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La inmobiliaria fantasma que llevó al empresario de las mascarillas catalanas a Singapur

La mercantil Yemaye, registrada en 2013 por el ahora socio en el Sudeste Asiático de Roger Parellada, no presenta signos de actividad, sólo saldos deudores con la banca

23 abril, 2022 00:00

Yemaye Inmobiliaria no es un eslabón más en el entramado societario construido por Roger Parellada, el empresario que debe su celebridad al contrato firmado con la Generalitat para suministrarle material sanitario a cambio de 35 millones en el inicio de la pandemia. Supone la clave para explicar su salida hacia el Sudeste Asiático poco después de ejecutarse la operación. Aunque, como otras instrumentales bajo su control, se trata de una sociedad con aspecto fantasmal. 

Para empezar Yemaye es una empresa registrada con el objeto social de una inmobiliaria… aunque precisamente es de inmuebles de lo que carece. Tampoco cuenta con terrenos, con solares o con proyectos en construcción.

Sin facturación

Ni cuenta siquiera con cifras de facturación en el último ejercicio del que presentó cuentas, el de 2019, precisamente el anterior a la pandemia. 

La trascendencia de Yemaye en las maniobras de Roger Parellada radica en el nexo que le vincula al antiguo ejecutivo de la banca suiza Giuseppe Giammarino, que ha sido clave para abrirle de par en par las puertas del sistema financiero de Singapur, tras la firma del célebre contrato que desde hace dos años trae de cabeza a la Oficina Antifraude de Cataluña. 

Registro y relevo

Fue Gianmarino el encargado de registrarla tras el verano de 2013, bajo el objeto social de “actividades inmobiliarias” y con un capital de apenas 3.500 euros, poco más del mínimo exigido para una sociedad de responsabilidad limitada.

No tardó en ceder el testigo a Roger Parellada como administrador único y desaparecer para siempre de la escena de la sociedad. En adelante, el empresario catalán y su hermano Marc se han dado sucesivos relevos como administradores únicos de la compañía que, desde entonces, ha registrado dos ampliaciones de capital. 

Sólo créditos

En operaciones prácticamente consecutivas, a finales de 2016 Yemaye amplió su capital en cerca de 1,2 millones de euros; semanas después, en enero de 2017, hizo lo propio en 773.500 euros, para completar el que presenta en la actualidad, muy próximo a los dos millones de euros

Y es esta cifra la que integra básicamente el patrimonio neto de la empresa junto a préstamos bancarios que totalizan algo más de 1,3 millones de euros adicionales. Por lo demás, la actividad se reduce a gestionar los gastos asociados a estos créditos que, dada la falta de ingresos, constituyen las pérdidas que, año a año, acumula Yemaye Inmobiliaria. 

Últimas cuentas, en 2019

Las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil de Barcelona se corresponden con el ejercicio 2019 y fueron aprobadas en la junta de accionistas que se celebró a finales de octubre de 2020. 

Como consecuencia de la irrupción de la pandemia del Covid-19, antes de que finalizara el primer trimestre, una de las medidas extraordinarias aprobadas por el Gobierno en el ámbito de las empresas fue extender el plazo para la celebración de las juntas de accionistas hasta diez meses a partir del cierre del ejercicio, en lugar de los seis que marca la Ley de Sociedades de Capital.

Ya en Singpaur 

Yemaye aprovechó esta circunstancia y apuró al máximo los plazos. Por entonces, la operación de la venta de mascarillas estaba más que hecha y el horizonte de los Parellada ya se encontraba en Singapur. Tuvieron tiempo para firmar y aprobar unas cuentas en las que no figura cifra de facturación y que se saldan con pérdidas de 43.500 euros, producto de los gastos financieros, derivados de la gestión de créditos, los gastos de explotación y de personal, cifrados estos últimos en algo más de 6.600 euros. 

En esas mismas cuentas, la sociedad declara contar con una sola persona empleada y, además, sin contrato fijo.

Sicav cerrada por la CNMV

Cabe recordar que el entorno de Parellada ha registrado recientemente una nueva sociedad, también bajo el objeto social de actividades inmobiliarias, en Madrid. Lo ha hecho sobre la base de la sicav Landstone Capital, cerrada a instancias de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) al incumplir el precepto de contar con un mínimo de cien partícipes o accionistas.

Pese a que el supervisor notificó esta circunstancia a la sicav y le dio un año de plazo para solventar la anomalía, Landstone no corrigió esta situación. Toda esta tramitación también tuvo lugar tras la ejecución del contrato y con los Parellada ya embarcados en su nueva aventura empresarial.