La salida del número dos de Globalia ha significado el enésimo varapalo para el gigante turístico español. La marcha de Pedro Serrahima, director general del conglomerado de la familia Hidalgo, ha sido un aldabonazo de alarma en el sector turístico, que teme por el futuro de un grupo que adeuda unos 400 millones --según fuentes financieras-- a Banco Santander y que tiene atrapados 160 millones en el corralito de dólares de Venezuela.
Tras anunciarse el martes el portazo de Serrahima al grupo vacacional, diversos directivos lo atribuyeron a lo más perentorio: la mala situación financiera de la compañía.
"Ya vivimos la caída de dos grupos integrados verticalmente: Marsans y Orizonia. Una eventual quiebra de Globalia no beneficiaría a nadie", indicó uno de ellos.
Reveses
Un alto cargo de una patronal de intermediarios no tuvo reparos en admitir la "preocupación" que causa la situación del gigante vacacional. "Como en el caso de Marsans, hay muchas agencias con avales comprometidos", indicó.
A este respecto, fuentes del sector enumeraron los achaques financieros del holding con sede en Llucmajor (Mallorca).
"Viajes Halcón, la minorista de Globalia, no renovará el contrato del megaconcurso de los viajes del Estado, el llamado CORA, en octubre. A estos 171 millones hay que sumarle la pérdida de las islas del Imserso, los vuelos para deportados y el desastre del corporativo", explican.
'Chapuza' fiscal
En efecto, Globalia Corporate Travel, lanzada en 2016 para liderar el sector de los viajes de empresas, ha quedado muy por debajo de las expectativas. Tanto es así que parte de la subrogación de sesenta empleados de Viajes Ecuador --la otra minorista de la firma-- y más de doscientos de Halcón tuvieron que frenarse en seco.
"Corporate tiene a su personal, pero no ha despegado por razones fiscales. Descubrieron que no se podía cambiar el CIF de una empresa a medio contrato con la administración. En síntesis: una auténtica chapuza", explicaron fuentes del sector.
Con relación a esta cuestión, el director comercial y número dos de Halcón, David Ballesteros, abandonó el intermediario en mayo, según informó entonces Preferente.
Fugas
La marcha entonces de Ballesteros fue una más de lo que ha sido una auténtica cascada de bajas en Globalia.
Un mes después de aquella salida, dejó Halcón José María Hoyos, director general de la red emisora del conglomerado. Hoyos cedió un puesto que había tomado en 2014 de José Juárez.
El directivo relevó en el cargo a Fernando García Rascón, el histórico profesional que pergeñó la campaña Dónde está Curro, un hito de la televisión nacional en 1997.
"Sucesión sin rumbo"
El baile de directivos en Halcón, al que ahora se suma el adiós de Serrahima, preocupan al sector. "Globalia no ha sabido cerrar correctamente la sucesión de su presidente, Juan José Hidalgo. El problema se arrastra y ello se nota: es una compañía desnortada", advirtieron directivos de la industria.
En este sentido, varias fuentes del sector señalaron la dudosa gestión de Javier, hijo del aún máximo directivo y a la sazón consejero delegado de la compañía.
Al frente de Air Europa, Pepe Hidalgo colocó a su hija María José, que también ha tenido que lidiar con críticas. "Está el corralito de Venezuela, pero también la entrega de aviones a Ryanair o al grupo HNA. Ninguna de las dos prosperaron. Y la multa por el fraude de los billetes para residentes", recordaron las voces consultadas.
Hacia la venta
Todo ello convence a directivos del sector de que el grupo se encamina hacia el troceado y su posterior venta. "Sería la solución menos mala y evitaría la explosión de un gigante turístico cuyo modelo está caduco", remacharon.
Pasado o no de moda, Globalia empeoró cifras el pasado ejercicio. Consignó pérdidas de 17,5 millones de euros, un 20% más que el ejercicio anterior. Lo achacó a la imposibilidad de repatriar los ingresos de los billetes vendidos en Venezuela en el pasado.
Preguntada por la salida de Serrahima, las consecuencias de la marcha y su estado de cuentas, la compañía no contestó a los requerimientos informativos de este medio.