Imagen de un atasco en la entrada de Barcelona / EFE

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Business

La industria de la automoción se revuelve contra la Eurocámara por el límite a las emisiones

Los fabricantes alertan de que la tecnología eléctrica aún no ha avanzado lo suficiente como para recortar el 40% del CO2 en 2030

4 octubre, 2018 00:00

El Parlamento Europeo ha dado otro paso en la limitación de las emisiones de la automoción. La comisión de Medio Ambiente ha sido más estricta que el Ejecutivo de Jean-Claude Juncker y ha corregido a la baja sus objetivos de reducción. Según el documento que se ha aprobado, los turismos nuevos deben minorar en un 20% la cantidad de CO2 que expulsen en la atmósfera en 2025. La Eurocámara deja otros cinco años para alcanzar el recorte del 40%, una meta muy ambiciosa que ha generado un terremoto en el sector.

La patronal de los fabricantes, ACEA, ha enmendado la política medioambiental que ha prosperado con 389 votos a favor, 239 en contra y 41 abstenciones. “Esencialmente, fuerza a la industria a una transformación dramática en un tiempo récord”, afirma el secretario general de la organización, Erik Jonnaert.

Multas a fabricantes

Cabe recordar que uno de los preceptos que se ha fijado en la comisión de Medio Ambiente es que los fabricantes que superen estos porcentajes deberán pagar una multa a la Unión Europea (UE). En contrapartida, los 28 se comprometen a “invertir en formación para los trabajadores afectados” por los cambios.

La valoración de la industria del sector es meridianamente clara: Europa no está preparada para asumir los objetivos medioambientales adquiridos. El argumento principal es que el desarrollo del vehículo eléctrico aún está en una fase inicial. Se reconoce que las marcas están comprometidas y lanzan nuevos modelos enchufables, pero el alto precio de venta y la falta de una verdadera red de recarga, el desarrollo de las electrogasolineras, lastran su popularización.

Poco éxito de ventas

Actualmente, sólo uno de cada 60 turismos que se entregan en la Unión Europea son eléctricos enchufables. En España esta cifra es aún menor, ya que se llega al uno de cada 100. Las matriculaciones de este segmento subieron el 25,56% en septiembre en el país, según los datos de la patronal de fabricantes, Anfac. El avance resulta optimista, pero implica que tan sólo se han vendido 6.480 unidades. Y el cálculo incluye los modelos híbridos.

¿Qué se puede hacer para superar los problemas actuales de la electromovilidad? La opinión del sector es también bastante unánime. Apunta a que es necesario consignar fondos públicos para resolverlos en cooperación con el sector privado. La patronal señala que la consolidación de la tecnología de los motores eléctricos por si sola va más allá de 2030 y que se requiere más oxígeno económico para acelerarlo.

Impacto laboral

La otra advertencia que lanza la industria sobre el impulso que ha dado Estrasburgo en la reducción de emisiones es de perfil laboral. ACEA advierte del impacto que tendrá en la amortización de empleos en el sector. El Instituto Fraunhofer y el sindicato germano IG Metall publicaron de forma conjunta un estudio en junio en el que se advertía de que sólo en Alemania, el salto abrupto a la electromovilidad ponía en riesgo 210.000 empleos de los 840.000 trabajadores que viven de la potente industria automotriz en la región.

Otras organizaciones como IndustriAll también han pedido un cambio de modelo sostenible. Básicamente, que el paso de los combustibles fósiles a las energías renovables en el sector tenga en cuenta la cantidad de centros de trabajo dedicados a la producción de componentes que desaparecerán.

Impacto en España

Consideran que es inviable transformarlos en factorías de baterías eléctricas, tal y como se apunta desde algunos sectores. Como mínimo, no sin otro programa de ayudas públicas que permita hacer frente a las inversiones requeridas para adaptar la producción.

España será uno de los países más perjudicados por este cambio. La portavoz de Anfac, Noemí Navas, recuerda que es el segundo productor de la industria de automoción europea. La patronal de fabricantes del país considera que los objetivos que ha fijado el Parlamento Europeo son “ambiciosos y poco realistas”. La ejecutiva indica que llegar a la reducción del 30% de las emisiones era ya de por sí una hoja de ruta “difícil de asumir” a la que ahora se ha dado una vuelta de tuerca.

Efectos sobre las mercancías

Otro de los impactos económicos que se avisan desde el sector es en la logística y el transporte de mercancías, otra actividad en la que España es puntera. Hay propuestas de electromovilidad en el transporte que se llama de última milla, el reparto de mercancías. Nissan ya comercializa la furgoneta NV200 y Mercedes y PGA, entre otras marcas, trabajan en la generación de nuevos modelos.

Pero en la larga distancia, los fabricantes ni siquiera plantean aplicar las tecnología de motores eléctricos que han desarrollado para los turismos. Reconocen que no tienen la potencia suficiente para mover camiones. Las investigaciones que se han hecho en este sentido apuntan a que serán los motores de gas natural o las pilas de combustible las que tomarán el relevo al diésel en este segmento de la automoción. Pero no será una transición ni mucho menos inminente.

Consejo Europeo y Estados miembro

Concluyen que, en su caso, es directamente impensable asumir las demandas de que ha fijado la Eurocámara. Con todo, antes de fijar la política de reducción de emisiones de la UE se deberá escuchar al Consejo Europeo y a los Estados miembro. Los ministros de Medio Ambiente se reunirán el próximo martes para fijar sus respectivas líneas rojas en esta materia. 

La industria pide un punto de equilibrio entre la necesidad de mejorar en el respeto al medio ambiente y evitar un cambio abrupto. Advierte de que los efectos negativos impactarán en el desarrollo económico de la región.