Una de las concentraciones contrarias a la explotación minera de Berkeley en Salamanca

Una de las concentraciones contrarias a la explotación minera de Berkeley en Salamanca

Business

La mina ‘fantasma’ de Berkeley se desangra en Bolsa y pierde 817 millones

Las dudas sobre el futuro de la explotación salmantina impiden que la empresa australiana se agarre al ‘boom’ del uranio, que ha subido un 45% en los últimos siete meses

21 noviembre, 2018 00:00

Los 258 millones de acciones con los que la empresa minera australiana Berkeley iniciaba, el pasado 18 de julio, su cotización en la Bolsa española, prácticamente no valen nada cuatro meses después.

Aquellos 845 millones de euros de valor que alcanzaban los títulos a principios de agosto, cuando llegaron a cotizar a 3,27 euros, se han evaporado. Al cierre de la sesión de este martes, los 0,148 euros que valían las acciones dejaban a la empresa cotizada australiana en una raquítica capitalización de 38 millones.

"Vamos a hacer la mejor mina del mundo en Salamanca"

Una hecatombe bursátil que convierte en papel mojado el optimista vaticinio lanzado por el consejero delegado de Berkeley Energía, Paul Atherley, que el día del debut en el parqué madrileño se atrevía a asegurar que “vamos hacer la mejor mina del mundo en Salamanca”. Cuatro meses después, todo sigue empantanado en torno a este proyecto.

Y nada hace presagiar que, en el corto y medio plazo, vaya a concederse la licencia urbanística necesaria, por parte del Ayuntamiento salmantino de Retortillo, ni que el Ministerio para la Transición Ecológica vaya a proceder a autorizar la explotación minera.

Evaluación de riesgos radiológicos

Antes de que se pronuncie el departamento dirigido por Teresa Ribera, debe evacuarse el informe preceptivo del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), organismo que sigue esperando a que Berkeley facilite los datos solicitados sobre la instalación, relativos a la evaluación de riesgos radiológicos.

Además, la Unión Europea debe emitir un dictamen sobre la evacuación de residuos radiactivos conforme al articulo 37 del Tratado Euratom, al afectar a otro país miembro, como es Portugal.

El nuevo 'boom' del uranio pasa de largo

Todas estas incertidumbres están provocando que Berkeley no esté siendo capaz de aprovechar el ‘boom’ del uranio que se está produciendo en los últimos meses, coincidente con la salida a Bolsa de la empresa kazaja Kazatomprom, el mayor productor del mundo, la escasez de producto provocado por los cierres de minas acaecidos desde 2011, tras el accidente nuclear de Fukushima, o las expectativas de una renovada apuesta de China por la energía nuclear.

Circunstancias que han llevado el precio de esta materia prima a rozar los actuales 30 dólares por libra, un 45% más que hace siete meses, cuando tocaba mínimos anuales en torno a los 20 dólares.

Son precios todavía muy lejanos a los 72 dólares que marcaba el uranio antes del accidente de Fukushima, pero con buena disposición a la subida gracias al apoyo de los inversores.

La mina de Salamanca, cuestión de Estado

Además de no agarrarse a esta subida del uranio, Berkeley está viendo cómo su proyecto en Salamanca se ha convertido en una cuestión de Estado, con la presión añadida para el Gobierno español que Portugal quiera también ser partícipe de los informes medioambientales que se emitan sobre las minas de Salamanca proyectadas por la australiana Berkeley, dada la proximidad de las mismas a su territorio.

Tan alta es la preocupación de las autoridades lusas sobre este asunto que el tema será uno de los que se aborde este miércoles en Valladolid, en el marco de la trigésima Cumbre Hispano-Portuguesa, encabezada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente luso, Antonio Costa.

Portugal, antinuclear y sin minas de uranio

En la preparación de esta cumbre, el pasado 8 de noviembre, los representantes del Gobierno español aseguraron a los lusos que el visto bueno para el complejo minero de Berkeley en Retortillo está muy lejos de producirse.

Además, se da por descontado que Portugal, que renunció en los años setenta a albergar centrales nucleares en su territorio y que decidió cerrar las minas de uranio a principios de siglo, muestre su disconformidad, cuando tenga que pronunciarse, sobre los riesgos de la explotación minera a tiro de piedra de algunas de sus poblaciones próximas a la frontera española.