Iberia fue objeto de deseo de Gala Capital antes de la pasada crisis financiera / EP

Iberia fue objeto de deseo de Gala Capital antes de la pasada crisis financiera / EP

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Adiós a Gala Capital, el fondo de ricos que quiso comprar Iberia

La sociedad, creada en origen como un vehículo de capital riesgo, se extingue después de un último intento de revivirla a cargo de Jaime Bergel

24 mayo, 2021 00:00

La crisis del coronavirus ha terminado de llevarse por delante a Gala Capital, la sociedad de inversión participada por altos patrimonios que ya quedó muy tocada en la anterior recesión. Surgida como un vehículo de capital riesgo, en pleno boom de este tipo de inversión, Gala atrajo la atención de algunas de las principales fortunas del país como Alicia Koplowitz, Rafael del Pino y Manuel Jove.

La disolución de la sociedad llega diez años después de llevar a cabo una drástica reducción de capital como consecuencia de la marcha de algunos accionistas, especialmente disconformes con la gestión de estaba realizando por entonces Jaime Bergel prácticamente en solitario, tras la ruptura con su socio Carlos Tejera, que decidió emprender otra aventura empresarial por su cuenta.

Inversiones fallidas

Sin duda, el punto de inflexión fue la anterior crisis financiera. O, por mejor decir, el periodo justamente anterior, donde se gestó todo lo que iba a llegar a continuación. Fue entonces cuando Gala Capital, cuyos movimientos siempre habían gozado de una notable discreción, protagonizó una serie de inversiones que no se caracterizaron precisamente por sus buenos resultados, lo que hizo que el ambiente entre los socios comenzara a enturbiarse.

El punto de inflexión fue, no obstante, la operación que sacó definitivamente a Gala Capital del discreto plano en el que se encontraba, en los albores del inicio de la crisis: el intento por hacerse ni más ni menos que con Iberia, en los inicios de 2007.

Puja con British Airways

Por entonces, la aerolínea española, que se había privatizado seis años antes con un accidentado proceso de salida a bolsa, no levantaba cabeza y se inició un proceso de búsqueda de un socio estable y fuerte que liderara el camino de la compañía hacia una fusión con otra grande del sector, que parecía ser la única salida viable.   

Frente a la opción representada por British Airways, socio histórico de Iberia, que ya contaba con un 10% del capital, y que formó un consorcio con el fondo norteamericano TPG para hacerse con el control de la compañía, surgió la alternativa de Gala Capital, que representaba una fórmula para asegurar que la aerolínea mantuviera sus vínculos con España.

Precipitada apuesta por las renovables

El proceso, que se demoró durante todo aquel año, deterioró un tanto las relaciones internas en Gala Capital, que ni siquiera fue capaz de llegar a ver los libros de Iberia para poder tomar una decisión en firme, mientras la extinta Caja Madrid se hacía fuerte en el capital con la adquisición de las participaciones de otros socios en aquella época como BBVA y Logista.

No obstante, en Gala Capital ya llovía sobre mojado. Porque las inversiones efectuadas en un por entonces muy incipiente sector de las energías renovables iban a costar más de un disgusto a los socios de la firma, por entonces aun de capital riesgo.

Coronel Tapioca y Jimmy Choo

Ese fue precisamente el problema: demasiado capital y, sobre todo, demasiado riesgo, que hicieron que apuestas como T-Solar y Renovalia, que años después han protagonizado operaciones con todo éxito, no salieran como se esperaba. Sobre todo, porque su destino a medio plazo era una salida a bolsa para la que el sector aún no estaba preparado.

Unas tecnologías aun muy caras y un marco regulatorio inestable hicieron de estas inversiones un quebradero de cabeza para Gala Capital, que tampoco acertó con otras en el mundo de la moda y los complementos, como la célebre Coronel Tapioca, que terminó en situación concursal, o la no menos famosa firma de calzado de lujo Jimmy Choo.

Socios por el camino

Por el camino ya se quedaron algunos socios, como el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, mientras que Tejera también rompía amarras con Bergel y decidía seguir su camino en busca de otra aventura empresarial.

Presionado por los accionistas, decepcionados por los resultados de la sociedad, el rendimiento de las inversiones y, especialmente, la elevada estructura de costes de Gala Capital, Bergel optó por dar un giro al fondo.

Cambio de rumbo

Tras una drástica reducción de capital para facilitar la salida de los socios que así lo decidieron, el vehículo dejó la vía del capital riesgo y optó por opciones algo más conservadoras y alineadas con la industria de la inversión colectiva.

Sin embargo, los mejores años de Gala Capital ya habían transcurrido. La llegada de la presente crisis ha sido el escenario apropiado para poner fin a la singladura de un instrumento cuya estructura era mucho más fácil de ver hace dos décadas que en la actualidad. Otros tiempos.