Moscú y Bruselas, las dos caras de una moneda que cada vez vale menos / EUROPA PRESS

Moscú y Bruselas, las dos caras de una moneda que cada vez vale menos / EUROPA PRESS

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Bruselas y Moscú, las dos caras de una moneda que cada vez vale menos

El rublo se ha recuperado totalmente tras hundirse por la guerra, pero el euro sigue debilitándose mientras los precios se disparan; el fiasco de la transición energética es una de las causas

3 mayo, 2022 00:00

La guerra de Ucrania ha sido uno de los desencadenantes de la escalada de precios que está mermando el poder adquisitivo de la población europea. Pero no el único: si bien la invasión ha agravado la inflación, hay que buscar otros causantes previos que ya empezaron a crear un episodio inflacionista en 2021.

El más claro es la crisis energética. Más allá de los intentos del Kremlin por desestabilizar Europa, economistas, empresarios y consultores se muestran especialmente críticos con las políticas de transición ecológica de la Unión Europea, cuya mala ejecución ven en gran medida culpable de la subida de precios.

Central energética / EUROPA PRESS

Central energética / EUROPA PRESS

El euro pierde valor

Aunque la producción de energía renovable ya es, por lo general, más barata que las fuentes fósiles, la especulación con los permisos de emisiones de carbono ha encarecido el recibo de la luz. También lo han hecho compromisos políticos como el de enterrar los vehículos de combustible nuevos en 2035.

Ante esta situación, las petroleras han empezado a invertir menos en nuevas prospecciones de petróleo, a su vez encareciendo el crudo por la escasez de oferta. Todo ello, junto con las reticencias del BCE a combatir la inflación con un endurecimiento de la política monetaria que podría castigar a la economía, ha conducido a una subida generalizada de precios o, lo que es lo mismo, una pérdida de valor del euro.

El rublo, intacto

Y es que la divisa de la eurozona es la gran perdedora de los últimos meses de belicismo y convulsión económica. Al estallar la invasión de Ucrania, el rublo ruso perdió prácticamente la mitad de su valor frente al dólar, pero ya ha recuperado sus pérdidas hasta situarse por encima de su cotización preguerra y de la de hace un año.

No ha ocurrido lo mismo con la moneda común, que ha sufrido un desgaste progresivo hasta situarse en su mínimo de cinco años contra el dólar. Una depreciación del euro que impulsa las exportaciones europeas, pero golpea el bolsillo de los ahorradores y consumidores, ya que los productos importados --gran parte de la cesta de la compra-- se vuelven más caros.

¿Revisar sueldos... o el IRPF?

La irrefrenable pérdida de capacidad adquisitiva, con su devastador impacto en el consumo y la economía, ha llevado a actores como Foment a pedir que se alargue la vida de las nucleares como alternativa al gas ruso y a una transición energética por ahora frustrada.

La patronal también ha propuesto retirar el doble impuesto del Govern sobre las emisiones de carbono y llevar a cabo la interconexión Midcat para llevar gas de España a Francia. Más allá del ámbito energético, Foment ha planteado una rebaja del IRPF para que ni trabajadores ni empresas tengan que asumir de su bolsillo la subida del IPC.

Pulso del Kremlin


Josep Lladós, profesor de Economía de la UOC, apunta que tanto Rusia como Europa están sufriendo el coste de la guerra, y que Moscú ya preparaba "movimientos calculados" desde hace meses, como mantener bajo mínimos los gasoductos del este europeo para vaciar las reservas. "Solo el Nord Stream 1 funcionaba y cuando [los países de la UE] pidieron más, no se lo dieron. Rusia dice: 'Queréis más gas, abrid un segundo gasoducto'". En paralelo, China compra grandes cantidades de este combustible a su vecino euroasiático.

El coste del gas eleva los precios de la luz, dado que parte de la electricidad se genera en plantas de ciclo combinado / EP

El coste del gas eleva los precios de la luz, dado que parte de la electricidad se genera en plantas de ciclo combinado / EP

"La subida de precios se empezó a gestar en 2021, también motivada por un cambio de política energética europea y los planes de Rusia para generar una situación de tensión en Europa", coincide Fernando Vázquez, socio de la consultora ERA. Como solución a corto plazo, aconseja dejar de penalizar las emisiones de gas natural, ya que "esos derechos que valían cinco euros hace dos años, ahora valen 75 euros".

Las nucleares, en el foco

Lo cierto es que la estrategia de Bruselas respecto a la energía ha levantado tanto escepticismo que incluso hay inversores que apuestan contra ella: "Hemos estado invirtiendo en uranio, porque, evidentemente, la política energética de los países europeos ha sido desastrosa, se van a ver obligados a revertir el cierre de las centrales nucleares", vaticina Miguel Uceda, director de inversiones de Welzia, que alerta de que la amenaza rusa de cortar el gas a Alemania "podría dar la puntilla al crecimiento económico europeo".

El rumbo energético de la UE tampoco gusta, claro está, a las gasolineras: "La guerra ha demostrado que la dependencia de las energías fósiles sigue siendo muy alta. El mundo no está preparado para la transición", asegura Manel Montero, director general del Grupo Moure.

Falta de alternativas


Y todavía menos al sector de la automoción. Eduardo Clavijo, consejero delegado de la plataforma de renting Idoneo, responsabiliza a "la agenda 2030 mal ejecutada" y considera que imponer los derechos de emisiones o los vehículos eléctricos sin alternativas ni litio suficiente para las baterías "genera subidas de precio".

La política energética es un reto añadido para el bloque europeo para ganar soberanía, salvar la economía, evitar que el euro se hunda o que los precios se disparen aún más. Pero frente al dilema de la economía contra el medioambiente, se abre la oportunidad de explotar fuentes renovables menos contaminantes y más baratas.