Víctor Grífols (d) y Raimon Grífols (i), los máximos ejecutivos del gigante de los hemoderivados en la junta de accionistas de 2017 / EFE

Víctor Grífols (d) y Raimon Grífols (i), los máximos ejecutivos del gigante de los hemoderivados en la junta de accionistas de 2017 / EFE

Business

Grífols pone el primer pie en China

La multinacional familiar cierra un pacto con el grupo local Boya Bio-Pharmaceutical para empezar a operar en uno de los territorios más proteccionistas en los hemoderivados

10 mayo, 2018 13:45

Grífols ha iniciado su aventura empresarial en China, un país extremadamente proteccionista y cerrado en el sector de actividad en el que se mueve el gigante de los hemoderivados catalán. La multinacional familiar ha cerrado un acuerdo de colaboración estrategica con Boya Bio-Pharmaceutical, el primer grupo del sector en el país del sol naciente.

El pacto incluye la puesta en marcha de une nueva red de centros de extracción de plasma, uno de los componentes de la sangre. O, lo que es lo mismo, la base de los fármacos que se desarrollan en la compañía y que les propiciaron unos ingresos globales de 4.300 millones de euros al cierre de 2017.

Coste de 25 millones

La operación tendrá un coste directo de 25 millones de euros para Grífols. Sus nuevos socios aportarán otros 25 millones para la puesta en marcha de estos centros, que “cumplirán con los estrictos estándares de calidad de Grífols y con los criterios establecidos por las autoridades sanitarias de China, Estados Unidos y la Unión Europea”, indica la compañía en un comunicado. Cuestión clave para una segunda fase del pacto corporativo.

Por ahora, los Grífols no podrán usar el plasma que se obtenga en China en ninguna de sus plantas de fraccionamiento que tienen repartidas entre Cataluña y EEUU. Ni esta materia ni los productos derivados que la conforman se pueden exportar, según decretan las autoridades comunistas.

Acuerdo a largo plazo

¿Hay un cambio de legislación en ciernes? Nadie lo descarta en el marco del proceso de apertura en que está inmersa el país asiático, aunque la propia idiosincrasia de sus gobernantes propicia que la respuesta se quede en el aire.

Los portavoces de la compañía se limitan a indicar que, entre los términos del acuerdo estratégico que se ha anunciado este jueves a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) consta que Grífols “podría obtener de hasta el 50% del plasma cuando la legislación aplicable en China lo permita”.

Acuerdo a largo plazo

Lo único claro por el momento es que Boya Bio-Pharmaceutical podrá usar el plasma obtenido en los nuevos centros de donación en sus factorías en el país. Un negocio interno que también propiciará cierta rentabilidad a la multinacional con sede en Parets del Vallès (Barcelona).

Grífols declara que se trata de una estrategia a largo plazo que propiciará que pueda “ampliar y diversificar su red de centros de plasma para garantizar el acceso a su principal materia prima en el futuro”. Actualmente la inmensa mayoría de este producto se obtiene en las redes de donación de Estados Unidos, un país en el que las donaciones son remuneradas y están muy controladas.

Proceso judicial

Aunque esta cuestión ha propiciado dolores de cabeza al grupo, ya que sus competidores en España le acusan de saltarse la normativa del Ministerio de Sanidad al vender productos plasmáticos que no vienen de donaciones altruistas que se hacen en el país. La compañía australiana CSL Behring ha recurrido con este argumento el contrato de la Junta de Andalucía. Cuestiónque aún no se ha resuelto.

Grífols es el líder mundial en centros de donación. Cuenta con 190 puntos de extracción en EEUU y 35 en Europa. A lo largo del año pasado obtuvo más de nueve millones de litros para la producción que llega a más de 100 países. Además, está en el podio mundial de productores de medicamentos derivados del plasma para el tratamiento de enfermedades raras y crónicas.