El Gobierno catalán corregirá costumbres con el impuesto a los refrescos, como los de la imagen / CG

El Gobierno catalán "corregirá costumbres" con el impuesto a los refrescos, como los de la imagen / CG

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Los médicos españoles se alían a favor del impuesto antiobesidad 

Los profesionales apoyan la aplicación de tasas a las bebidas azucaradas, como en México, Francia, Reino Unido y diez estados de EEUU

26 junio, 2016 00:00

La batalla contra el tabaco, que cada año mata -según datos oficiales- a unos 60.000 españoles, se ampliará a los azúcares añadidos en bebidas. Dinamarca, Francia, Hungría, México, Noruega, Suráfrica y diez estados de EEUU les han aplicado o tienen en marcha un impuesto especial. Además de llamativas advertencias sanitarias, prevén extender la tasa a otros productos sobradamente edulcorados.

La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), que aglutina a más de 30.000 médicos, también se ha sumado a esta batalla. La OMS, la FDA y otros organismos sanitarios han puesto a este compuesto químico descontrolado la etiqueta de enemigo público de la salud. Lo señalan como principal culpable de la obesidad, enfermedades cardiovasculares y otras como la diabetes, y ayudante en cánceres de mama, colon e hígado.

25.000 muertes “dulces”

La Semfyc ha elaborado un documento que sigue los pasos del Reino Unido, en el que se refleja la evidencia científica de los devastadores efectos del azúcar. Investigadores de la Universidad de Harvard han calculado que el consumo de estas bebidas provoca allí 133.000 muertes al año por diabetes, 45.000 por enfermedades cardiovasculares y 6.450 por cánceres.

Un estudio español, dirigido por el médico Javier Martín, del hospital madrileño Severo Ochoa y publicado en la revista Medicina Clínica, atribuye más de 25.000 muertes anuales al exceso de peso y al consumo de estas bebidas.

Impuesto e impacto

La asociación española de médicos propone gravarlas con un impuesto de 30 céntimos por litro, similar al que se implatará el 1 de enero en Reino Unido. El ejecutivo de Cameron espera recaudar 600 millones de euros al año, que destinará a la promoción del deporte infantil.

 Imagen de la campaña a favor del impuesto sobre los refrescos azucarados en Reino Unido.

“La legislación no permite aquí impuestos finalistas, pero la medida frenará el consumo", asegura Rodrigo Córdoba, portavoz del grupo. En México, segundo país con más obesos tras EE UU y uno de los mayores consumidores de Coca-Cola, se han logrado bajar el 12% las ventas en un año y en Carolina del Sur, el 17%, según Córdoba.

Tiene previsto llevar la iniciativa al Congreso de los Diputados en cuanto se ponga en marcha la nueva Comisión de Sanidad. La Asociación Médica Británica y la OMS consideran que el impuesto debe alcanzar un 20% sobre el precio para tener un impacto en la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.

Intento fallido de Mas

Los apoyos políticos en España son una incógnita. Rajoy viene aplicando su filosofía de mejor no hacer nada. Y el Ministerio de Sanidad no tiene en su agenda imponer impuesto alguno. Podemos y C's no han concretado en sus programas otra medida que el veto, ya en marcha, a estas bebidas en los colegios.

El PSOE se ha mostrado partidario de aplicar en la lucha contra la obesidad la experiencia de la ley del tabaco, aprobada a la segunda por el Ejecutivo de Zapatero en 2011. Pero los impuestos son palabras mayores. Pueden tomar nota del intento de Artur Mas.

Su anuncio en 2013 de una tasa, para financiar de paso el procés, pasó a mejor vida tras la visita al entonces President del embajador estadounidense Alan D. Solomont. El diplomático le comunicó el malestar de Coca-Cola y Pepsi con la medida y le sugirió que podrían caer las inversiones estadounidenses en Cataluña.

Latas de Coca Cola y Pepsi en una imagen de archivo.

Trabas de la industria

"La industria pondrá trabas similares a las tabaqueras, de las que está copiando estrategias, la creación de grupos de presión y el control de instituciones. Pero el éxito en España dependerá de la voluntad política”, subraya Córdoba, al frente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que impulsó la ley del tabaco.

Ciertamente se trata de una industria que produce en el mundo 181,1 millones de toneladas al año y tiene una facturación para la que faltan ceros. Además, ha demostrado un dominio total de los lobbies científicos desde los años 70, y un poder creciente para influir en las políticas sanitarias de los países.

Las "puertas giratorias" son clamorosas. A modo de ejemplo, la agencia española de seguridad alimentaria (AECOSAN) ha estado dirigida bajo el mandato de Mato hasta el 2014 por la ex directora científica de Coca-Cola, Ángela López de Sá y Fernández. Josep Puxeu, secretario general de Agricultura y alimentación y ex secretario de Estado del medio rural, rige actualmente la patronal del refresco (Anfabra).

Argumentario tabaquero

El penúltimo argumento de las azucareras es que hay un amplio consenso científico de que “no existen alimentos buenos o malos, sino dietas equilibradas y desequilibradas”. Pero falta el consenso para etiquetar un micronutriente como el azúcar como adictivo, por lo que su consumo es "algo opcional". Parecido a lo que se decía en principio del tabaco.

También esgrimen los empresarios que se perderán miles de puestos de trabajo y se perjudicará a las clases más pobres, ya que los impuestos dispararán los precios. Pero todo indica que, como las tabaqueras, asumirán este coste porque sublevaría que engordar o llegar a la diabetes, como ir ahogando los pulmones, nos cueste más caro.