Fairmont Juan Carlos I: el hotel de las corruptelas y los líos. La denuncia por estafa de la propiedad contra dos compañías del empresario Joan Gaspart, exgestor del alojamiento, es el colofón a la historia negra de uno de los mejores establecimientos de Barcelona.
Directivos del sector alojativo de la capital catalana ven la querella del príncipe saudí Turki Ben Nasser por presunta ocultación de una deuda de 16,6 millones en el hotel, como un "chantaje". ¿Cómo lo defienden? "Si bien es cierto que Gaspart y Husa Hoteles dejaron un agujero en el Juan Carlos I cuando se les echó en 2010, hay que preguntarse por qué la querella llega ahora, ocho años después", indican. ¿Por qué lo hace? "Porque es ahora que la Seguridad Social ha reclamado la deuda a Barcelona Project's SL, propietaria del activo. Y porque es ahora que el noble árabe se quedó sin dinero", han agregado.
Detenido por corrupción
Quedarse sin dinero es quizá una exageración cuando se habla de Turki Ben Nasser Al Saud. Lo que sí es más ajustado son dos elementos. Uno, las obligaciones que reclama la Seguridad Social han torpedeado el plan de negocio del resort de cinco estrellas que corona la avenida Diagonal de Barcelona desde el año olímpico 1992, y que se embarcó en una portentosa reforma de 37 millones de euros en 2016. Y dos, el príncipe, a la sazón ex ministro saudí de Medio Ambiente, acaba de salir de prisión preventiva en Arabia Saudí tras ser arrestado en noviembre en una macrooperación contra la corrupción en la que se detuvo a once altos cargos gubernamentales.
Vista de la zona de piscina del hotel Fairmont Juan Carlos I de Barcelona / CG
"El príncipe acaba de salir de la cárcel. Su situación legal no es la mejor, desde luego. Ya no puede firmar, como antes, los cheques que eran necesarios cuando salían pufos que había dejado Husa en sus años de gestión", ha indicado el consultor de una conocida firma. De hecho, once miembros de la dinastía de la casa real saudí fueron arrestados en el país del Golfo en enero en una protesta contra la nueva política anticorrupción del Ejecutivo nacional. Se quejaban de que el gobierno les había cortado los pagos de los suministros básicos, según informó la CNN.
El Pacto de Marruecos
Antes, la chequera saudí ha tapado muchas de las sorpresas que dejó Husa Hoteles en el Fairmont Juan Carlos I durante sus dos etapas de gestión, pese a que Husa insiste en que "todo quedó auditado y firmado". La primera etapa (1992-1996) acabó con un duro enfrentamiento entre Joan Gaspart, heredero de la entonces floreciente cadena hotelera, y Ben Nasser. "Lo acabaron echando. Pero su relación no acabó en ese momento. El hotelero convenció al príncipe de que el cartel de Husa debía permanecer en la fachada, pues daba valor al activo", explica otro consultor al ser preguntado por este medio.
¿Qué ocurrió después? "Llegó un ínterin. Y después, el llamado Pacto de Marruecos. Gaspart y Ben Nasser se encontraron en una ciudad del estado alauí a mediado de 2000. El dueño de Husa convenció al noble de que debía volver a la gestión. ¿Cómo? Se entiende que, de algún modo, pensaban que así se podría facilitar la prórroga de la concesión municipal del terreno donde reposa el alojamiento. Dicho permiso vence en 2039. Con Gaspart en la gestión, un hotelero reconocido y limpio por aquel entonces, pensaban que sería más fácil negociar otra cesión con el ayuntamiento", ha añadido la misma fuente.
Una tras otra
Lo que podría haber sido la redención de Husa en el complejo urbano –que comprende el hotel de 432 habitaciones, el Palacio de Congresos de Barcelona, un spa y el jardín y piscina exteriores– no llegó. El Pacto de Marruecos no se respetó: la hotelera renegoció el alquiler a la baja cada año, hasta que acabó impagando. En 2010, la propiedad la volvió a echar.
Plano cenital del hotel del 'hall' del cinco estrellas Fairmont Juan Carlos I de Barcelona / CG
"Fue otra salida traumática. Gaspart dejó nóminas impagadas, la cocina del Palacio de Congresos con deuda y empleados que había que subrogar y, por lo que se ve, obligaciones sin abonar. Cuál fue la sorpresa de Ben Nasser cuando vio que su gestor dejaba una empresa de cáterin medio quebrada en el resort y continuaba haciendo negocio, y la competencia, con otra propia", lamentan otras fuentes.
Fairmont se 'mete en un jardín'
Gestión de Activos Turísticos (GAT) tomó el mando del cinco estrellas cuando el también expresidente del FC Barcelona salió, de nuevo, del Juan Carlos I por la puerta de atrás. La propiedad buscó gestor. Ben Nasser se prodiga poco por España –sus intereses los representa la consultora Auric Partners SL– y estaba harto de líos, por lo que se abrió una puja por el establecimiento.
En 2014 –año en que Husa se declaró en concurso de acreedores– llegó la canadiense Fairmont, que exigió una reforma y unas condiciones que, según el sector, son "leoninas". La renovación empezó finalmente en 2016, con el objetivo de estar completada este año. No obstante, los regalos que dejó Gaspart por el camino han enmarañado el plan de amortización de la misma. Se completará con retraso y tras renegociar con el banco que prestó los fondos: Bankinter, según detalló El Confidencial. "El hotel funciona. Llena y aprovecha las sinergias con el Palacio de Congresos. Pero el último pufo del exgestor se ha cargado la amortización de la renovación. Fairmont calla, observa y cobra. Y la propiedad denuncia penalmente a Gaspart para no ser responsable subsidiaria de la deuda, como busca la Seguridad Social. O para arañar algo a su antiguo socio. Es el resort de los líos y las corruptelas cuando no hay motivo para que lo fuera. Una pena", lamenta un directivo de la industria.