
Mèlich Sportsclub, el logo de MRW y el 'pin' de Sant Just Desvern
Ordenan la quiebra del gimnasio de las dueñas de MRW tras una pelea familiar
El exclusivo Mèlich Sports Club, de la familia Corrales, va a la insolvencia por una deuda de 12,4 millones
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La justicia ha enviado a la quiebra al wellness de los propietarios de MRW. Los tribunales han decretado la insolvencia del lujoso Mèlich Sports Club de Sant Just Desvern (Barcelona) por una deuda impagada de 12,4 millones de euros. El concurso de acreedores se abre tras desacuerdos en la gestión en el seno de la familia Corrales, propietarios del gimnasio y también del gigante de mensajería.
Lo detalla un auto del juzgado Mercantil número 3 de Barcelona al que ha accedido Crónica Global, y que envía a las dos sociedades del Mèlich a la tutela judicial.
Cemedos Fitwell y Optril Invest SL penden de Chipdel Invest, el hólding de los dueños de MRW -lo preside Josefina Domènech, al mando de la Fundación de la paquetera-; y ambas pierden ahora su independencia.
Deuda de 12,4 millones
El origen del concurso, según la resolución judicial, es una deuda de 12,4 millones de euros. Procede de un préstamo con garantía hipotecaria que los dueños pidieron a BBVA en 2016, pero que impagaron desde 2020.
Ahora, una tercera empresa que ha heredado la deuda pide al juzgado que tutele el gimnasio para que pueda cobrar parte de lo que se debe.
Impagos con los proveedores
Pero es que hay más. Porque la justicia constata que el wellness adeuda 271.000 euros a los proveedores comerciales. Y hay otro impago del alquiler a la sociedad propietaria -también de la familia- de 6,4 millones de euros.

Zona de 'wellness' del Mèlich Sports club
Además, existen adeudos a la administración por tres subvenciones contra el Covid, así como con los trabajadores, según sentencias judiciales.
En los últimos dos ejercicios cerrados, en 2022 y 2023, el gimnasio no pagó ni el IBI al Ayuntamiento de Sant Just.
Quiebra técnica
La juez, Berta Pellicer, confirma que las sociedades del Mèlich se encuentran en quiebra técnica al haber "sobreseído sus pagos" de forma generalizada.
Por ello, concede al demandante que las empresas vayan a concurso para recuperar, si procede, parte de la deuda.
Pelea familiar
Fuentes cercanas al caso detallan que esta quiebra llega tras una "errática gestión" y una "pelea familiar" en el seno de la familia Corrales.
En efecto, la juez consigna que las dos sociedades, propietaria y gestora, han ido a los tribunales por las rentas impagadas del alquiler. Ambas pertenecen a la misma familia, pero una la rige la madre, Josefina Domènech, y la otra la hija, la Mariona Corrales.
En este pulso judicial venció la progenitora.
Lujo
Cabe recordar que el Mèlich es uno de los gimnasios más exclusivos de Barcelona y su entorno. Cuenta con gimnasio, pádel, tenis, piscina interior, exterior y espacios de wellness, fisioterapia y convenciones.
En 2016, el club pasó de ser Can Mèlich a su denominación de hoy en día de la mano de los gestores actuales. En aquel momento, el colectivo de trabajadores denunció públicamente despidos.
Dueños de MRW
El negocio deportivo y de bienestar es uno de los que opera la familia Corrales, que tiene un portafolio de intereses en la Ciudad Condal, incluido el sector inmobiliario.

Sede central de MRW en la Gran Vía de Barcelona
La punta de lanza fue la creación de MRW por parte del malogrado empresario Josep Manuel Corrales. Junto a otros dos directivos fundó la mensajera en 1977. Falleció en 2016, como explicó este medio.
En paralelo, la saga tomó el control de la compañía paulatinamente, desplazando a los otros dos socios.
Madre e hija
Sobrevivieron a Corrales su esposa, Josefina Domènech, que pilota el brazo de responsabilidad social corporativa (RSC) de MRW por medio de la presidencia de la Fundación.
A su vez, la hija de ambos, Mariona Corrales, abogada, también participa en el grupo. Llegó a ser la presidenta del mismo en 2012, informó Economía Digital.
Tres veces campeona de pádel y responsable de este deporte en el Real Club de Polo de Barcelona, la letrada alcanzó los titulares cuando el caso Mossack Fonseca descubrió sus intereses empresariales en Panamá, considerado paraíso fiscal por la Unión Europea.