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España afronta la subida más intensa del coste de la deuda en el siglo XXI

El rendimiento del bono a diez años, referencia en el mercado secundario, se ha disparado 214 puntos básicos en seis meses, por encima de las alzas registradas con el país al borde del rescate

13 junio, 2022 00:00

El efecto más silencioso de la desbocada inflación y el frenazo económico, consecuencias entre otros factores de la guerra en Ucrania, se produce en los mercados de renta fija pero tendrá a medio plazo un elevado coste para las arcas públicas. El Estado afrontará la subida más intensa en el coste de su deuda en varias décadas; las alzas de 214 puntos básicos en el rendimiento del bono a diez años en apenas seis meses son inéditas en lo que va de siglo XXI. 

La presión sobre el mercado secundario de deuda se ha acelerado de forma notable en las últimas horas, desde que el Banco Central Europeo (BCE) confirmara que el programa de compra de deuda ha tocado a su fin y que comenzará a elevar los tipos de interés a partir de julio para tratar de que las tasas de inflación regresen cuanto antes a su objetivo, en torno al 2%. 

Recuerdo de lo peor de la crisis

El fin del respaldo del banco emisor tuvo un efecto casi inmediato en las primas de riesgo. En el caso de España, el diferencial con el rendimiento del bono alemán a diez años volvió a superar los 120 puntos básicos, algo que no sucedía desde hace algo más de dos años, precisamente cuando el BCE establecía su programa de estímulos para evitar que el Covid-19 trajera una nueva crisis de deuda y liquidez como la desatada hace una década. 

Precisamente entonces, en la primera mitad de 2012, se dio la que hasta este momento había sido subida más intensa del coste de financiación desde que comenzó el siglo. La Unión Europea había procedido ya al rescate de las economías de Grecia, Irlanda y Portugal y no eran pocos los que sugerían al Gobierno español que siguiera esos pasos. 

Movimiento brusco

Por entonces, la rentabilidad del bono español a diez años pasó del 5% a comienzos de ese ejercicio a situarse por encima del 6,7% en el verano. Un salto de aproximadamente 175 puntos básicos en apenas seis meses, trayectoria que ahora ha quedado ampliamente superada. 

Apenas el pasado febrero, el bono de referencia español ofrecía un rendimiento en el mercado del 0,57%; la pasada semana finalizó en el 2,73%, mientras que la prima de riesgo se situaba en el entorno de 125 puntos básicos, prácticamente el doble que al inicio de este brusco movimiento.

La banca pone el foco en el control de la morosidad ante la subida de los préstamos hipotecarios / EFE

La banca pone el foco en el control de la morosidad ante la subida de los préstamos hipotecarios / EFE

Inversores dispuestos a adquirir bonos

Tras dos años de emisiones de deuda con el respaldo garantizado del banco emisor, el Tesoro tiene que elevar el atractivo de los bonos para encontrar inversores dispuestos a adquirirlos. Desde luego, la situación no es tan grave como hace diez años, dada la diferencia de rentabilidad del bono. Pero el salto en tan corto espacio de tiempo va a dejar un impacto notable en las arcas públicas. 

Se trata de efectos a largo plazo que tardarán en repercutir en el consumidor que, por el momento, sí está siendo golpeado de forma nítida por la elevada inflación. Sin embargo, en el plano micro, un buen ejemplo es la evolución de los préstamos hipotecarios

El paralelismo con las hipotecas

Aquellos que cuenten con un crédito de esta naturaleza a tipo variable comienzan a sufrir en sus bolsillos costosas revisiones anuales como consecuencia de la subida meteórica del euríbor, el tipo al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas que se comercializan en España. 

En junio, el diferencial con su rendimiento medio de hace doce meses lleva camino de irse por encima de los 100 puntos básicos. En lo que va de mes, el tipo medio supera el 0,5% mientras que en junio de 2021 registró una media de -0,48%.

Alerta del Banco de España

El Banco de España ya ha alertado en las últimas semanas del incremento del coste que supondrá para las economías familiares esta revisión tan atemperada de los préstamos hipotecarios. Una mayor “carga financiera” que se trasladará al Estado a gran escala.

Los expertos señalan que, en el caso de los particulares, la situación es hoy menos grave que hace una década dado que el grado de endeudamiento de los hogares es notablemente inferior al que se daba entonces. Y más después de que la pandemia haya incrementado incluso la tasas de ahorro, aunque sea de forma forzada. 

Factura anual disparada

Sin embargo, el caso del Estado es justamente el opuesto. La deuda pública está en zona de máximos históricos, en cotas próximas al 120% del Producto Interior Bruto, con un volumen que supera los 1,4 billones de euros. 

Para hacerse una idea, la cantidad supone el 75% del total del programa de compra de deuda soberana que el BCE ha destinado a asegurar la liquidez de todos los países de la eurozona en la etapa más dura de la crisis del coronavirus.

Con el coste medio actual de la deuda, esto se traduce en una factura anual próxima a los 23.000 millones de euros, que se elevará en torno a los 1.500 millones por cada décima que se eleve este coste. Vista la evolución del bono a diez años en los mercados en tan corto espacio de tiempo, todo apunta a que la particular revisión hipotecaria del Estado va a resultar notablemente costosa.