable fenómeno natalicio que se dio en España en la década de los sesenta como consecuencia del fin de la época de suma estrechez en que se vio sumida la economía tras la Guerra Civil y el inicio de una cierta apertura al exterior. 

El hecho de que los máximos históricos en afiliación a la Seguridad Social no se hayan traducido en un incremento de la ratio de cotizantes por pensión da idea del esfuerzo que está exigiendo el mantenimiento del sistema, cuya reforma sigue aún pendiente de las negociaciones entre el Gobierno y los agentes sociales, bajo la atenta mirada de la Comisión Europea.

Año difícil para el empleo

Las previsiones para 2023 sitúan a España como una de las economías que más crecerá en el ámbito de la Unión Europea, frente a otras sobre las que aun pende la amenaza de recesión. Sin embargo, los efectos de la invasión rusa de Ucrania, de la que se cumplirá un año a finales del próximo mes, se dejarán sentir y el incremento que se espera para el PIB se sitúa entre el 0,9% y el 1,5%.

Unas cifras que apuntan a que será complicado generar empleo en 2023, incluso aunque se hagan buenas las estimaciones del Gobierno, con diferencia las más optimistas al situar la evolución de la encomia en el 2,1% para el conjunto del año.

Situaciones extremas

De este modo, un frenazo en la creación de puestos de trabajo y un incremento del número de prestaciones por las jubilaciones de los miembros del ‘baby boom’ constituyen un cóctel explosivo que parece dirigido a la línea de flotación de un sistema claramente en apuros. 

La situación es especialmente delicada en cerca de una treintena de provincias, en las que la ratio entre afiliados a la Seguridad Social y pensiones se sitúa por debajo de dos, con casos extremos en los que las cifras aparecen prácticamente igualadas.