Pablo Casado, presidente del PP, en su discurso de la convención del partido en Valencia / EP

Pablo Casado, presidente del PP, en su discurso de la convención del partido en Valencia / EP

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Paradores, Loterías, Correos… las privatizaciones que tiene en mente el PP

Los ‘populares’ retomarán la venta de compañías públicas en el caso de que lleguen a Moncloa con el fin de obtener ingresos extra para desarrollar su programa contra los efectos de la crisis

5 octubre, 2021 00:00

El Partido Popular (PP) tiene la firme intención de volver a recurrir a la privatización de compañías públicas en el caso de que se haga próximamente con el Gobierno de la nación. El equipo económico de la formación política a las órdenes de Pablo Casado ya trabaja en un plan en el que se incluyen empresas como Paradores, Loterías y Apuestas del Estado e incluso Correos o Renfe.

El propio líder de los populares dio alguna pista este domingo durante su intervención en el cierre de la convención del partido, que tuvo lugar en la plaza de toros de Valencia. Casado expuso las principales líneas de actuación que llevará a cabo si toma el relevo de Pedro Sánchez como inquilino del palacio de La Moncloa; en materia económica se centró en una rebaja generalizada de impuestos pero, además, incluyó “sacar a bolsa las empresas públicas que ahora sirven para colocar a familiares y amigos”.

La última, en 2015

Entre mensajes plagados de contenido político, soflamas partidistas y ataques al Gobierno y sus socios ante un público enfervorizado y entregado, la medida pasó completamente desapercibida, pero lo cierto es que a comienzos del presente ejercicio se cumplieron nada menos que seis años desde la última privatización, como fue la de Aena. Y, además, fue la única que logró sacar adelante un gobierno popular con mayoría de absoluta en el Congreso de los Diputados.

Además, aquella operación fue culminada no precisamente sin considerables dificultades, por las batallas internas y las fuertes discrepancias en el Consejo de Ministros, que estuvieron muy cerca de dar al traste con la salida a bolsa del gestor de la red pública de aeropuertos.

Sede de Aena

Sede de Aena

El intento de Zapatero

La hoja de ruta económica de Casado incluye como uno de sus elementos estrella en materia económica el regreso de la política de privatizaciones, como una fuente de ingresos extraordinarios con los que paliar los efectos de la crisis, financiar las rebajas fiscales que también jalonan el programa de los populares y corregir determinados desequilibrios como la deuda y el déficit públicos.

Uno de los nombres que se encuentra encima de la mesa es el de Loterías y Apuestas del Estado. Considerada como una de las joyas de la corona del patrimonio público, ya estuvo cerca de ser parcialmente privatizada bajo los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. En plena crisis financiera, con España al borde del rescate, el Gobierno socialista inició los trámites para sacar al mercado un porcentaje minoritario de la sociedad que gestiona las actividades de juego promovidas por el Estado, a través de una salida a bolsa para la que llegaron a nombrarse entidades financieras asesoras.

Proceso abortado

Con las acciones transformadas en anotaciones en cuenta e inscritas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la operación se interrumpió cuando la Comisión Europea dio un serio aviso por carta a Moncloa sobre las medidas de carácter urgente que debería adoptar para evitar males mayores. Los ingresos por una hipotética venta parcial de Loterías quedaban en mera anécdota.

En su día, la compañía llegó a valorarse en algo más de 12.000 millones de euros, lo que hace más que atractiva la opción de sacar al mercado un porcentaje del capital, aunque lo más probable sería que el Estado se quedara con una participación mayoritaria, como ya sucediera con Aena, por el carácter estratégico de la sociedad desde el punto de vista fiscal.

El caso de Paradores

No sucede lo mismo con Paradores, otra de las empresas públicas que habitualmente está en el radar de las posibles privatizaciones. Actualmente presidida por el anterior secretario de Estado de Transportes, Pedro Saura, que sucedió al ahora jefe de gabinete de Presidencia, Óscar López, la compañía se recupera a buen ritmo de la crisis del coronavirus, que tanto ha golpeado al sector del turismo mientras traza planes para su expansión internacional.

Su posición económica saneada, al menos antes de la irrupción de la pandemia, le ha situado habitualmente en un lugar privilegiado para una eventual privatización que, además en su caso, sí permitiría al Estado desprenderse de una parte mayoritaria de su capital.

Un tamaño desproporcionado

Más complicadas se antojan las operaciones para dar entrada al capital privado en sociedades como Correos o Renfe. En el caso de la primera, la experiencia de algunos países del entorno con sociedades análogas, como Reino Unido y Portugal ha sido dispar en cuanto a los resultados, y ha generado polémica en torno a la valoración, con acusaciones a los respectivos de gobiernos de “regalar” la empresa a manos privadas.

Además, en el caso de Correos sus grandes dimensiones complican aún más el proceso, al que cabe unir su carácter estratégico, que haría que el Estado vendiera tan sólo un porcentaje que en ningún caso se aproximaría siquiera al 50%.

Un saneamiento necesario

En cuanto a Renfe, durante el mandato de Mariano Rajoy se dieron algunos movimientos para explorar la posibilidad de atraer inversores internacionales con vistas a una posible privatización parcial. Incluso, el entonces presidente de la empresa, Pablo Vázquez, apuntó esa posibilidad en una entrevista que concedió a Financial Times, en la que señalaba que, en todo caso, el Estado mantendría una posición mayoritaria y que la maniobra precisaría de una mejora en la eficiencia de la empresa.

El principal problema, en efecto, para una potencial venta parcial de Renfe estriba en las notables pérdidas que acumula en los últimos años, lo que obligaría a aquel Gobierno que decidiera privatizarla llevar a cabo antes un ejercicio de saneamiento, como se hizo en su día con Aena, lo que incluyó un duro y costoso ajuste laboral.