El vicepresidente de Suez y presidente de Agbar, Àngel Simón / EFE

El vicepresidente de Suez y presidente de Agbar, Àngel Simón / EFE

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Àngel Simón, un humanista duro de roer

El presidente de Agbar ha ganado el pulso a los Comunes, el partido de Ada Colau, con su defensa en solitario de la gestora mixta de agua avalada ahora por el Tribunal Supremo

21 noviembre, 2019 00:00

Las empresas que se dedican al negocio de las concesiones públicas dificilmente plantan cara a las administraciones públicas, sus principales clientes. En contadas ocasiones se ha podido ver en este país un litigio como el que ha mantenido Agbar para defender la sociedad de economía mixta que gestiona el agua de 23 municipios del área metropolitana de Barcelona y que ha concluido este miércoles. Finalmente, el presidente de la compañía, Àngel Simón Grimaldos (Manresa, 1957), ha ganado el pulso a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y a los Comunes, y ha conseguido el espaldarazo del Tribunal Supremo a todas las tesis que había presentado para mantener el contrato.

No ha sido la primera vez que la empresa del agua denuncia a la Administración en Cataluña. Agbar, ya entonces bajo la dirección de Simón, llevó a los tribunales a la Generalitat y acabó ganando, como ahora en el Tribunal Supremo.

Negocios en Chile

La persistencia del primer ejecutivo de Agbar y uno de los hombres fuertes del grupo Suez en el negocio del agua es la de un catalán acostumbrado a sacar adelante aventuras difíciles. En sus inicios pasó por el ámbito público y estuvo vinculado a la Barcelona municipal (fue gerente de la AMB). Más tarde, en 1999, fue el encargado de la expansión en América Latina del grupo que dirige. De su paso por el continente quedó Aguas Andinas. La gestión de Agbar posterior tampoco ha resultado fácil, con un entorno de crisis económica y un negocio regulado por las administraciones. Sólo la mejora de la competitividad y la constancia en la innovación de la empresa han permitido mantener saneada la cuenta de resultados y aportar beneficio a sus accionistas. Su mentalidad de ingeniero mezclada con la de un ejecutivo con profundo interés por las cuestiones sociales han sido el principal baluarte en esta última batalla, de la que ha salido airoso, pese a enfrentarse contra las mismas administraciones que son sus clientes o reguladores.

Ahora, Agbar será la titular del 70% de la empresa mixta que llevará agua potable a 23 localidades, entre ellas la capital catalana, hasta 2047. Así consta en el acuerdo de colaboración público-privada que se firmó a finales de 2012 y que ahora se ha validado. Otro 15% está en manos de Criteria Caixacorp, la otra vencedora de la resolución judicial, y la otra participación del 15% es la que está en manos de la propia institución pública metropolitana.

Colau decidió no litigar

Otra de las rarezas de este caso es que a pesar de que el Supremo ha validado una decisión de la Administración que ha estado en falso durante tres años, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) la enmendó, Colau decidió no litigar.

Y lo hizo de forma personal. No sumarse al recurso de casación que interpusieron Agbar y sus filiales, además de la compañía mixta, fue una resolución que se tomó en la presidencia del AMB. Nunca fue contrastada con el Consejo Metropolitano.

Simón no fue el único que abrió una botella de champán después de ganar una larga batalla judicial y política este miércoles. En las depuradoras barcelonesas del grupo, los empleados estaban eufóricos. Los riesgos sobre su futuro laboral quedaban resueltos en tres minutos, los que tardaron en leer las primeras informaciones de alcance sobre la sentencia del Supremo que inflige un duro castigo a Colau y a su equipo.

Muñoz Machado, el arquitecto legal

Simón ha sido el que ha armado en solitario todo el engranaje legal que ha llevado a que se pueda quedar con el servicio. Lo ha hecho apoyado en un equipo legal que lideraba el famoso jurista y académico Santiago Muñoz Machado.

El jurista y académico Santiago Muñoz Machado / EE

El jurista y académico Santiago Muñoz Machado / EE

El director de la Real Academia Española es un especialista en derecho administrativo y constitucional y ha conseguido que la Sección Quinta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Alto Tribunal, liderada por José Manuel Sieira, no sólo avale la creación de Aigües de Barcelona, Empresa Metropolitana de Gestió Integral del Cicle de l’Aigua; también reconoce que Agbar cuenta con un título para gestionar el servicio del agua de Barcelona desde 1953 y es propietaria de los activos desarrollados hasta la fecha. Es decir, una victoria por goleada. O dos pájaros de un tiro.

Defensor de lo público-privado

El vicepresidente de Suez y presidente de Agbar ha demostrado que su gestión con rostro humano puede plantar cara al populismo del siglo XXI. Desde los inicios de la pugna con Barcelona en Comú por el servicio metropolitano ha cargado abiertamente contra el dogmatismo de esta formación que considera que sólo el modelo público es válido para gestionar el agua. Los modelos de grandes capitales europeas como París y Berlín apuntan en sentido contrario.

Simón ha advertido en múltiples ocasiones de que la colaboración público-privada es necesaria para que lleguen a buen puerto los grandes cambios esperados en los servicios. Y no sólo desde una simple visión empresarial. De hecho, ha señalado incluso en foros abiertos que las administraciones deben fiscalizar más a los privados de lo que se hizo durante una etapa de barra libre.

Objetivos de sostenibilidad

Según su punto de vista, los grandes retos que están sobre la mesa, como la lucha contra el cambio climático y la consecución de los objetivos de crecimiento sostenible, no se podrán abordar sin que los representantes públicos y los privados vayan de la mano. Y ha hecho causus belis de ello.

La sede central de Agbar en Barcelona, parte de la empresa mixta / CG

La sede central de Agbar en Barcelona, parte de la empresa mixta / CG

Tampoco se le han caído los anillos al prometer de forma pública que no se iba a cortar el servicio a ninguna familia que pasara por apuros económicos y, lo más difícil, cumplirlo. Agbar cuenta con uno de los principales fondos para financiar la factura del agua a los que sufran exclusión social y ha conseguido arrastrar a otras administraciones --como la del consistorio barcelonés-- para que también condonen las otras tasas que se abonan con el recibo.

ATLL, la primera lucha

El mismo ímpetu que ha demostrado en este sentido lo mantuvo en la primera guerra del agua en Cataluña, donde Agbar también consiguió vencer a la Generalitat y a Acciona (ahora enfrentados) para anular la concesión de Aigües Ter Llobregat (ATLL). Simón venció también en el Tribunal Supremo y no le tembló la mano para enfrentarse al expresidente de la Generalitat, Artur Mas, y a sus sucesivos responsables económicos para defender las tesis de su grupo.

Tras este último pronunciamiento del Supremo, si los gestores municipales de Barcelona quieren estatalizar el servicio deberán expropiar a sus titulares.