Imagen de archivo de una sala de pacientes de un hospital de Cataluña / EFE

Imagen de archivo de una sala de pacientes de un hospital de Cataluña / EFE

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¿Qué le pasa a la sanidad catalana?

El sector hace frente a un debate abierto desde hace años sobre las retribuciones del personal sanitario y la gestión de la red asistencial pública

20 noviembre, 2016 00:00

¿Cuánto debe cobrar un médico, enfermero o auxiliar que atiende en un centro sanitario? ¿Cuál es el mejor modelo de gestión? ¿Qué control deben ejercer las Administraciones sobre la red asistencial?

El debate, de estas y otras cuestiones está abierto en el sector sanitario desde que se empezó a dibujar una de las redes asistenciales con mayor reconocimiento del mundo por su calidad y universalidad. Los recortes de los últimos años han pasado factura y, en un momento en el que la viabilidad en los términos en los que se ha conocido hasta la fecha está en entredicho, se busca dónde está el agujero del sistema. El paso que ha dado el sindicato Médicos de Cataluña en fiscalizar el salario de la dirección de los centros concertados ha abierto la caja de Pandora y se ha hecho un hueco en la agenda sectorial con derivadas incluso en los tribunales.

Información para el estudio

Su máxima es clara: realizar un estudio “con cara y ojos”, en palabras de uno de sus impulsores, el doctor Xavier Lleonart, de qué porcentaje de los conciertos anuales se reparte entre las cúpulas y cuál riega directamente la red asistencial. Es a partir de esta premisa que, desde el pasado abril y dando ciertos palos de ciego reconocidos por los propios impulsores, intentan recopilar información.

Han recurrido al CatSalut, la Comisión de Garantía del Derecho de Acceso a la Información Pública (GAIP) y han conseguido que incluso  la Autoridad Catalana de Protección de Datos (APDCat) se pronunciara sobre las cuestiones en las que existen dudas.

Debate populista

El principal temor de los gestores que han sido fiscalizados es que su salario, la cifra fría de las retribuciones brutas anuales que perciben --es decir, salario base y todos los complementos añadidos--, derive en un debate populista y estéril sobre la cuantía final.

Médicos en el pasillo de un hospital en Cataluña / EFE

Médicos en el pasillo de un hospital en Cataluña / EFE

Imagen de archivo de un médico en el pasillo de un hospital en Cataluña / EFE

Reconocen que en estos parámetros están muy por encima de lo que se percibe desde el sector privado y por ello han decidido que si se debe abordar un debate en estos términos, se haga con todas las garantías posibles.

Hospital Plató, el laboratorio de pruebas

“Los ciudadanos debemos exigir que nuestros impuestos se usen de la forma más eficiente y con mayor calidad”, indica el director general del Hospital Plató, Jordi Pujol. La pequeña clínica de Barcelona, que funciona con un presupuesto anual de 40 millones de euros, ejerce un papel capital en esta cuestión ya que funciona como laboratorio de pruebas del sector.

Fue el primer centro del que Médicos de Cataluña solicitó información, el primero en que el GAIP resolvió que era de recibo entregar toda la información relativa a los salarios de las cúpulas y el único que ha anunciado que recurrirá la resolución del órgano de transparencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

Debate universal

Sus responsables mantienen que no se trata de una maniobra para evitar que se publiciten los salarios. De hecho, en el único escrito que han presentado ante el Alto Tribunal han renunciado a la congelación como medida cautelar de la resolución del GAIP para que el CatSalut no le entregue a Médicos de Cataluña el informe sobre sus sueldos. El objetivo que persiguen es mayor y un tanto idealista: que el debate sea universal.

Entrada del Hospital Plató de Barcelona / CG

Entrada del Hospital Plató de Barcelona / CG

Entrada del Hospital Plató de Barcelona / CG

Aceptan que es un elemento más a tener en cuenta sobre la calidad de la red asistencial pública, pero piden que se publiciten todos los salarios, no sólo los de la cúpula, los de la sanidad concertada y la pública --con los salarios base más bajos aprobados por el Parlament que se completan con la antigüedad, los objetivos y la actividad docente o la investigación, entre otros-- y que todos cumplan los mismos criterios.

Denuncian que la heterodoxia es tal en ese sentido que, si se quiere evitar un debate sesgado, lo básico es que la radiografía de las retribuciones se obtenga de forma completa.

Eficiencia en la gestión

Introducen, asimismo, un elemento que también se debería abordar en la discusión: la eficiencia de la gestión y la buena gobernanza. Llevar las riendas de una sanidad implica conocer los centros y, especialmente, el sector. Es la clave para terminar los ejercicios o bien en tablas o en superávit y consolidar una dinámica que mejore tanto el rendimiento como las condiciones de empleo y, lo más importante, la calidad de la atención a los pacientes.

Esta es otra de las viejas denuncias de las patronales: que los movimientos políticos no se limitan sólo a las cúpulas de la Administración sanitaria, con consejeros que generen mayor o menor polémica como Toni Comín o sus antecesores en el cargo y su equipo más directo. Se quejan de que también repercute en el segundo nivel y, especialmente, en direcciones de centros de referencia. ¿Es aquí dónde está una parte destacable del agujero de un sistema infrafinanciado?

Temor a las represalias

Son pocos los que hablan de ello abiertamente. Fuentes patronales reconocen que hay cierto temor a las posibles represalias que puedan existir ya que, aunque nadie plantea una sanidad catalana sin centros tan básicos como el Hospital Clínic de Barcelona, el Consorcio Sanitario Parc Taulí de Sabadell o el Banc de Sang i Teixits, entre otros, su actividad depende directamente de los conciertos anuales que se negocian con la Generalitat de Cataluña en un momento de cambio en el que la legislación comunitaria apuesta por la libre concurrencia en los mismos.

Fachada de la Corporación Sanitaria Parc Taulí, donde se integraron 32 empleados de la concertada / CG

Fachada de la Corporación Sanitaria Parc Taulí, donde se integraron 32 empleados de la concertada / CG

Fachada de la Corporación Sanitaria Parc Taulí de Sabadell / CG

Desarrollo de la ley de la transparencia

Todo ello con una legislación catalana sobre la transparencia que no se ha terminado de desarrollar. Incluso los propios responsables de tomar decisiones al respecto afirman que falta pactar criterios tan básicos como la discusión de qué se considera que es un cargo directivo (¿el que tiene poder ejecutivo? ¿el que dispone de poderes notariales de una sociedad?) que en el debate sanitario es capital.

El Gobierno de Carles Puigdemont se ha empezado a poner las pilas al respecto, pero no se espera una aclaración de la norma a corto plazo. De hecho, podrían ser los tribunales con sus primeras resoluciones los que dictaminaran qué camino se debe seguir.

Por lo pronto, el TSJC deberá abordar la resolución que tiene prevista presentar el Hospital Plató. El pequeño centro de Barcelona marcará el criterio.