Imagen de archivo de una explotación cárnica de Osona / EFE

Imagen de archivo de una explotación cárnica de Osona / EFE

Business

El gigante Cárnicas Toni Josep pasa a manos de un grupo aragonés

Piensos Costa adquiere una de las compañías más icónicas de la ganadería catalana con unas ventas de 134 millones propiedad del controvertido empresario Josep Ramisa

30 diciembre, 2016 00:00

El gigante catalán Cárnicas Toni Josep es desde mediados de este diciembre un grupo aragonés. El Grupo Costa, situado en la localidad oscense de Fraga, ha adquirido la totalidad de las acciones de una de las firmas más icónicas de la ganadería catalana que facturó 134,3 millones de euros y ganó 3,5 millones en 2015, según datos del Registro de Mercantil.

Los dos implicados han declinado hacer declaraciones a Crónica Global, aunque otras fuentes conocedoras de la operación indican que se ejecutó a mediados de diciembre. La cifra de la venta no ha transcendido, aunque está en línea a los beneficios de los últimos ejercicios y se enmarca en la diversificación del grupo aragonés.

Josep Ramisa, empresario controvertido

En 2015, la firma liderada por Jorge Costa apostó por el sector vitivinícola con la compra de las antiguas Bodegas Irius de Barbastro y la vecina Bodega Sommos, de la DO Somontano. Apuesta ahora por los negocios del controvertido empresario Josep Ramisa Salada.

Residente en Manlleu (Osona), fue considerado durante años uno de los aristocárnicos catalanes. Su reputación cayó en picado tras la condena de cinco meses de cárcel el año pasado por un delito contra el medio ambiente. Pactó con la Fiscalía para reducir su pena ante las numerosas evidencias de los vertidos masivos de deyecciones en la granja porcina de El Soler, situada en Oristà (Lluçanès), una de las principales explotaciones de la zona. Su letrado en el proceso fue el famoso penalista Cristóbal Martell.

Causa judicial pendiente de resolver

Ahora, tiene pendiente resolver otra causa judicial por los presuntos insultos racistas que habría propiciado a los trabajadores de uno de los mataderos de su red empresarial, Esfosa, durante una huelga.

Ramisa intenta llegar a un acuerdo extrajudicial. En esta ocasión será más complicado evitar la cárcel ante una posible condena por sus antecedentes penales. Por el momento, no lo ha conseguido.