Vida

Blanca Navidad: cocaína y pastel de carne

Pablo Escobar preside la Navidad en Madrid. Unos ingleses lanzan a la estratosfera un pastel de carne para que se cocine en la reentrada en la atmósfera

17 diciembre, 2016 21:11

"Oh, blanca Navidad". El cartel luce en la Puerta del Sol de Madrid, kilómetro cero. Anuncia la serie Narcos sobre Pablo Escobar, uno de los más grandes traficantes de la historia. Escobar era una santo en Medellín. La ciudad estaba en sus manos. Media Colombia era suya y se tuvo que construir una cárcel a su medida que incluía un parque zoológico, piscina y campo de fútbol. Como es obvio, el tráfico no disminuyó con el sui generis encarcelamiento de don Pablo. Ni siquiera cuando fue abatido por la policía colombiana, en 1993, a los 44 años de edad, bajó el mercadeo internacional de los polvos blancos. En sus años de máximo esplendor, el Cartel de Medellín controlaba el 80% de la producción de cocaína y el 75% del mercado en Estados Unidos. Escobar era, como diría Guardiola de Mourinho, el puto amo.

Su hijo Juan Pablo ha denunciado que la serie idealiza el narcotráfico y el mismo Gobierno de Colombia ha pedido a la alcaldesa de Madrid que tenga a bien retirar el cartel, que incluye una fotografía descomunal del actor que caracteriza al patrón. Gran bigote, pelo negro y mirada profunda. No es el mejor Escobar de ficción porque ese es Benicio del Toro, que sólo tuvo que dejarse mostacho y poner cara de Benicio del Toro con legañas para el papel en el lamentable filme Paradise Lost.

La alcaldesa Carmena ha dicho que nones a la embajada colombiana, que ella no es quién para retirar el cartel. Inaudito. Se sabe que doña Manuela hornea cupcakes, pero está fuera de toda duda que sea como el cocinero de Breaking bad. Las magdalenas de Carmena, dicen quienes las han probado, no colocan, así que habrá que buscar otra explicación para el no me da la gana de la primera edil del foro. Los camellitos que menudean en el centro de la capital están contentos. Su ídolo preside la plaza en la que se enclava la sede del gobierno autonómico de Madrid, en pleno meollo. Cristina Cifuentes, la presidenta regional (en Madrid no les ofende el calificativo), se encuentra con el careto de Wagner Moura caracterizado de rey de la coca cada vez que asoma la gaita por la ventana. Tal vez por eso Carmena se niega a ceder a la amable petición colombiana. Así que el émulo de Escobar presidirá las campanadas.

Es Navidad, qué demonios, una de las épocas de mayor consumo de drogas. Cenas de empresa. Un gramo, 60 euros. Quienes entienden afirman que es mejor la coca que se distribuye en Madrid que la de Barcelona. Esta ciudad es muy húmeda y hay que calentar la sustancia unos diez segundos en el microondas mientras que el clima seco de la capital elimina esa parte del proceso. Será, pero la segunda ciudad más cocalera de España es Molina de Segura, en Murcia. Setenta mil habitantes para un consumo de unas seis u ocho rayas al día por cada mil personas. Eso, según se explica en una nota de El País, supone que en la localidad murciana se meten más que en Bruselas, París y Milán, pero menos que en Barcelona, con 699 miligramos (algo más de media bolsita) al día por cada mil ciudadanos. Barcelona, cap i casal del home dels nassos, sólo es superada por Amberes.

Pasa que como advierte la citada información, sólo Barcelona, Castellón, Santiago de Compostela, Valencia y Molina de Segura han participado en el ensayo del Observatorio europeo de drogas, cuyo sistema de comprobación consiste en el filtrado de las aguas residuales. Hace unos años y con similar procedimiento se decidió que Miranda de Ebro (Burgos) era Las Vegas de España.

Mucho se ha escrito de la relación entre las drogas y la gastronomía. El chef Anthony Bourdain se forró con el libro Confesiones de un chef en el que contaba cómo se utilizan los macarrones para esnifar. De ahí que se pueda inferir que el último gran experimento gastronómico sea fruto de un colocón de narices. Según un despacho de la agencia Efe, la cocina molecular es historia: "Entusiastas británicos de los viajes espaciales enviaron hoy (15 de diciembre) a la estratosfera una tarta rellena de carne y patata con el objetivo de cocinarla con las altas temperaturas que alcanzará en su reentrada a la Tierra. El pastel fue lanzado a bordo de un globo aerostático en torno a las 11.30 GMT -según informó la BBC- desde la ciudad inglesa de Wigan, donde a partir del martes se celebra el denominado Campeonato Mundial de Consumir Pasteles".

"Este es el primer paso para que la humanidad pueda consumir pasteles con mayor elegancia y confort", ha destacado un tal Bill Kenyon, al que se presenta como artífice del experimento. El globo (aerostático) lleva una cámara para determinar el punto exacto donde caerá el "shepherd's pie" (no confundir con el "meat pie", que a diferencia del anterior se hace con masa en vez de con puré). Sin embargo, todavía no se ha localizado el pastel. Estén atentos a sus pantallas. Oh, blanca Navidad.