Ya abren los restaurantes y las terrazas en la mayor parte del país y ha llegado el momento de ejercer un deber cívico de lo mas placentero: volver a llenar los libros de reservas de lugares que nos han hecho muy felices, no escatimar a la hora de pedir la lista de vinos y dejar propinas generosas. Comer en casa de uno está muy bien, pero sentarse a la mesa de un restaurante o un bar, descubrir platos nuevos o rememorar viejos sabores, mientras se departe con el camarero o el cocinero, aunque sea con mascarilla, no tiene precio.