El líder del PP, Pablo Casado, en una intervención pública / EP

El líder del PP, Pablo Casado, en una intervención pública / EP

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¿Por qué Casado y la derecha siguen enamorados de la curva de Laffer?

La bajada de impuestos para proyectar más ingresos choca con las experiencias en Estados Unidos, pero para el PP Laffer es un símbolo al que no quiere renunciar

15 junio, 2020 00:00

Ronald Reagan lo entendió a la primera. Y el resto de discípulos desde entonces, los dirigentes de los partidos de centro-derecha occidentales, lo han seguido a pie juntillas. Es la curva de Laffer. También Pablo Casado, el líder del PP, que insiste en que en España la bajada de impuestos debería ser una prioridad para lograr más ingresos, aunque la pandemia del Covid lo ha cambiado todo a corto plazo. El debate será intenso en las próximas semanas, ante la necesidad del presidente Pedro Sánchez de preparar unos presupuestos para 2021 que puedan conducir hacia un nuevo reequilibrio de las cuentas públicas a medio plazo, presionado también por la Comisión Europea. ¿Más impuestos o un nuevo diseño de todas las políticas públicas?

La inspiración de Casado es la curva de Laffer. Era enero de 1980, y los apóstoles de la economía de la oferta --llevaban más de dos décadas desde los púlpitos de los think tanks conservadores-- querían preparar al candidato republicano a la presidencia. Llegaba la revolución conservadora que iba a acabar con las políticas keynesianas seguidas desde la II Guerra Mundial. Jack Kemp, Art Laffer y Jude Wanniski “le aplicaron el embudo y le hicieron tragar la doctrina de la economía de la oferta”, como explica David Stockman en su imprescindible obra El triunfo de la política, por qué fracasó la Revolución de Reagan

La explicación de Reagan

El actor de Hollywood, que sería poco después el presidente de Estados Unidos, fue intuitivo. Aplicó su propia experiencia, para asimilar la idea de Laffer, expuesta en una servilleta de papel --que no se conservó aunque se le pidió una copia con posterioridad que se exhibe en el Museo Nacional de Historia Estadounidense en Washington-- y defenderla a quien quisiera escucharle: “Empecé a ganar dinero largo durante la Segunda Guerra Mundial. Por aquel entonces, y como estábamos en tiempo de guerra, la escala de impuesto extraordinario sobre la renta llegaba al noventa por ciento. Con sólo que uno rodara más de cuatro películas, ya se encontraba en el escalón más alto. De manera que después de cuatro películas todos dejábamos de trabajar y nos íbamos al campo”.

Ronald Reagan, en una imagen de la película Cowboy from Brooklyn / WIKIPEDIA

Ronald Reagan, en una imagen de la película Cowboy from Brooklyn / WIKIPEDIA

La explicación de Reagan, intuitiva, directa, se ha mantenido hasta ahora: llega un momento en el que trabajar más puede desincentivar, porque debes pagar más al fisco. Sin embargo, la curva de Laffer sólo se cumple cuando un estado se encuentra en un ciclo expansivo, donde todas las magnitudes macroeconómicas se complementan. La revolución de Reagan, basada en ese principio del profesor Laffer, fracasó --aunque esa aseveración no la defienden muchos economistas liberales-- porque el presidente de Estados Unidos no aplicó otra exigencia: recortar el gasto público.

Las enseñanzas de Clinton

Sólo hasta la presidencia de Bill Clinton, y asesorado por Allan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal, nombrado por Reagan en su segundo mandato, se cumplió el sueño de la economía de la oferta: presupuestos equilibrados y con superávit, gracias a recortes en el gasto del Gobierno federal, y a la ‘famosa’ curva de Laffer, con reducciones de impuestos. Durante los dos mandatos de Reagan --ocho años-- el déficit medio fue el 3,9% del PIB, una tendencia que no pudo corregir George Bush, y que sólo cambió con el presidente demócrata Bill Clinton. 

¿Pero, se cumple la curva de Laffer en otras circunstancias? ¿Por qué Pablo Casado sigue enamorado de una propuesta que ha fracasado en otros países y circunstancias? Daniel Lacalle, que rechaza que la revolución conservadora de los ochenta fuera un fracaso, y asesor del PP, considera, sin embargo, que en España el problema no es la curva de Laffer: “El problema es que la base imponible es pequeña, junto con la economía sumergida y el paro estructural". Es decir, que hay pocos contribuyentes en el sistema, sobre los 18,5 millones a principios de mayo, teniendo en cuenta que con los ERTE se han conservado durante la pandemia del Covid, cientos de miles de empleos.

¿Margen para subir impuestos?

La idea-fuerza de la curva de Laffer, es, sin embargo, un símbolo para la derecha española, que sigue confiando en la reducción de impuestos, con la mirada puesta en los noventa, con la victoria de José María Aznar.

