Josep Maria Álvarez, secretario general de la UGT de Cataluña y Josep Maria Violant. De fondo, Alstom / FOTOMONTAJE DE CG

Josep Maria Álvarez, secretario general de la UGT de Cataluña y Josep Maria Violant. De fondo, Alstom / FOTOMONTAJE DE CG

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Josep Maria Álvarez (UGT) puso a un hombre de su confianza en Alstom para facilitar despidos

Josep Maria Violant perteneció a la plantilla de la filial ferroviaria entre 2011 y 2013, y hacía de intermediario con el Govern y la consejería de Empresa

18 febrero, 2016 22:24

Las relaciones laborales en la planta de Alstom de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) han sido complicadas desde 2011, año en el que la dirección del centro puso sobre la mesa del comité de empresa el primero de una serie de expedientes de regulación de empleo (ERE).

En ese mismo ejercicio se incorporó a la plantilla de la filial ferroviaria Josep Maria Violant, secretario de administración de la UGT de Cataluña y también de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), un cargo por el que pertenecía al secretariado nacional del partido de Artur Mas y Carles Puigdemont.

Fue su cercanía a la presidencia de la Generalitat y la alta dirección de CDC lo que le proporcionó el billete a Alstom de la mano del secretario general de su sindicato, Josep Maria (Pepe) Álvarez.

Conflicto laboral

La dirección del grupo quería reforzar en esos momentos la relación con el Govern y con la consejería de Empresa y Empleo, dirigida por Francesc Xavier Mena. Acababa de dar carpetazo a uno de los conflictos laborales más intensos de la empresa que había acabado con los trabajadores acampados a las puertas del Parlament.

El comité de empresa, encabezado por CCOO, había salido a la calle y rechazado la aplicación de un ERE que inicalmente afectaba a 390 personas cuando se presentó. El conflicto laboral se prolongó tres meses, entre junio y agosto. La dirección de Relaciones Laborales de la Generalitat, a cargo de Ramon Bonastre en aquel momento, autorizó un total de 200 extinciones de empleo y se volvió a vivir una calma tensa en la compañía.

Intermediario con Bonastre

La dirección mantenía que se necesitaban más recortes para alcanzar la viabilidad del grupo y se buscaba una vía de comunicación directa con Bonastre que allanara el camino a nuevos despidos. La solución vino de la mano de Álvarez: la contratación de Violant.

A finales de octubre de 2011 se celebró un encuentro en el que el líder de la UGT presentó a la dirección de Alstom a su hombre de confianza y poco después, en los primeros días de noviembre, Violant se incorporó a la plantilla del grupo. Se comprometió a ejercer de intermediario y se acercó a Bonastre. Los encuentros fueron más habituales entre ambos y en algún momento incluso le confesó que la retribución que recibía de la multinacional francesa superaba los 55.000 euros anuales.

Rescisión de contrato en 2013

La cifra no se ha podido contrastar ni con el implicado ni con el sindicato, ya que han declinado hacer declaraciones sobre la relación contractual de Violant con Alstom. El sindicato se ha limitado a reconocer que su gerente formó parte de la plantilla de la multinacional.

Su labor de intermediario se prolongó hasta 2013. Hay dos cambios que propiciaron en gran medida la rescisión de contrato de Violant. El primero de ellos tiene que ver con la presidencia de la filial española. Antonio Moreno había tomado el testigo de Pedro Solé en noviembre de 2012 y tras un periodo de adaptación, empezó a aplicar sus reglas.

Además, Artur Mas nombró a Felip Puig consejero de Empresa y Empleo en su segunda legislatura y Bonastre se convirtió en secretario de Empleo hasta enero de 2014 (fichó por el área de negociación colectiva de PwC).

También fue el ejercicio en el que se anunció otro recorte en la factoría ferroviaria catalana. La cúpula de Alstom informó primero a la plantilla de que no se construiría en Cataluña el metro de Riad a pesar de estar hecho a imagen y semejanza de la línea 9 del metro de Barcelona e intentó aplicar un plan de flexibilidad de las condiciones de trabajo que fue rechazado en referéndum por los trabajadores. Se tradujo después en un ERE temporal de un año que afectó a los 650 trabajadores de la planta de Santa Perpètua.

Prejubilación de Álvarez

Hubo paz laboral en el centro hasta el año siguiente, cuando se aprobó otra reestructuración que implicó el despido de 193 personas tras una intensa negociación que provocó nuevas huelgas en el grupo.

El plan social que acompañó el ERE implicaba la prejubilación de 89 personas. Entre ellas, la de Álvarez, uno de los empleados con una trayectoria profesional más larga en la compañía. Había entrado en el grupo en 1975 como trabajador de La Maquinista Terrestre y Marítima (MTM), que se integró en la multinacional francesa en 1989, y salió en octubre de 2014. Ha estado implicado en las relaciones laborales del grupo desde el primer momento, aunque nunca consiguió convertirse en presidente del comité de empresa de su factoría.