El Fossar de les Moreres durante un acto independentista

El Fossar de les Moreres durante un acto independentista

Política

El ala conservadora del independentismo abre una 'guerra cultural' para acabar con Colau

Un grupo afín al PDECat utiliza las iniciativas de los ‘comunes’ para activar campañas en su contra y recuperar el espacio perdido

21 febrero, 2017 00:00

El independentismo más alineado con la derecha se ha organizado para contrarrestar la influencia que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (BComú), y su formación han ganado en la capital catalana desde que arrebataran la alcaldía a la antigua CDC.

Es precisamente un sector afín al PDeCAT --formado por miembros de la ANC, influyentes opinantes y asociados del partido-- quien encabeza este movimiento visible en las redes sociales contra las iniciativas que promueve el consistorio.

Desde el Ejecutivo municipal evitan valoraciones sobre este movimiento, pero desde su entorno se mantienen a la expectativa de si, lo que aparentemente y en un inicio eran acciones puntuales, deriva en una movilización constante y orquestada por este independentismo de nuevo cuño escorado a la derecha y con capacidad para acabar integrando otros sectores menos conservadores.

"Nueva derecha independentista"

El último episodio relacionado con la retirada de una instalación artística en el Fossar de les Moreres tras la presión independentista ha encendido la alarma. En cuestión de horas, la diatriba lanzada en las redes sociales obtuvo el resultado esperado.

El director general de Comunicación del Govern, Jaume Clotet, o la tertuliana Pilar Rahola fueron algunas de las personalidades que contribuyeron a la difusión de la campaña en internet. “Señora Ada Colau, nos puede explicar qué obsesión enfermiza tiene con los símbolos nacionales. Primero el Born y ahora el Fossar. ¡Deje en paz la memoria!”, esgrimió la también biógrafa del expresidente de la Generalitat Artur Mas.

El silencio que por el momento mantiene el ayuntamiento solo ha sido roto por uno de los asesores de Colau, Aitor Carr, que abundó en su Facebook sobre la estrategia de esta “corriente de fondo que crece” y que califica como “la nueva derecha independentista”.

Aitor Carr

Aitor Carr

Desunión entre PDeCAT y ERC

Las acciones de este movimiento liderado por el ala más conservadora del nacionalismo han resquebrajado la unidad de la que presumen PDeCAT y ERC en su propósito secesionista. Los republicanos mantienen un perfil mucho más posibilista para sumar a los comunes en su causa y no comparten esa beligerancia exhibida por esta oposición minoritaria --pero no por ello menos influyente-- en el seno del PDeCAT.  

El episodio del Fossar hizo aflorar estas discrepancias: el teniente de alcalde de ERC en Badalona, Oriol Lladó, manifestó su disconformidad con los detractores de la instalación artística: “El Fossar es un espacio vivo; por eso tiene valor: es presente, no pasado. Bienvenidas siempre provocaciones, interpretaciones y… homenajes”. Su comentario encontró la réplica del responsable de comunicación de Carles Puigdemont, Joan Maria Piqué: “Esto es un cementerio. Aquí hay patriotas enterrados. Es nuestra tumba del Soldado Desconocido. ¡Vergüenza! ¡Basta!”.

Antecedentes

La organización de un pregón alternativo durante las fiestas de La Mercè para hacer fracasar el oficial del escritor Javier Pérez Andújar fue un capítulo más en esta campaña contra las iniciativas consistoriales.

Otro episodio de este contrarrelato nacionalista tuvo que ver con la exposición Franco, Victòria, República emplazada en la plaza del mercado del Born y que terminó con la retirada de la estatua ecuestre del caudillo después de que los independentistas le echaran pintura y huevos, le pusieran una puerta por cabeza, la vistieran con una estelada y, finalmente, la derribaran.

La ambigüedad de los comunes con la independencia de Cataluña y la amenaza electoral que el partido recién fundado de Colau representa para los partidos tradicionales ha levantado reacciones muy diversas. En el caso de de la llamada "nueva derecha independentista", sus críticos aseguran que ha sacado a relucir la cara más inflexible del nacionalismo y la búsqueda de una hegemonía cultural que pase por el tamiz del relato oficialista promovido desde la Generalitat.