Pablo Casado, en la entrada del Palau Macaya, en un acto organizado por Foment del Treball / CG

Pablo Casado, en la entrada del Palau Macaya, en un acto organizado por Foment del Treball / CG

Business

El empresariado catalán arropa a Casado frente al extremismo de Ayuso y Vox

El presidente del PP aboga por un centro político que garantice la “concordia” y lamenta la falta de comunicación con Sánchez

16 marzo, 2021 00:00

Un discurso “coherente y ordenado, moderado, que es lo que se necesita ahora”. Ese comentario lo pronunciaron este lunes muchos de los empresarios que asistieron al acto organizado por Foment del Treball en el Palau Macaya. El empresariado catalán arropó a Pablo Casado en un momento muy delicado para él, con la estrella ascendente de Isabel Díaz Ayuso, que se perfila como ganadora en las elecciones en la Comunidad de Madrid, pero que necesitará el apoyo de Vox para poder gobernar, según las diferentes encuestas publicadas en los últimos días.

Ese es el peligro que percibe el empresariado, que desea opciones moderadas en uno y otro lado, con la intención de que en los próximos meses puedan salir reforzados tanto el PSOE como el PP, en detrimento de Podemos y de Vox. Sin embargo, es el PP el que ahora puede sufrir un gran movimiento interno, en función de la victoria de Díaz Ayuso, que, por ahora, no tendría otro posible socio para gobernar que la ultra derecha de Vox.

Anclado en el centro

Casado gustó en el Palau Macaya, con un discurso netamente liberal, pero con la premisa de que para reducir la desigualdad en España es prioritario que se active el mercado laboral, que se den facilidades para las inversiones y que se asegure el crecimiento económico. En un acto impulsado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treball, que forma parte de un ciclo de conferencias sobre El progreso en el siglo XXI, Casado recibió un enorme apoyo, que él mismo agradeció y que forma parte de una estrategia del presidente del PP de estar muy presente en Cataluña, en permanente contacto con su sociedad civil.

Ángel Simón, Josep Sánchez Llibre y Pablo Casado, en el Palau Macaya, en Barcelona / CG

Ángel Simón, Josep Sánchez Llibre y Pablo Casado, en el Palau Macaya, en Barcelona / CG

En el posterior almuerzo en el Palau Macaya, con la cúpula de Foment y una representación empresarial, Casado insistió en que su pretensión es buscar el centro político, alejado de “todo extremismo”, y que el problema en estos momentos, al margen de lo que ocurra en la Comunidad de Madrid, se centra en el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que apenas le informa de las decisiones que toma, o de la situación de la pandemia de Covid, entre otras cuestiones.

Conexión directa

Esa falta de diálogo es lo que se debería superar, a juicio del empresariado catalán, que entiende que Casado es un baluarte ahora mismo para el conjunto de la política española, y que su talente “moderado” no se puede echar por tierra. La alternativa interna la deberá decidir el PP, en función de la ascendencia que pueda tener Díaz Ayuso en los próximos meses o de la decisión que pueda tomar el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Pero Casado mantiene una conexión directa con la sociedad civil catalana y con los empresarios –estuvo presente hace unas semanas en otro foro, el Círculo de Economía, donde apostó por esa vía de moderación y de gestión económica de la crisis provocada por la pandemia—y éstos ven que debería tener la oportunidad de medirse, de nuevo, con Pedro Sánchez en las próximas elecciones generales.

Se trata de “salvar al soldado Casado” en un momento de fuertes turbulencias. Junto a patronales como Foment del Treball o el Círculo de Economía, otros interlocutores van en la misma dirección, como el PNV, que se ha acercado al PP en las últimas semanas, con la intención de tender todos los puentes posibles de cara al futuro de la política española.

Proyecto a largo plazo en Cataluña

Casado se vio sorprendido, como todos los dirigentes políticos, por la decisión inesperada de Pablo Iglesias de presentar su candidatura en las elecciones en la Comunidad de Madrid. Y, antes de su conferencia económica, responsabilizó a Pedro Sánchez de desestabilizar la política en España con la moción de censura en Murcia, con el argumento de que desde Moncloa se “juega a la política como si fuera una partida de ajedrez”. Y ya con los empresarios, en el almuerzo, comentó que espera algún nuevo movimiento de Sánchez para contrarrestar la candidatura de Iglesias, a pesar de que el PSOE ha vuelto a confiar en Ángel Gabilondo como candidato.

Pablo Casado y Alejandro Fernández, en el Palau Macaya / CG

Pablo Casado y Alejandro Fernández, en el Palau Macaya / CG

El mensaje que reiteró Casado y que agradece esa sociedad civil catalana, que busca complicidades en el terreno económico para asegurar la recuperación tras la pandemia del Covid, es que quiere jugar a medio y largo plazo en Cataluña, “más allá de los resultados que se obtuvieron en las últimas elecciones”, relación a los tres diputados que obtuvo la lista del PP catalán en los comicios del 14F, que lidera Alejandro Fernández, presente en el Palau Macaya.

La responsabilidad de Casado

Casado reclamó la complicidad del “catalanismo moderado”, consciente de que esa ha sido la credencial de los que ahora forman parte de la cúpula de Foment, comenzando por su presidente, Josep Sánchez Llibre.

En los últimos meses el presidente del PP no ha dejado de participar en actos en Cataluña, con distintos interlocutores. El mensaje que defiende es que se debe atender parte de las reivindicaciones del catalanismo, con un nuevo acuerdo de financiación autonómica, y con inversiones en los sectores productivos y en infraestructuras que se han quedado desfasadas, como las Cercanías de Renfe. Esa conexión, esa comprensión, es la que no quiere perder ahora el empresariado catalán, en una situación clave y vital para el presidente del PP: victoria de Díaz Ayuso, con la ayuda de Vox --una posibilidad que aprovechará el PSOE para pretender hacerse con “todo el centro político”-- o una posible derrota de Ayuso, si no consigue gobernar, una derrota que se achacaría al máximo responsable del partido, que no es otro que Casado.