La nave industrial situada en el número 125 de la calle Llull, antigua sede de la empresa Reymatex en el 22@ / CG

La nave industrial situada en el número 125 de la calle Llull, antigua sede de la empresa Reymatex en el 22@ / CG

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La manzana más cara del 22@ queda libre

El traslado de las empresas Privalia y Reymatex deja disponible una de las naves industriales de una isla estratégica del Poblenou en un momento de desarrollo inmobiliario en la zona

20 agosto, 2021 00:00

Una nave del barrio posindustrial del Poblenou de Barcelona ha quedado disponible en plena fiebre inversora por desarrollar proyectos inmobiliarios en el distrito de innovación y negocios del 22@. Al traslado de Privalia a L’Hospitalet con el fin de pagar un alquiler menor se ha añadido ahora la marcha a la misma ciudad por parte de Reymatex, empresa dedicada a la distribución de máquinas de coser industriales.

De hecho, la compañía de maquinaria textil se ha trasladado esta misma semana al pasaje Montserrat Isern 13-15, un polígono industrial cercano a Fira Gran Via, y sus anteriores instalaciones en el número 125 de la calle Llull han quedado vacías. Su hasta ahora vecina empresa, Privalia, todavía tiene actividad en el espacio de Poblenou y los trabajadores están a la espera de instrucciones para saber si se les trasladará por completo al nuevo recinto de L’Hospitalet o, por el contrario, la firma mantendrá presencia en su actual sede.

Una manzana estratégica

Además del posible interés que pueda despertar el espacio en el mercado inmobiliario, la nave ubicada en Llull, 121-125 se encuentra en una isla que forma parte del proyecto urbanístico del Ayuntamiento de Barcelona para el 22@. Conformada por naves de baja altura, que alojan también a los centros de formación creativa BAU y L'ídem y al espacio Valkiria, la manzana tiene pendiente la cesión de 4.200 metros cuadrados para construir un equipamiento de servicios municipales y un espacio verde, tal y como prevé el plan de mejora urbanística (PMU) correspondiente, el del sector Llull-Pujades (Ponent). La ejecución de este proyecto podría costar al consistorio hasta 8,4 millones de euros, principalmente en indemnizaciones y construcción.

La gran incidencia de cargas derivadas de las actividades y construcciones existentes disparan los costes por metro cuadrado, que son los más elevados de todo el plan, hasta el punto de que el documento municipal identifica la necesidad de esperar al momento propicio desde el punto de vista de vencimiento de contratos de alquiler, amortización de industrias o demanda inmobiliaria. Sin embargo, esta manzana es una de las que aún tienen pendiente de aprobación el plan especial de mejora, por lo que el futuro en cuanto a los posibles usos y proyectos está por concretar. La actual calificación urbanística de la parcela de terreno no admite la construcción de vivienda, de modo que, de ser reformada, debería mantener los usos con los que está registrada: industriales o de oficinas.

El acceso a la antigua nave de Reymatex, con un cartel que anuncia el traslado y otra parcela en obras de fondo / CG

El acceso a la antigua nave de Reymatex, con un cartel que anuncia el traslado y otra parcela en obras de fondo / CG

¿Un nuevo edificio?

Dadas las circunstancias, existen por lo menos tres posibles salidas para el espacio liberado por Privalia y Reymatex: alquilar la actual nave a otros inquilinos, derrumbarla para hacer otro edificio manteniendo los usos actuales --opción que coge más peso según los trabajadores de la zona y una de cuyas posibilidades sería la construcción de oficinas-- o, menos probable, precipitar la mencionada cesión al ayuntamiento, ya que la parcela dispone del espacio suficiente que necesitaría la Administración municipal.

Tal y como explica la abogada Arantxa Goenaga, socia de Círculo Legal Barcelona, “actualmente en el 22@ están pendientes de que se apruebe una modificación puntual del Plan General Metropolitano, porque han visto que tiene una serie de deficiencias que deben mejorarse para hacerlo más sostenible e inclusivo”. Ello implica una suspensión de las licencias para rehabilitar edificios. “Cuando se quiere modificar el plan general metropolitano se suelen paralizar todas las licencias que no sean urgentes y se limita a los edificios a que mantengan el uso que ya tienen”, señala la especialista en derecho inmobiliario.

Una votación clave

Según Goenaga, los propietarios de la parcela “solo podrán realizar el mismo uso al que está destinado actualmente”. Eso sí, también “se puede intentar vender al consistorio para que se haga el equipamiento y espacio verde, pero esta última opción la veo difícil hasta que se apruebe la modificación pública”, analiza la abogada.

Fuentes del distrito coinciden en que, al estar pendiente el planeamiento, el futuro de la nave quedará probablemente vinculado a la reforma del 22@, cuya votación pasará por el plenario este próximo otoño. Teniendo todos estos factores en cuenta, Goenaga concluye que “lo normal es que esperen a que se apruebe el nuevo plan para ver si pueden hacer un cambio de uso del mismo”. Lo que nos llevaría a una cuarta posibilidad: aguantar cualquier posible reforma o proyecto teniendo en cuenta estos plazos. En definitiva, esperar.