Imagen de la centenaria Ferreteria Balius de Barcelona, que cerró en 2012 en el barrio de Poblenou, y donde se ha bloqueado un hotel / CG

Imagen de la centenaria Ferreteria Balius de Barcelona, que cerró en 2012 en el barrio de Poblenou, y donde se ha bloqueado un hotel / CG

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Colau aborta un hotel en la centenaria Ferreteria Balius de Barcelona

Los Sánchez Molina, propietarios de Grupo Almerisan, se 'pillan los dedos' con el inmueble, situado en el barrio de Poblenou de la Ciudad Condal

29 abril, 2019 00:00

Son los gigantes de la maquinaria industrial en España, pero se han pillado los dedos en Barcelona. La familia Sánchez Molina, propietaria de Grupo Almerisan, han visto como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, impedía la construcción de un hotel en la antigua Ferretería Balius de la Ciudad Condal, un negocio centenario que operó de 1914 hasta 2012 en el barrio de Poblenou.

La Ferretería Balius, que empezó a operar en Barcelona en 1914 / Pinterest

La Ferretería Balius, que empezó a operar en Barcelona en 1914 / Pinterest

La Ferretería Balius, que empezó a operar en Barcelona en 1914 / Pinterest

Los históricos empresarios almerienses, que fundaron la compañía de vehículos industriales líder en España en 1952, no han atinado en su toma de posición inmobiliaria. Adquirieron el inmueble en 2015, según el Registro de la Propiedad, y firmaron una hipoteca para el mismo. En aquel momento, el inmueble, propiedad de un particular, se ofrecía en el mercado como un lugar para construir un alojamiento turístico de unas 50 habitaciones "cerca de la zona de playa de Barcelona". Llegó a estar anunciado en el portal inmobiliario Habitaclia por poco más de tres millones de euros.

Frustrado por la moratoria

La estratégica inversión de los Sánchez Molina en el llamado distrito 22@ de la capital catalana no podrá ver la luz, al menos como quería la familia. La moratoria hotelera de Barcelona paralizó la concesión de nuevas licencias pocos meses después de la transacción del inmueble de la antigua Ferretería Balius. El cerrojazo hotelero impedía la transformación de viejos activos en nuevos establecimientos dirigidos a los visitantes a la Ciudad Condal. Lo hacía alegando la congestión turística de determinadas zonas de la ciudad. En el área número 1, de elevada saturación, y que incluye el bloque de la ferretería centenaria, la media de turistas por residentes es del 27%, tres veces mayor que en el global de la ciudad, como se vio después.

Estos datos afloraron con la aprobación en 2017 del plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (Peuat), una hoja de ruta hotelera que divide la urbe en zonas. De nuevo, el activo adquirido por la familia Sánchez Molina para construir su pequeño hotel quedaba bloqueado: no se podía construir salvo que se decreciera en la misma zona, esto es, que una licencia hotelera actual quedara inactiva, eliminando las plazas hoteleras que llevaba aparejadas.

Será un 'coworking'

En este escenario, la familia Sánchez Molina, que controla el colosal Grupo Almerisan con la figura de José Antonio Sánchez como consejero delegado, se vio obligada a dar un giro de 180 grado. La antigua Ferretería Balius de Poblenou será ahora una oficina de coworking de 2.000 metros cuadrados y cuatro alturas, bajos más tres plantas, que operará bajo el nombre de Coworking Rubin. El histórico negocio perderá su fachada original y será sustituido por una estructura diáfana de cristal superpuesta, algo permitido por las normas de planeamiento urbanístico que rigen en la ciudad, pues el inmueble no goza de protección especial.

Imagen del nuevo aspecto que tendrá la Ferretería Centenaria Balius como 'coworking' / CG

Imagen del nuevo aspecto que tendrá la Ferretería Centenaria Balius como 'coworking' / CG

Precisamente, el Ayuntamiento de Barcelona publicó la pasada semana el acuerdo de la comisión del gobierno municipal, que comanda Colau al frente de la confluencia de izquierdas Barcelona en Comú (BComú), que da luz verde al proyecto. Con este municipal, la familia Sánchez Molina perderá rentabilidad, pero salvará una inversión que cerró sobre la bocina, antes de pillarse los dedos con la moratoria hotelera decretada en la capital catalana.