Un estudio de la Cadena SER, radio que forma parte del Grupo PRISA / SER

Un estudio de la Cadena SER, radio que forma parte del Grupo PRISA / SER

Business

El precio de Prisa cae al nivel del de la SER cuando salió Godó

La editora de medios se mueve en zona de mínimos históricos en bolsa mientras busca medidas a corto plazo para reducir su abultado endeudamiento

6 noviembre, 2022 00:00

Prisa se acerca al abismo. La editora de El País cotiza en zona de mínimos históricos en bolsa fuertemente golpeada por las agresivas subidas de tipos de interés que impactan en el coste de financiación de su elevada deuda. La penalización ha llegado al punto en que, en estos días, su capitalización, en torno a los 240 millones de euros, es similar a la valoración que hizo de uno de sus activos, la cadena SER, hace apenas unos meses, con ocasión de la recompra del 20% al Grupo Godó.

A comienzos de 2022, Godó y Prisa pusieron fin a una relación que se extendió algo más de una década y media con la venta de la participación que la editora de La Vanguardia tenía desde 2006 en el negocio de radio de Prisa, que fue la que actuó como comprador a cambio de 45 millones de euros. 

Cae cinco veces más que el Ibex

Así, la transacción supuso valorar el 100% del negocio de radio de la cotizada, incluido en su filial Prisa Media, en 225 millones de euros. Una cifra que, unos meses después, se asemeja a la valoración que el mercado hace del total de la compañía, en la que también se incluye el resto de los medios de comunicación de su propiedad, entre ellos los diarios El País, Cinco Días y As, además de la parte que aún conserva en el ámbito educativo a través de Santillana

Desde que comenzó el año, las acciones de Prisa se han desplomado cerca de un 42%, una cifra que contrasta con la de los descensos del Ibex 35, notablemente más moderada, en el entorno del 8,5%. 

Castigo del BCE

La debacle de la compañía que preside Joseph Oughourlian, su primer accionista a través de Amber Capital, se inició poco antes del verano, cuando el Banco Central Europeo (BCE) dio por terminado el programa de estímulos que activó con motivo de la crisis del coronavirus y se vio obligado a acelerar la subida de los tipos de interés para tratar de controlar la inflación.

La subida del precio oficial del dinero, mucho más intensa de lo previsto, se ha convertido en un problema inesperado para las empresas con un notable apalancamiento, dado que los costes de financiación de la deuda se han disparado. 

En el caso de Prisa, el propio Oughourlian admitió en una reciente comparecencia pública con motivo de su participación en un desayuno informativo que el acuerdo de refinanciación que la compañía logró firmar a finales de febrero, apenas unas horas antes de que se iniciara la invasión rusa de Ucrania, no es suficiente para aliviar los problemas financieros de la compañía.

“La operación no significa que la deuda haya dejado de ser un problema; tenemos que rebajarla tanto en términos absolutos como relativos”, señalaba hace apenas unas semanas.

Salida masiva de socios

Antes de que el BCE anunciara el cambio de rumbo en la política monetaria de zona euro, las acciones de Prisa cotizaban a un precio muy próximo al que habían cerrado el año 2021; a partir de finales de mayo comenzó un desplome que amenaza con seguir llevando al título a terrenos inexplorados.

Lo cierto es que en los últimos dos años han sido varios los socios que han abandonado el capital de Prisa o de alguna de sus filiales a precios notablemente superiores a los actuales. Fue el caso del banco HSBC, presente en la compañía como resultado de una operación de capitalización de deuda y que salió a comienzos de 2021 a un precio de 0,93 euros por acción, es decir, casi el triple de la cotización actual.

El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, durante la última junta de accionistas de la compañía / EP

El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, durante la última junta de accionistas de la compañía / EP

Este año, poco después de la desinversión de Grupo Godó, fue Telefónica la que se deshizo de gran parte de su paquete en la editora (que alcanzaba por entonces el 9%), que fue adquirido por un grupo de productores afín al Gobierno en una transacción que valoró los títulos de Prisa en 0,68 euros, un 106% más que el cierre del pasado viernes.

Mientras diversos socios salen de la empresa, Oughourlian comprueba cómo la inversión de Amber Capital se deprecia por momentos. Su participación, que roza el 30% que la ley marca como límite para no tener que lanzar una opa por la totalidad, está valorada en apenas 72 millones de euros, cifra que se contrapone con el montante de 300 millones de euros enterrados por el fondo. 

Recuperar 300 millones

Tras acceder a la presidencia a finales de 2020, después de promover la salida de su antecesor, Javier Monzón, con el apoyo del entonces socio presente Telefónica, el inversor de origen armenio aseguró en una entrevista pública en el propio El País que su principal intención era recuperar esa cantidad y no “hacer favores al Gobierno” como se comentaba en los mentideros del sector. 

Ante los intentos en vano de reducir la deuda y la presión de la subida de tipos que ahoga cada vez más a Prisa, el consejo de administración ha planteado la posibilidad de llevar a cabo una ampliación de capital, según ha informado recientemente El Confidencial, que además citaba el interés de Mediaset en participar en dicha maniobra. 

El Gobierno, a la defensiva

No obstante, el mismo medio también ha apuntado en las últimas horas que el Gobierno de Pedro Sánchez no ve con buenos ojos la entrada del grupo controlado por el magnate italiano Silvio Berlusconi y que no dudará en emplear el llamado “escudo antiopas” para impedirlo.

Una estrategia que ya siguió cuando Vivendi trató de incrementar su peso en el capital de Prisa y terminó por desistir ante la demora del Ejecutivo en responder al permiso solicitado para superar el umbral del 10%. El gigante francés de los medios de comunicación es otro de los socios que, vista su situación de bloqueo, podrían iniciar en breve un proceso de retirada.