Alex Cruz, exconsejero delegado de British Airways / EP

Alex Cruz, exconsejero delegado de British Airways / EP

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Las claves del relevo de Alex Cruz al frente de British Airways

El desgaste del ejecutivo en una dura etapa como consejero delegado de la aerolínea se une a presiones sindicales ante la futura reducción de la plantilla y la marcha de Willie Walsh, su valedor

14 octubre, 2020 00:00

La decisión de IAG de relevar a Alex Cruz como primer ejecutivo de British Airways (BA) ha causado una cierta sorpresa en el sector. Y, más aún, que la medida se tomara con efectos inmediatos. En la marcha del hombre que pergeñó e hizo posible el milagro de Vueling, hasta acabar en el holding más poderoso de la aviación comercial, han pesado factores como el notable desgaste en los más de cuatro años al frente de la compañía británica y también la jubilación de quien fue su principal valedor, el ya exconsejero delgado de IAG Willie Walsh.

Los más de cuatro años que Cruz ha estado a los mandos de BA no han sido precisamente los más fáciles para la antigua aerolínea de bandera. Su llegada se produjo en un prolongado proceso de ajuste en los integrantes del holding, que empezó por afectar de forma casi dramática a Iberia y que se trasladó posteriormente a la compañía británica.

El "trabajo sucio"

La trayectoria del primer ejecutivo español en estar a los mandos de BA ha venido marcada casi desde el inicio por unos ajustes de costes que terminaron por repercutir tanto en la relación de la compañía con los trabajadores como con su percepción por parte de los clientes.

Pocos en el sector dudan de que Alex Cruz no hiciera el trabajo que le correspondía, aquél para el que fue elegido. Pero a nadie le cabe la menor duda de que se trataba del “trabajo sucio”, que provoca un notable desgaste en aquéllos que lo diseñan e implantan y que resulta prácticamente imposible de llevar a cabo sin pagar un alto precio.

Una dura adaptación

Las medidas implementadas en BA afectaron desde el servicio a bordo hasta a las condiciones laborales de la plantilla, que procedían de épocas anteriores, cuando el negocio de la aviación comercial no había experimentado aún el gran cambio que supuso la entrada de las compañías de bajo coste y el consiguiente incremento de la competencia.

Aviones de British Airways (BA) / EP

Aviones de British Airways (BA) / EP

Los encarnizados enfrentamientos con los sindicatos provocaron tensiones que, incluso, deslucieron con huelgas uno de los hitos más importantes, por su valor simbólico, que tuvo que afrontar Alex Cruz en BA, como fue la celebración del centenario de la compañía.

Batalla sin cuartel

Algunos acontecimientos externos, especialmente la falla informática que dejó al descubierto información sobre clientes y puso en jaque la seguridad de la empresa, también contribuyeron al desgaste y a dejar al ejecutivo español en una posición delicada para afrontar un desafío tan grande como el planteado por la crisis del coronavirus.

Las circunstancias de Cruz no eran las mejores para dar el próximo paso que le espera a la aerolínea: negociar un ajuste de plantilla que terminará con entre 12.000 y 13.000 trabajadores en la calle. Los sindicatos ya habían anunciado una batalla sin cuartel.

Presión sindical

De hecho, uno de los colectivos que se ha mostrado menos sorprendido por la medida adoptada por IAG ha sido el de los representantes de los trabajadores. En declaraciones a medios locales, el secretario general de la Asociación de Pilotos Británicos de Aerolíneas (Balpa, por sus siglas en inglés), Brian Strutton, aseguró que Cruz llevaba durante algún tiempo en la puerta de salida de BA. “No ha sido en absoluto una sorpresa”.

La presión sindical ha sido un factor a tener en cuenta a la hora de determinar el relevo en la aerolínea. Una nueva negociación de este tipo y, además, del calado de la que BA tiene por delante se hubiera convertido en una cruenta guerra. Sin olvidar que éste es sólo uno de los elementos a tener en cuenta en el contexto de una situación inédita para el sector como la generada por la pandemia.

La primera decisión de Gallego

Precisamente, en el comunicado distribuido por IAG para anunciar el relevo de Alex Cruz por el hasta ahora presidente y consejero delegado de Air Lingus, Sean Doyle, el nuevo consejero delegado del holding, Luis Gallego, situaba la decisión en el contexto de “la peor crisis de siempre en el sector”.

Luis Gallego, consejero delegado de IAG / EP

Luis Gallego, consejero delegado de IAG / EP

La llegada de Gallego al puesto de primer ejecutivo de IAG ha sido uno de los factores determinantes para la marcha de Cruz. Su principal valedor fue el antecesor de Gallego, Willie Walsh (en su día también CEO de BA), que ya postergó en marzo la decisión tomada respecto a su jubilación hasta después del verano por el estallido de la pandemia.

Presidente interino

El relevo en los mandos de BA es la primera decisión de peso tomada por el que fuera presidente de Iberia al frente del holding. Y era casi obligado que fuera de cierto calado. Alex Cruz había sido una apuesta personal de Walsh, que conocía como nadie la aerolínea británica. De la mano del fin de la era Walsh ha llegado el cierre de la etapa de Cruz en BA.

Por el momento, continuará como presidente no ejecutivo, aunque de forma interina. El cargo también terminará en manos del nuevo CEO, el irlandés Doyle.