Un establecimiento de los más deseados por los hoteleros delante de una de las playas españolas / FOTOMONTAJE DE CG

Un establecimiento de los más deseados por los hoteleros delante de una de las playas españolas / FOTOMONTAJE DE CG

Business

Los hoteleros catalanes salen a la caza de chollos por la costa española

Las cadenas más agresivas buscan activos improductivos o que quedaron en manos de la Sareb o de bancos privados tras el 'crash' del ladrilllo

1 agosto, 2017 23:00

Es la guerra de los hoteleros catalanes por la costa española. Las cadenas del territorio cazan activos improductivos o que quedaron a manos de bancos tras el crash del ladrillo en la Costa Blanca, Costa de Almería o Andalucía. Lo hacen atraídos por buenos precios y altas rentabilidades, aunque no siempre con los métodos más ortodoxos.

Como ya avanzó Crónica Global, el último en caer en el zurrón de una firma catalana ha sido el hotel Cabogata de El Toyo (Almería). El alojamiento fue subastado por el administrador mercantil con una mochila financiera de ocho millones de euros.

Le echó el lazo Olympia Viajes, una de las grandes agencias de viajes españolas, con métodos que levantaron sospechas. La enseña descabalgó de la puja a la consultora suiza de fondos BST Management alterando el resultado de la venta pública.

"Nos encargaron que la oferta de BST no llegara a tiempo ni en el fondo ni en la forma. Es lo que hicimos. A un precio. Un fee que, por cierto, Olympia no ha abonado, por lo que ahora iniciaremos acciones judiciales", han indicado fuentes cercanas al proceso. 

Olympia, por su parte, se ha limitado a señalar que "se presentaron dos empresas a la subasta, y sólo quedó una en el proceso".

Activos en problemas

Cualquiera que fuere la metodología, la operación Cabogata, quizá con ejecuciones más limpias, ya se ha producido otras veces en la costa española. La propia Olympia se hizo con el 50% del hotel Islantilla (Huelva) en 2016. Ha transformado el mamotreto de 346 habitaciones en su buque insignia en la costa andaluza.

Lo que no ha explicado la firma es que se hizo con el activo de la mano del colmado para fondos de inversión Copernicus. Le cedió el establecimiento en gestión HIG Capital, con una fórmula habitual en otras enseñas: una hipoteca que se pagará con el alquiler.

oh!tels roquetas de mar

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El hotel Roquetas, antiguo Zafiro, que compró y reabrió Olympia en 2016 / CG

Ya este año, la misma marca ha sumado a su portafolio el antiguo hotel Zafiro de Roquetas de Mar (Almería) desembolsando 11 millones de euros. La cifra se ha abonado a una filial de Bankia.

Turoperadores

Además de Olympia, otra de las enseñas que está peinando las costas españolas es Alegria. La marca de Joan Pascual, ex director general del turoperador NT Incoming ha birlado a la agencia el Costa Ballena de Rota (Cádiz).

"Pascual heredó el portafolio peninsular de Fergus Hotels y lo renombró como Alegria. Está utilizando el know-how que obtuvo dirigiendo el receptivo —que ahora opera como World2Meet y pertenece al conglomerado Iberostar— para comprar hoteles y llenarlos con su propio turoperador", explican fuentes del sector.

¿Está comprometiendo este histórico del turismo catalán su balance con estas operaciones? "En absoluto. Alegria va de la mano de fondos de inversión, igual que el resto de cadenas", agregan otras fuentes consultadas.

 

hoteleros catalanes costa espanola

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Hotel Alegria Colonia, antes Salinas Park, en Roquetas de Mar (Almería) / CG

Con este músculo financiero, Pascual, que se ha negado en todo momento a aportar su versión, se puede permitir entrar en la gestión de otros alojamientos, como el Portomagno, en Aguadulce (Almería); o el Salinas Park (Roquetas de Mar).

Los dos resorts, propiedad de la misma familia que comanda los urbanos Acta Hotels, vieron como el directivo tiraba de chequera para evitar su ejecución hipotecaria.

Los salvó de la quiebra y se quedó su gestión, que antes llevaba la también catalana ATH Hotels.

Costa Brava, también en el punto de mira

La alegría compradora de nonperforming loans (NPL) o de créditos hipotecarios de cartera vencida de los hoteleros catalanes en las costas españolas se produce en casa, pero de manera más moderada.

En Lloret de Mar, el fondo Burlington, que ya compró el Hotel Monterrey a la familia Guitart, como avanzó este medio, se cierne sobre los hoteles Samba y Surfmar.

Tampoco se salva el icónico empresario José Florencio López Malo, fundador de HTop Hotels & Resorts. La firma catalana presenta obligaciones elevadísimas que quizá le obligarán a desprenderse de activos. De momento, el mercado aguarda.

"HTop está desalineado. Tiene activos en la Costa Brava, Costa Daurada y de Barcelona, pero alojan al peor turismo. Son activos de tres estrellas para alojar al por mayor que chirrían con la renovada estrategia de los destinos de apuntar hacia el cliente de nivel", explican fuentes del sector.

De nuevo, la cadena ha rechazado aportar su versión a Crónica Global.

Activos problemáticos

Las operaciones citadas dibujan tendencias similares. Las cadenas catalanas se lanzan a por las costas españolas por tres motivos. "Uno, porque hay activos disponibles. En Cataluña apenas queda casi nada a precios razonables. El urbano está a precios estratosféricos, y en el vacacional se piden ya 100.000 euros por habitación", explica un consultor.

"En el resto del litoral, la Sareb y los bancos tienen multitud de producto a tarifas por habitación asequibles", aclara la misma fuente.

"Dos, porque las costas funcionan. Le sacan rendimiento a los activos gracias al turismo prestado de Túnez, Egipto y Turquía. Hace poco, un intermediario bromeaba y decía que nunca habían visto franceses en Almería. Pues sí, los hay. El resto del Mediterráneo está cerrado", agregan otras voces.

"También es porque han entrado los fondos de inversión. Y esta vez cederán los activos a empresas especializadas en hotelería. No son los constructores de siempre", matiza otro directivo de la industria.

Un caso paradigmático de ello es el pequeño hotel Gandia Palace, en Valencia. El cuatro estrellas de 250 habitaciones de la familia Peiró acabó en el portafolio de la Sareb y estuvo a punto de pasar a Olympia con el dinero de un fondo. Finalmente, la estirpe de constructores consiguió salvarlo de la quema y lo gestiona de forma interna.