Javier Valls Taberner, presidente del Banco Popular hasta 2006 / EFE

Javier Valls Taberner, presidente del Banco Popular hasta 2006 / EFE

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Javier Valls Taberner, el último banquero de los 'siete grandes'

La muerte del expresidente del Banco Popular simboliza el fin de una generación de frontera, protagonista del cambio de modelo productivo y puente hacia una etapa de concentración y liberalización

23 marzo, 2022 00:00

La estirpe financiera de los Valls Taberner dio un giro copernicano en el momento de la creación del Banco Atlántico, en 1963, presidido por Casimiro Molins, el empresario cementero que trató de impulsar la llamada banca industrial de la época. En el nudo del Atlántico, que dio vida a Autopistas Concesionarias (ACESA), se congregaron altos cargos y ejecutivos de las finanzas vinculados al Opus Dei, la prelatura cuyos miembros tuvieron un papel destacado en la modernización del aparato productivo del antiguo régimen, a través de la convertibilidad de la moneda y los planes de estabilización.

En el germen de la transformación que significó el fin de la autarquía económica, coincidieron Laureano López Rodó (comisario del plan de desarrollo), los hermanos Luis y Javier Valls Taberner (accionistas y copresidentes del Banco Popular) y Josep Termes, consejero delegado del mismo banco y presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB), la patronal del sector. En el mismo despegue participaron otros destacados empresarios y banqueros, como Pablo Bofill de Quadras, Josep Ferrer o Guillermo Bañares.

Rigor y prudencia

Completado aquel salto propulsor, Luis y Javier Valls Taberner retomaron sus tareas en el Popular, la entidad de la que ya eran accionistas, fundada mucho antes, en 1926, por el político conservador Emilio González-Llana. Luis, el mayor de los hermanos, fue el alma máter del Popular durante más de medio siglo. La entidad se convirtió en un banco comercial puro, dotado además de actividades financieras de alto valor y de una cartera de inversiones marcada por el signo de la prudencia.

El rigor del banco de los Valls Taberner fue una seña de identidad durante las décadas de esplendor de los llamados siete grandes (Banesto, Hispano Americano, Santander, Central, Bilbao, Vizcaya y Popular). Los hermanos compartieron entorchados con la generación mítica de Alfonso Escámez (Central), Ángel Sánchez Asiaín (Bilbao) y Emilio Botín (Santander), a lo largo el despegue económico de los sesentas y setentas, dos décadas inflacionarias marcadas por los altos tipos de interés.

El brazo internacional del Popular

Luis Valls, fallecido en 2006, representó el rigor de un crecimiento que quiso ser vocacionalmente equilibrado. Por su parte, Javier Valls Taberner, fallecido ayer en Madrid a los 92 años, actuó como el brazo internacional de la entidad y mano invisible en los negocios ascendentes de los mercados de valores y divisas. Javier dejó la presidencia el banco tras la muerte de su hermano y el Popular, gobernado por Ángel Ron, entró en un proceso de quiebra a causa de la burbuja inmobiliaria y la crisis de 2008.

Ahora, la desaparición de Javier Valls Taberner simboliza el fin de una generación de frontera, protagonista del cambio de modelo productivo y puente hacia una etapa de concentración y liberalización que ha acabado galvanizándose en el siglo XXI.

Una estirpe de banqueros, industriales y políticos

Los dos hermanos banqueros procedían de una familia de industriales, marcada por el catalanismo conservador. La generación anterior trazó los dos senderos de esta influyente saga: el brazo industrial, representado por de Domingo Valls Taberner, la figura descollante del sector algodonero español en la primera mitad del siglo pasado; y el brazo cultural de Fernado Valls Taberner, jurista, historiador, político de la Lliga Regionalista de Cambó y padre de los hermanos banqueros, Luis y Javier.

Javier cursó estudios en Roma, Pamplona y Barcelona, donde se licenció en derecho en 1952. Posteriormente se matriculó en la Universidad de Columbia de Nueva York para formarse en materias comerciales, jurídicas y bancarias. Su vocación internacional le convirtió en políglota. Fue consultor de la empresa holandesa de fibras sintéticas Algemene Kunstzijde Unie de Arnhem, consejero de Allianz AG, Gas Natural y La Seda de Barcelona. Perteneció a los patronatos de las fundaciones Carlos de Amberes, Hispánica y Principado de Asturias.