El madrileño Juan Andrés, director técnico de la biotecnológica Moderna Therapeutics / MODERNA

El madrileño Juan Andrés, director técnico de la biotecnológica Moderna Therapeutics / MODERNA

Business

El científico español cuyo bonus pulveriza el de todos los banqueros

Juan Andrés, director de operaciones de los laboratorios Moderna, se embolsa cerca de 30 millones de euros de variable en un año gracias a su trabajo para desarrollar la vacuna contra el Covid-19

14 junio, 2021 00:00

Su nombre no aparecerá en las listas de los ejecutivos más valorados por el mercado, ni tampoco entre los más remunerados por su labor; no será objeto de polémica ni de arma arrojadiza entre los partidos políticos. Sin embargo, el caso del científico español Juan Andrés no tiene parangón entre los grandes personajes del mundo de la empresa en España en lo que se refiere a su remuneración variable. En los últimos 12 meses, el bonus de Andrés roza los 30 millones de euros, cifra que triplica las remuneraciones más elevadas que se dan entre las compañías del país y que, además, incluyen todo tipo de pagos.

Claro, que Andrés no trabaja para una empresa española. Ejerce como director de operaciones en una compañía estadounidense de la que muy pocos habían oído hablar hasta la irrupción del coronavirus: Moderna. El nombre saltó de inmediato a la palestra por ser uno de los primeros laboratorios que, bajo la dirección, entre otros, de Andrés, se puso manos a la obra en busca de la milagrosa vacuna.

Ascenso meteórico

En noviembre de 2020 llegó la buena nueva: los resultados de los ensayos definitivos ratificaron la eficacia de la fórmula que habían ideado. Era el segundo laboratorio que lo lograba, apenas unos días después del gigante Pfizer.

Pero en medio de todo esto, es necesario echar un vistazo a Wall Street. No en vano, Moderna es una compañía estadounidense y en esta plaza, la meca del capitalismo, lo que no cotiza prácticamente no existe. En los nueve meses que transcurrieron desde que los inversores comenzaron a huir despavoridamente de las bolsas, tras comprobar los primeros datos fiables del avance del Covid-19 en todo el mundo, y las noticias positivas sobre los ensayos, las acciones de Moderna se dispararon algo más de un 345%. En poco más de medio año, el tamaño de la empresa se multiplicó por 4,4.

Premio por méritos

Movimientos sustentados por las expectativas de negocio que se abrían para Moderna gracias al éxito de sus investigaciones. La cultura bursátil estadounidense marca como norma casi inquebrantable que la creación de valor para los accionistas debe ser premiada entre los gestores en su justa medida. En el caso de Juan Andrés, comenzó a hacerlo efectivo pronto, incluso antes de que que llegaran los resultados de los ensayos.

Una dosis de la vacuna de la farmacéutica Moderna / EP

Una dosis de la vacuna de la farmacéutica Moderna / EP

Antes de aquel verano de 2020, Andrés ya había hecho una buena fortuna con el variable de la empresa. A la manera tradicional de Wall Street, como destacado miembro de la alta dirección de la compañía el científico español tenía asignadas una serie de stock-options (opciones sobre acciones) de Moderna. Se trata de un sistema de retribución variable que sólo premia al beneficiario en el caso de que los títulos de la empresa suban de forma significativa.

Fomentar el compromiso

Es decir, por un lado, el ejecutivo gana si el resto de los accionistas también lo hace; y por el otro, será el primer interesado es que la acción suba. Cuanto más lo haga, mayor será su bonus.

De este modo, y como su propio nombre indica, Andrés tenía la opción de adquirir acciones de Moderna, fuera del mercado, a un precio fijado por la compañía. La manera de hacer rentable este sistema es ejecutar el derecho de adquirir los títulos y venderlos después en el mercado a un precio superior.

Primer botín

Cuando Moderna comenzó su particular escalada alcista en Wall Street, Andrés se lanzó a hacer caja. No en vano, su variable le permitía adquirir las acciones de Moderna que le correspondían a un precio de 12,21 dólares; en aquellos momentos, los títulos de los laboratorios ya fluctuaban claramente por encima de 50 dólares. A base de colocar de inmediato en el mercado los títulos que tomaba al ejercer sus opciones, Andrés ingresó algo más de 12 millones, que quedaron en unos 9 una vez descontado lo que invirtió en adquirirlos.

Sin embargo, aquello no había hecho más que empezar. Con la llegada del nuevo año, aparecían nuevas opciones sobre acciones como retribución variable pero con el añadido de que la revalorización de la compañía no se había detenido ni mucho menos en el entorno de los 85 dólares que alcanzó cuando se conoció el resultado de los ensayos.

De ser Fluidra a ser Iberdrola

Al cierre del viernes, Moderna cotiza en 218,8 dólares. Eso quiere decir que su revalorización desde la irrupción del coronavirus se sitúa en el entorno del 1.045%, en algo más de 15 meses. O, si se prefiere, el precio de la compañía se ha multiplicado por 11,5. Para hacerse una idea con cotizadas españolas, en la actualidad Moderna presenta un tamaño en bolsa similar el de Iberdrola, el segundo mayor valor del Ibex 35, cuando al inicio de la pandemia su capitalización se asemejaba a la que tiene actualmente Fluidra.

La bolsa de Nueva York, en Wall Street / EP

La bolsa de Nueva York, en Wall Street / EP

Desde que comenzó el ejercicio, Andrés ha llevado a cabo 36 operaciones en las que ha vendido a precio de mercado en cada momento sucesivos paquetes de 5.000 títulos incluidos en sus stock options y que ha adquirido siempre al precio fijado de 12,21 dólares. El resultado hasta la fecha ha sido concluyente: tras una inversión de 2,25 millones de dólares ha ingresado 28,5 millones. Es decir, la ganancia neta sobrepasa los 26 millones de dólares (algo más de 21,5 millones de euros), a los que hay que añadir el botín que obtuvo en 2020.

El 0,05% del valor generado

La cantidad es gruesa pero cabe hacer un último cálculo. En todo este tiempo, y gracias en buena parte a la labor del equipo de Andrés, la capitalización de Moderna se ha elevado nada menos que en 81.800 millones de dólares. El bonus del científico español equivale a un 0,05% del valor que ha contribuido a generar. Visto así, incluso parece una magra recompensa.

Mientras estas historias acontecen en Wall Street, al otro lado del Atlántico la polémica estuvo servida hace algunas semanas a costa de las remuneraciones que perciben los altos ejecutivos de la banca, a raíz de las críticas vertidas desde el Gobierno español. Los números de los directivos de los bancos de aquí palidecen frente al bonus de Juan Andrés. Pero no tanto como todo lo que rodea a ambos escenarios.