Uno de los pequeños supermercados de Barcelona / EP

Uno de los pequeños supermercados de Barcelona / EP

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Los pequeños supermercados, en peligro por la escalada de costes

La subida de la luz y la inflación presionan al comercio y sitúan en riesgo de cierre a las pymes de sectores como la distribución alimentaria

26 marzo, 2022 00:00

La escalada de precios desenfrenada que están sufriendo los consumidores ha golpeado también a las empresas. Uno de los sectores más afectados es el de los comercios dedicados a la alimentación, ya que sufren una combinación de incrementos de costes: desde el recibo de la luz hasta la subida de los productos que escasean como consecuencia de la guerra, la crisis logística y la inflación.

"Las elevadas facturas de la luz pueden provocar la quiebra de algún negocio, la gente al final cerrará", alerta Ángela Sánchez, directora de Retail de la firma consultora Laborde Marcet, que apunta a los supermercados. "En el sector de la alimentación, les asusta más la situación actual que por la pandemia", asegura.

Las empresas "cerrarán"

Sánchez señala que actualmente "no llegan productos, no hay trigo, no hay aceite de girasol" y que los supermercados "están haciendo pedidos de productos y llega una cuarta parte de lo que han pedido". Más allá del riesgo de cierres, la actitud cautelosa por parte de los consumidores ante la subida de precios combinada con la bajada del turismo supone que "la gente se lo piense bastante a la hora de abrir nuevos negocios".

“Es muy grave, en unos meses se ha más que doblado el coste de la energía”, lamenta Josep González, presidente de honor de Pimec, que advierte que “si no se arregla, estas empresas cerrarán”. Además, reprocha que algunos sectores se beneficien de los costes más elevados, mientras que “muchos no resistirán”.

Un supermercado en el que faltan varios productos por el desabastecimiento derivado de la huelga de transportistas / Cézaro De Luca - Europa Press

Un supermercado en el que faltan varios productos por el desabastecimiento derivado de la huelga de transportistas / Cézaro De Luca - Europa Press

Provocará pérdidas

“No es tan lejano, cerrarán”, sentencia. “El gran reto de la economía española es controlar la inflación”, apremia González. De lo contrario, la guerra, la oferta insuficiente en determinados productos y los problemas de distribución tendrán “repercusiones” en el tejido productivo.

La consultora ERA (Expense Reduction Analysts), que asesora a supermercados, entre otras compañías, para asegurar las cadenas de suministro, también ve riesgo de que algunas firmas del sector quiebren o, al menos, interrumpan su actividad "porque funcionar a pérdidas no es una manera de seguir operando". "Si tienes costes por encima de lo que ganas, el margen no consigue compensar el producto", indica Fernando Vázquez, socio consultor de la compañía.

Se alargará hasta 2023

Vázquez define la situación como "muy preocupante": "No sé si estamos teniendo el suficiente foco y atención con la importancia de todo esto". "Las empresas lo van a pasar mal, tenemos un año 2022 muy complejo por delante y un 2023 regular, si no malo", detalles.

El consultor sospecha que esta coyuntura económica adversa se va a prolongar en el tiempo porque "no es solo por la guerra de Rusia, se venía cociendo de antes: la subida de precios se empezó a gestar en 2021". Apunta a factores como "el cambio de política energética europea", los "planes de Rusia para generar tensión en Europa" intentando reducir los niveles de almacenamiento de gas o el "exceso de liquidez en el mercado por las ayudas de los gobiernos". Aspectos que "provocaron una inflación galopante": "La guerra afecta porque hay menos oferta, pero no es el único factor", zanja.

Pérdidas de dos millones

Joan Carles Calbet, presidente de Retailcat, añade que más allá de afectar a los pequeños distribuidores, "los problemas son proporcionales" y pueden impactar también las operaciones de las cadenas de supermercados, que según sus cálculos, pueden ver sus cuentas deterioradas en dos millones de euros al año solo por la crisis energética. "Estamos multiplicando el coste de la luz por tres y cuatro, es insostenible", lamenta.

Como solución "urgente", plantea que el Gobierno baje impuestos como el IVA, fije un tope de precios o desvincule el cálculo del precio de la electricidad del gas. Ante esta situación que considera inquietante, se muestra decepcionado con que no haya mayor indignación social: "Hasta me sorprende que no haya más protestas", admite.