 

Tipos impositivos implícitos sobre el trabajo en 15 países europeos UE8 y España, 1995-2015 (informe BBVA Research)

Tipos impositivos implícitos sobre el trabajo en 15 países europeos UE8 y España, 1995-2015 (informe BBVA Research)

En un informe de Boscá, Doménech y Ferria, del BBVA Research, Estructura Fiscal, Crecimiento y Bienestar en España, se advierte de que España sigue en la pendiente positiva de la curva de Laffer --es decir, a más aumento de impuestos todavía se conseguirían más ingresos-- pero señala que dependería de cada aumento en concreto. “España se encuentra en la parte con pendiente positiva de la curva de Laffer para los impuestos sobre el consumo, el trabajo y el capital, por lo que aumentos de estos tipos impositivos incrementarían los ingresos públicos. Sin embargo, no existe un menú gratis: los aumentos de impuestos también reducen significativamente el PIB y el empleo”. (…) “Los menos distorsionadores son los impuestos indirectos”. (…) “A la vista de las encuestas disponibles, resulta difícil justificar un aumento de la presión fiscal en España para aumentar el bienestar social, sin que antes venga precedido de un aumento de la eficiencia con la que actúan las administraciones públicas”.

La curva de Laffer, ¿un fetiche?

Por tanto, un descenso en los impuestos no garantiza mayores ingresos, pero tampoco una subida de algunos tributos. Habría que actuar con bisturí, y eso le tocará en breve al Gobierno de Pedro Sánchez, cuando desde Bruselas se recupere el camino hacia la llamada “consolidación fiscal”, que no es otra cosa que el reequilibrio de las cuentas públicas.

Tipos impositivos implícitos sobre de las cotizaciones sociales en 15 países europeos UE8 y España, 1995-2015 (informe BBVA Research)

Tipos impositivos implícitos sobre de las cotizaciones sociales en 15 países europeos UE8 y España, 1995-2015 (informe BBVA Research)

El economista Gonzalo Bernardos considera que la curva de Laffer se ha convertido, en realidad, en una especie de “fetiche” que sirve para lanzar mensajes sencillos a la población. Pero en la práctica lo que defiende la economía de la oferta no ha resultado. Bernardos se acoge a los números con Aznar de presidente: “En el año 2000, antes de las elecciones, Aznar bajó los impuestos, y el resultado fue una caída de los ingresos públicos en relación al PIB del 38,6% (1999) al 38,1% (2000)”. También lo relaciona con el mandato de Mariano Rajoy: “Bajó los impuestos en 2015 y los ingresos públicos cayeron desde el 38,9% (2014) al 38,5% (2015); los siguió bajando en 2016 y los ingresos públicos volvieron a bajar desde el 38,5% (2015) al 37,7% (2016)”.

La importancia de las reformas

¿Qué pasa, entonces? ¿Es un discurso más político que económico? Bernardos insiste: “Los neoliberales saben que el concepto es falso, tanto en su construcción como en sus resultados. No obstante, el fin justifica el medio. La clave es bajar los impuestos y cualquier excusa es buena. La curva de Laffer ha dominado la política económica mundial desde la década de los 80 hasta la actualidad. Ha impregnado incluso a los socialistas, pues mítica es la frase de Zapatero: ‘bajar impuestos es de izquierdas’".

 

Tipos impositivos implícitos sobre el trabajo, sin cotizaciones sociales UE15, UE8 y España, 1995-2015 (informe BBVA Research)

Tipos impositivos implícitos sobre el trabajo, sin cotizaciones sociales UE15, UE8 y España, 1995-2015 (informe BBVA Research)

El analista de inversión Luis Torras señala que cualquier bajada de impuestos, para ser efectiva, “debe ir acompañada de reformas y recortes en el gasto”. Torra recuerda que el primero que señala la “paradoja” en la economía es Kennedy, en 1962, al señalar que una alta carga impositiva no estaba garantizando más ingresos. Para asegurar el buen funcionamiento de una economía se deben tener muchos otros factores en cuenta. Y es que Kennedy, recuerda Torras, para lograr un dólar fuerte, necesitaba recudir el déficit: bajar impuestos, pero también reducir gasto. Esa cuadratura del círculo, generando más ingresos, sólo la consiguió Bill Clinton.

 

Curva de Laffer del tipo impositivo implícito sobre el capital (informe BBVA Research)

Curva de Laffer del tipo impositivo implícito sobre el capital (informe BBVA Research)

La misma política económica desde los años 80

Daniel Lacalle señala esas cuestiones, más allá del símbolo en el que se ha convertido la curva de Laffer para la derecha española: “Clinton redujo el gasto y vio cómo aumentaban los ingresos, también, en parte, gracias a la burbuja tecnológica que se había creado”. Es decir, de las circunstancias coyunturales de ese momento histórico en el que gobernó el presidente demócrata de Estados Unidos.

En todo caso, Lacalle precisa que la revolución de Reagan no fracasó, “porque, luego, todos los presidentes, republicanos o demócratas, han seguido con pocas variaciones su política económica”.

Curva de Laffer del tipo impositivo implícito sobre el trabajo, (informe BBVA Research)

Curva de Laffer del tipo impositivo implícito sobre el trabajo, (informe BBVA Research)