Reunión entre Gobierno, sindicatos y patronales para subir el salario mínimo interprofesional / EFE

Reunión entre Gobierno, sindicatos y patronales para subir el salario mínimo interprofesional / EFE

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¿Puede España mantener el estado de bienestar?

Expertos del Iese sostienen que España debe mejorar su productividad para garantizar mejores salarios y el actual estado de bienestar

13 febrero, 2020 20:43

El Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos insiste en cuestiones como la subida del salario mínimo. O en medidas concretas a corto plazo sobre la reforma laboral. ¿Pero hay un plan a medio plazo para garantizar el estado del bienestar? Expertos del Iese sostienen que sólo hay un camino para ello, que es la mejora de la productividad, con carácter urgente, que posibilite mejores salarios, creando con ello un círculo virtuoso que en estos momentos no se vislumbra.

Con la actual productividad, históricamente baja en España, “se camina hacia bajos salarios, lo que redunda en una poca contribución a la Seguridad Social y, por tanto, perjudica al Estado de bienestar”. Es el comentario de Alfredo Pastor, que ha diseccionado la economía española, junto al profesor Antonio Argandoña y la directora del departamento de Economía del Iese y consejera del Banco de España, Nuria Mas.

Pactos de la Moncloa

El problema no es de fiscalidad, o de salarios mínimos, a juicio de Argandoña, sino la falta de un plan a medio plazo que el poder político es incapaz de diseñar: “Se habla de subir o bajar impuestos, pero lo que debería acometerse es un plan fiscal, de nuevo, con diferentes preguntas: qué se está dispuesto a pagar, por qué, y a quién se debe cobrar, y a partir de qué necesidades”. Es decir, un acuerdo que debería remitir a los Pactos de la Moncloa, en la transición, cuando partidos políticos muy diferentes, con la batuta del ministro Fuentes Quintana, llegaron a la conclusión de que debían caminar juntos para conseguir unos determinados objetivos.

Los profesores del IESE Alfredo Pastor y Núria Mas.

Los profesores del IESE Alfredo Pastor y Núria Mas.

La economía española se encuentra ahora con diferentes “agujeros”, según Argandoña, después de un ciclo expansivo, que se produjo tras una enorme crisis económica. Esos agujeros, que se iban paliando con los vientos a favor de la economía mundial, y con la inercia de algunas reformas, del gobierno del PP en los primeros años de su mayoría absoluta, se evidencian ahora con mayor claridad. Y una de las cuestiones que se debería abordar es “la poca flexibilidad” del mercado de trabajo.

Cambios en el sistema sanitario

¿Piden los expertos del Iese una mayor facilidad para el despido? No es esa la respuesta, sino encontrar un modelo diferente que no pase, como ocurre ahora, por despedir a los más jóvenes cuando una empresa lo necesita. “Es imposible para un joven iniciar un plan de vida si no tiene una mínima perspectiva laboral”, señala Antonio Argandoña.

Otra de las carencias de España es la falta de coordinación entre diferentes servicios: la sanidad con el servicio sociosanitario, según la profesora Nuria Mas. El sistema de Sanidad en España, de los mejores del mundo, se pensó y se ha practicado durante años con el 80% de los usuarios con enfermedades agudas. Pero esa situación se ha invertido, y ahora el 80% del gasto se destina a enfermos crónicos. Eso “precisa reconsiderar el modelo, pensar en cómo atender a los enfermos sin necesidad de hospitalizarlos, y ahí tiene un papel el servicio sociosanitario”.  

El problema del corto plazo

Argandoña ha sido contundente con el poder político, aunque también con la “sociedad civil”, a la que ha pedido que responda y se posicione, en particular lo ha reclamado a los sindicatos: “¿Dónde están ahora los sindicatos?” Pero sobre el Gobierno ha sido claro: “Con el Gobierno que tenemos dudo que se pueda hablar en serio de una reforma del Estado del Bienestar, que es insostenible demográficamente”.

Sin embargo, Alfredo Pastor, ha lanzado un salvavidas: “Pese a todo, hay que decir que es un Gobierno que no está mal, que puede hacer cosas”, aunque el gran problema es que trabaja, como todos los gobiernos en las democracias occidentales en estos momentos, “a corto plazo, con pocas perspectivas para planes más ambiciosos”.