Instalación de fotovoltaica flotante de Acciona en Extremadura / EP

Instalación de fotovoltaica flotante de Acciona en Extremadura / EP

Business

Las energéticas aparcan el negocio de la fotovoltaica flotante

La tecnología no se ha extendido en España pese al elevado número de presas, pero podría experimentar un acelerón con la nueva hoja de ruta de Teresa Ribera

25 octubre, 2021 00:00

España puede presumir del mayor número de embalses en Europa. Según datos oficiales, el país alberga más de 1.500 presas. Una cantidad a la cual hay que sumar entre 60.000 y 80.000 balsas públicas y privadas. Pese a esta ventajosa parrilla de salida, las grandes energéticas todavía no han dado un paso decidido en favor de las estaciones solares flotantes. Solo Acciona cuenta con un proyecto de estas características en Extremadura, mientras que Repsol, Naturgy Iberdrola no han explorado todavía esta renovable.

Aunque esta situación podría cambiar en pocos días. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, desveló el pasado miércoles la aprobación inminente de una estrategia nacional para el desarrollo de la fotovoltaica flotante. Esta hoja de ruta pretende aclarar las reglas del juego tanto a promotores como usuarios y facilitar la instalación de paneles sobre superficies acuáticas cercadas. El sector ha acogido la noticia con alborozo. "El potencial está ahí. Es una opción rentable aunque más desconocida, cuyos primeros impulsores fueron los colectivos de regantes. Esta estrategia ayudará mucho a su desarollo", expone la directora de estudios de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), María Colom.

Cautela de las energéticas

Pero las grandes compañías no tienen por el momento a la fotovoltaica flotante en su agenda. Repsol, Iberdrola y Naturgy han confirmado a este medio que no cuentan con ningún parque en operación. "Ni en proyecto", puntualiza un portavoz de la cotizada dirigida por Francisco Reynés.

La única experiencia en España ni siquiera tiene unas dimensiones destacadas. La planta fotovoltaica de Acciona en Zorita (Cáceres), inaugurada en 2020 por la ingeniera presidida por José Manuel Entrecanales, apenas cubre el 0,07% de las 1.650 hectáreas del embalse de Sierra Brava. La compañía justificó las dimensiones reducidas de la central al tratarse de un proyecto demostrativo de innovación. Pese a estas cautelas, otros interlocutores respaldan la alternativa como un complemento para la solar terrestre.

Pros y contras

Isigenere es el fabricante decano en España de estructuras fotovoltaicas flotantes con su patente Isifloating. Desde 2008, la alicantina ha aportado su tecnología y conocimiento al desarrollo de 30 instalaciones en todo el mundo para múltiples cuerpos de agua, desde balsas de riego, piscinas industriales, plantas hidroeléctricas o lagos de minas, entre otros --aunque quedan descartados los cursos fluviales o el mar, al contrario de lo que ocurre con la eólica marina, por sus cambios de caudal y el oleaje--. Su consejero delegado, Andrés Franco, señala que entre los beneficios de este sistema se halla el incremento del 15% de la producción de energía, debido al efecto refrigerador del agua, y la reducción de más del 80% de evaporación de este recurso.

Pero hay otro factor clave. "Esta tecnología es especialmente útil cuando no se cuenta con suficiente superficie en tierra, y además libera espacio durante los más de 25 años que dura una instalación solar", destaca. De ahí que naciones como Japón --el mayor país que ha apostado por esta opción-- u Holanda sean campeones en su implantación. Por otro lado, estos proyectos también son provechosos cuando los puntos de evacuación están lejos de la fuente de generación eléctrica. También hay inconvenientes. Como reconoce Franco, la fotovoltaica acuática tiene un sobrecoste de hasta el 30% en bienes de capital frente a su hermana terrestre.

¿Pinchazo al SPAN?

Pero este equilibrio de pros y contras no ha evitado que el Ministerio se haya mojado a favor de esta iniciativa. Como señala Álvaro Luna, profesor del Departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), "en el contexto del reparto de los fondos Next Generation, el Gobierno tendrá difícil defender las subvenciones para la colocación de placas. En Alemania, la solar lleva muchos años en marcha y no han sido tan necesarias las subvenciones. Por eso, es probable que haya inversión en ideas innovadoras como la fotovoltaica flotante o el hidrógeno verde".

El experto coincide en que los paneles en el agua se benefician de las temperaturas más bajas --"a la solar le gusta la radiación, pero no el calor"--, pero se plantea posibles problemas en cuanto al mantenimiento de estas estructuras. Otro elemento potencialmente beneficioso de esta alternativa es que podría sortear el fenómeno SPAN. Este fenómeno, conocido también como el síndrome del patio trasero, resume la negativa de una parte de la población ante la instalación de determinados equipamientos, entre ellos las renovables, cerca de su domicilio. Al implantarse sobre zonas privadas y acotadas, en muchos casos, la fotovoltaica flotante podría generar menos rechazo entre la ciudadanía.

Futuro abierto

Sea como sea, la tecnología se halla en plena expansión. "Trabajamos en un proyecto con EDP en Portugal, con Acciona en Extremadura y el Canal de Isabel II ha sacado a licitación pública otro proyecto con nuestra tecnología. Hay interés en países como Holanda, Alemania, Israel, Marruecos o Chile", enumera Franco. Isigenere ha demostrado su viabilidad en ubicaciones como el mayor viñedo de Chile, donde se emplazó una instalación con potencia de 115 kilowatios en un depósito de agua, o bien en Agost (Alicante), la planta flotante más antigua destinada a una comunidad de regantes.

Es cuestión de tiempo que las grandes energéticas se interesen por los paneles flotantes. "En nuestro sector estamos igual que la solar en tierra en los noventa. Es una tecnología reciente, pero tiene potencial comercial", resume el empresario. La estrategia del Ministerio para la Transición Ecológica podría darle el impulso que necesita.