La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto / EP

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Business

Los escollos de España para recuperar el peso de la industria

Los costes energéticos, la fiscalidad y el mercado laboral pueden lastrar el salto adelante que ofrece la ayuda de los fondos europeos

25 diciembre, 2020 18:10

Industria, industria e industria. En 2020, y pese a que la mayoría de economías europeas consideraron hace décadas que el futuro debía residir en el sector servicios, con una clara internacionalización del trabajo, con China como la gran fábrica del mundo, España interioriza su propio modelo y entiende que debe poner en marcha un serio u profundo proceso de “reindustrialización”. Lo prepara y lo difunde el ministerio que dirige Reyes Maroto, pero lo reclaman también expertos y exdiputados y exsenadores de España, como el mejor modo de aprovechar los fondos europeos, que se condicionarán a que actúen, realmente, a partir de proyectos que tengan efectos multiplicadores. Pero para ello España debe salvar algunos e importantes escollos.

Lo señalan expertos, como José Carlos Díez y Santiago Carbó, economistas que insisten en “hacer los deberes”, en trabajar, realmente, para un cambio de modelo productivo. Y lo remata el eurodiputado y economista Luis Garicano con la idea de que España se encuentra ante una enorme oportunidad y que si no la aprovecha quedará lastrada durante décadas, porque todos los países de su entorno, como Portugal sin ir más lejos --se ha puesto las pilas con más inversión en investigación y desarrollo y con más ambición para poder dar ese salto--, han comenzado una carrera por un nuevo modelo económico.

Capital humano

Los resultados del Barómetro del Clima de Negocios en España, desde la Perspectiva del Inversor Extranjero, que ha realizado conjuntamente el Icex-Invest in Spain, Multinacionales pro marca España y el International Center for Competitiveness (ICC) del IESE, son elocuentes. Hay una primera valoración sobre lo que funciona mejor. Se trata de todas las áreas relacionadas con infraestructuras, que es la “clara fortaleza de España”, como señala un informe sobre la reindustrialización que ha elaborado la Asociación de Exdiputados y Exsenadores de las Cortes. Tras las infraestructuras se destaca “el tamaño del mercado, la calidad de vida y el capital humano”.

Polígono industrial de la Zona Franca de Barcelona / CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA DE BARCELONA

Polígono industrial de la Zona Franca de Barcelona / CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA DE BARCELONA

Sin embargo, entre los aspectos menos valorados se sitúan los relativos a la financiación, los costes y la fiscalidad. Lo que piden los inversores extranjeros son medidas relativas al mercado laboral –más formación, más flexibilidad--, costes menores en energía y electricidad y un entorno regulatorio más moderno, más ágil, que pase por eliminar trabas burocráticas. En cuanto al capital humano, pese a valorarse en su conjunto, se considera que necesita mayor preparación, más capacidad en el manejo de idiomas y una mayor aceptación de responsabilidades y objetivos.

¿Apuesta por los servicios?

La industria, en todo ese entramado, resulta trascendental. En los últimos años no ha dejado de perder peso. Ahora representa sobre el 15% del PIB, frente al 18,7% con el que contaba en el año 2000. Se aleja del objetivo que situó la Unión Europea, precisamente, para 2020, con la idea de que alcanzara el 20%. Y muy lejos del 26% del PIB que representa la Industria en Alemania, el gran motor de la Unión Europea, y que le sirve, al país que dirige la cancillera Angela Merkel, para capear mejor la actual crisis, como ocurrió con la precedente de 2008.

La disminución de ese peso ha sido constante, si tenemos en cuenta que alcanzó el 25,9% en 1980, casi el mismo porcentaje que hoy tiene Alemania. Diversos expertos han señalado que se trató de una apuesta, de una opción, que conllevaba la entrada en la Comunidad Económica Europea, en 1986, ahora transformada en Unión Europea. Sin embargo, se trata de una posición que rechazan otros sectores económicos, como el presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, al entender que esa entrada en Europa actuó, de hecho, como acicate para mejorar la competitividad de la industria y de otros sectores.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto / EP

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto / EP

Unos 40.000 euros de salario

Por cada punto de PIB que alcance la industria, según los expertos consultados, se pueden sumar unos 150.000 empleos, con el añadido de que eso repercute en una disminución del déficit comercial. En España hay unas 200.000 empresas industriales, aunque de ese total casi el 90% son pymes y micropymes. Los salarios son mucho más altos que la media, de unos 40.000 euros por trabajador, y en su conjunto facturan unos 600.000 millones de euros. Todo eso es lo que está en juego ahora con la pandemia del Covid. La producción industrial, como recalca José Carlos Díez, ha remontado casi por completo desde el inicio del parón económico, y eso “son muy buenas noticias”, porque implica, también, que se ayuda al sector exterior.

Jordi Casas, José María Mesa, Josep Sánchez Llibre, Antonio Gallego y David Tornos, en la sede de Foment / FOMENT

Jordi Casas, José María Mesa, Josep Sánchez Llibre, Antonio Gallego y David Tornos, en la sede de Foment / FOMENT

Pese a ello, Garicano incide en poner en marcha reformas y que los fondos europeos no sean sólo la palanca que puedan aprovechar un grupo de grandes empresas, con las que el Gobierno desea colaborar, porque es consciente de que son las que tienen la capacidad para actuar con celeridad. Ese es el peligro que ve el eurodiputado de Ciudadanos, con una buena conexión con los diseñadores de los fondos europeos en Bruselas. Lo que percibe Garicano es que se pongan en marcha determinados proyectos, para recibir los recursos, que posteriormente no se acaben concretando o que tengan “un efecto multiplicado por debajo de 1”, lo que implicaría desaprovechar “esa enorme oportunidad”.

Coordinación con el ministerio

El grupo por la reindustrialización de España, en el que participan exdiputados como José María Mesa (un histórico de UCD) y Antonio Gallego (PP), apuesta por inversiones atrevidas en distintos ámbitos: ciclo integral del agua, transporte de mercancías y logística, mantenimiento y conservación de las infraestructuras, rehabilitación e integración urbana, además de mejorar “la coordinación, simplificación y cooperación dentro de la complejísima estructura del propio ministerio”.

Todo enfocado a que la industria cobre un mayor peso en España. Será también la garantía para alcanzar “una estabilidad política imprescindible”, según el documento de los expolíticos. Por ahora, y desde distintos flancos, el Ministerio de Industria no para de recibir estudios, consejos y propuestas, que conocen también las patronales como Foment del Treball y Pimec. Industria, industria e industria.