Imagen de un parque eólico, paradigma de activo relacionado con la financiación a través de dinero 'verde' / EFE

Imagen de un parque eólico, paradigma de activo relacionado con la financiación a través de dinero 'verde' / EFE

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Adiós, dinero gratis; hola, dinero ‘verde’

Las compañías se vuelcan en las emisiones con criterios de sosteniblidad y ligadas a objetos EGS ante la posibilidad de que la tensión inflacionista anticipe la subida del precio oficial del dinero

16 enero, 2022 00:00

El habitual aluvión de emisiones de deuda corporativa de las primeras semanas de año se ha visto en este caso teñido de verde. El fin de la era del dinero históricamente barato toca a su fin pero, incluso, éste podría llegar antes de tiempo por las tensiones inflacionistas, lo que ha llevado a las compañías a centrarse en operaciones con criterios de sostenibilidad para encontrar las mejores condiciones posibles por parte de las entidades financieras.

Además de las noticias relacionadas propiamente con emisiones, el mercado también ha conocido decisiones estratégicas como la adoptada por Inmobiliaria Colonial, que planea convertirse en la primera cotizada española en contar con la totalidad de su cartera de deuda corporativa, valorada en 4.600 millones de euros, en forma de bonos verdes.

Telefónica, Caixabank...

En paralelo, Telefónica anunció en las últimas horas la puesta en marcha de un proceso para refinanciar deuda sindicada por valor de 5.500 millones de euros, de tal forma que los nuevos bonos estarán ligados a criterios de sostenibilidad y otros objetivos ESG, como el incremento de mujeres en puestos de responsabilidad.

La primera emisión del año por parte de Caixabank, por valor de 1.000 millones de euros, también ha sido a través de la modalidad de los llamados bonos sociales, destinados a financiar préstamos a familias, pymes y autónomos, colectivos especialmente dañados por la crisis derivada de la pandemia del coronavirus.

Acceso al mercado

En el caso de la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri, se trata de la cuarta emisión de este tipo y la octava en general ligada a criterios ESG. Precisamente, durante los primeros días del año la entidad publicó un balance del pasado ejercicio que arroja algo más de 36.000 millones de euros de financiación sostenible.

No resulta casual que la tendencia, por lo demás creciente en los últimos trimestres, se haya disparado al inicio de 2022. Las compañías buscan hacerse con un hueco destacado entre las entidades financieras como referente de la deuda sostenible, lo que hará que el acceso en el futuro sea más sencillo de conseguir.

La Reserva Federal actuará

El ejercicio ha comenzado teñido de inquietud en los mercados por las elevadas cifras de inflación, que podrían anticipar el final del dinero históricamente barato.

Los inversores ya descontaban alzas de tipos en EEUU a lo largo de este año, tras la prevista por parte del Banco de Inglaterra, que finalmente se ejecutó poco antes de finalizar 2021. Sin embargo, las actas de la última reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal sugiere que el primer movimiento podría llegar antes de lo esperado, incluso en el transcurso del primer trimestre.

El BCE, a la espera

Una circunstancia que podría traducirse en tres revisiones al alza a lo largo del año, una más de lo esperado, aunque incluso el banco de inversión Goldman Sachs no descartaba en uno de sus últimos informes la posibilidad de una cuarta.

Mientras, el Banco Central Europeo (BCE) ha insistido en las últimas reuniones de su consejo de gobierno que no habrá subidas de tipos en 2022 pese a la espiral inflacionista que están padeciendo las principales economías de la zona euro.

El favor de los inversores

No obstante, el principal argumento que sostiene la estrategia del organismo emisor, el carácter temporal del alza de precios, que atribuye el anormal comportamiento de los mercados energéticos, empieza a no ser sostenible. Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, ya ha manifestado que esta situación podría ser algo más duradera de lo previsto.

Ante este escenario, las estrategias financieras de las empresas se dirigen a buscar las mejores condiciones posibles para acceder al crédito y, de paso (pero no menos importante), ganarse el favor de los grandes inversores institucionales, que cada vez valoran más los factores relacionados con ESG y la responsabilidad social corporativa a la hora confeccionar sus carteras.

La iniciativa de Amundi

El citado caso de Colonial es paradigmático. La socimi ha dado un paso muy firme que probablemente no tarde en ser imitado por otras grandes empresas cotizadas. A la hora de llevar a cabo la transición de sus bonos al terreno medioambiental contará con el asesoramiento de Crédit Agricole, que hace unos meses se convirtió en accionista de la inmobiliaria española en el marco de la operación para adquirir la totalidad de su filial gala, SFL.

Precisamente Amundi, una de las principales gestoras de fondos del mundo, fruto de la fusión de los negocios de Credit Agricole y Société Generale, fue una de las pioneras en priorizar criterios ESG con vistas a la inversión y también de vetar la toma de posiciones en empresas relacionadas combustibles fósiles.

Dudas en la bolsa

El horizonte de próximas subidas de tipos ha atenazado a las bolsas en las primeras semanas de 2022. Los principales índices europeos han mostrado un tono indefinido mientras que las ventas se imponen en Wall Street, donde el escenario está mucho más definido. En apenas dos semanas, el tecnológico Nasdaq acumula descensos próximos al 5%.

En las plazas europeas, los valores financieros acaparan las compras dado que la banca parece atisbar el fin de la pesadilla de los tipos negativos. El valor más destacado del Ibex 35 en lo que va de 2022 es Caixabank, precisamente uno de los más activos en materia de financiación sostenible. En el nuevo año acumula una revalorización del 18,5% en apenas diez sesiones.