En Santiago de Compostela hay muchos sitios donde comer bien entre las trampas para turistas disfrazados de peregrino, agazapados por doquier. En mi tercera visita a Casa Marcelo, puedo afirmar que es un establecimiento que nunca falla. Déjense aconsejar por su maestro de ceremonias y no se pierdan esta cocina libre y desenfadada con producto de proximidad con influencias de todas partes que no desvirtúan en absoluto los platos gallegos, sino que los realzan. ¡Y no se pierdan las zamburiñas ni los tiraditos ni los mejillones thai ni los espárragos ni el supertiramisú!