Imagen de dos vecinos del Delta del Ebro rapiñando un atún rojo tras el temporal Gloria / ED

Imagen de dos vecinos del Delta del Ebro rapiñando un atún rojo tras el temporal Gloria / ED

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Balfegó podría haber perdido más de 1.000 atunes por el temporal Gloria

El grupo catalán de pesca y acuicultura insiste en que "no se aprecian daños en sus instalaciones" pese a la aparición de centenares de ejemplares del exquisito pescado

25 enero, 2020 00:00

Mar de fondo para Grupo Balfegó. La compañía catalana de pesca, acuicultura y comercio de atún rojo podría haber perdido hasta 1.000 ejemplares del exquisito pescado por los daños causados por la tormenta Gloria a su paso por la provincia de Tarragona. La empresa con sede en L'Ametlla de Mar insiste que en sus granjas de engorde "no se aprecian daños aparentes", un extremo que podrá confirmar a lo largo del fin de semana, ya que el mar está embarrado y en una inspección ocular el viernes no pudo determinar el alcance de los destrozos.

Fuentes del sector son mucho más críticas. "Ya se cuentan cerca de 350 atunes varados en las playas del Delta del Ebro --algunos han llegado hasta L'Ampolla, a 14 kilómetros de las instalaciones de Balfegó-- y podría haber más en el fondo marino y en las jaulas", indican pescadores de la zona. Esto serían piezas muertas, sin vida, y que se tendrían que descartar, lo que conllevaría un coste importante para la atunera catalana, pues el kilo de atún rojo se paga a unos 50 euros en la venta final.

Los pescadores enganchan en el fondo

Lo factual, de momento, es que los pescadores arrastreros con base en poblaciones del Delta del Ebro están atrapando a atunes varados en el fondo del mar con sus redes. Son, de nuevo, ejemplares sin vida engordados, presuntamente, en las granjas de Balfegó en L'Ametlla. Las fuentes consultadas recalcan que no se puede tratar de piezas salvajes, ya que la temporada del atún queda aún muy lejos --no arranca hasta junio--, cuando los peces vuelven a las aguas del Delta y las Islas Baleares a desovar.

Por contra, la firma insiste en que una inspección el viernes arrojó buenas noticias: no se observan daños "a simple vista" en las jaulas, lo que invitaría, según un portavoz, al optimismo. No obstante, no será hasta el fin de semana, quizá hasta el lunes, cuando se pueda evaluar el daño que ha sufrido el complejo de Balfegó en Tarragona. Cabe recordar que la empresa está elaborando el recuento de daños conjuntamente con el resto del territorio, ya que la borrasca Gloria se tragó parte del Delta, anegando los arrozales. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó ayer la zona y tildó de "dantesco" el escenario desde el aire.

Trabajo discreto

Mientras, a pie de orilla, continúan los trabajos para recuperar y adecentar el litoral en la provincia de Tarragona. En esta zona, precisamente, personal de Balfegó se afana también en recoger los ejemplares de atún rojo que la tormenta Gloria escupió a la arena. Los primeros recuentos efectuados por el sector pesquero hablan de unas 350 piezas, que podrían triplicarse cuando se peinen las jaulas y se drene el fondo marino. Estos trabajadores operan discretamente para evitar levantar sospechas e incentivar a la población a rapiñar los peces, como ocurrió esta semana. De hecho, el Ayuntamiento de L'Ampolla se vio obligado a emitir un bando el jueves por el saqueo de los atunes varados en la playa de la localidad. Recordó que estos animales "no son aptos para el consumo humano, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación". 

Cualquiera que fuere el aviso a la población, lo cierto es que el desastre encajado durante el temporal Gloria, o fallo de seguridad de sus granjas de engorde, es el segundo mazazo a la compañía catalana en apenas 18 meses. El primero ocurrió en junio de 2018, cuando se detectó un gran incendio en las instalaciones en tierra de Balfegó. El fuego consumió parte de las naves de transformación y las oficinas, obligando a la empresa a anunciar un plan de inversiones de 16 millones de euros para construir dos nuevos edificios. Si finalmente se confirma la pérdida masiva de ejemplares, la atunera catalana deberá ahora rascarse de nuevo el bolsillo.