La música pop y el patriotismo nunca se han llevado muy bien. El pop patriótico, pues, sería todo un oxímoron. En Estados Unidos está reservado al sector más lamentable del country & western, en Europa es pasto exclusivo de ciertas bandas fascistas de heavy metal absolutamente irrelevantes, y en España no hay novedades en el género desde los años 60, cuando se grabó Gibraltar español, de José Luis y su guitarra. En Cataluña, por el contrario, el pop patriótico goza de buena salud, gracias en gran parte al inefable Francesc Ribera, alias Titot, concejal de la CUP en el Ayuntamiento de Berga y líder del grupo Brams, del que lo mejor que se puede decir es que su nombre es de una sinceridad digna de aplauso (Brams quiere decir Berridos; no es que a Titot le guste Brahms pero no sepa deletrear su apellido, que igual también).

A pocos días de la nueva Diada de la Marmota, el animoso Titot se ha puesto en plan Bob Geldof y se ha marcado su particular versión de Do they know it´s Christmas? en compañía de otros patriotas pop de piedra picada

A pocos días de la nueva Diada de la Marmota, el animoso Titot se ha puesto en plan Bob Geldof y se ha marcado su particular versión de Do they know it´s Christmas? en compañía de otros patriotas pop de piedra picada. Endevant les atxes se llama la cosa, y da una mezcla de pena y risa muy lograda. No busquen a ningún músico digno porque no lo encontrarán: ni rastro de algún miembro de Mishima, Manel ni nada parecido. Los amigos de Titot militan todos en el agropop local, aunque más cerca de Zapato veloz o El Koala que de No me pises que llevo chanclas, que tenían su mérito: Els Catarres (tres de Aiguafreda que van de chispeantes y bulliciosos, pero no tienen maldita la gracia), Pepet i Marieta y algunas glorias más de procedencia rural cuyos nombres ya he olvidado. Todos en plan We are the world, we are the children, pero en versión independentista y comandados por el gran Titot, el hombre que tuvo la desfachatez de tildar a Duran Lleida de “calvo de mierda” teniendo la sesera igual de despoblada (por no hablar de la prestancia de cada uno: Duran puede pasar por un mayordomo de casa buena, pero Titot, como diría mi difunta abuela, sembla un tocinaire).

Endevant les atxes es, además de una canción infame, una traición a los principios del rock and roll, que nació para poner el mundo patas arriba y enfrentarse a todos los conceptos rancios que hasta entonces se consideraban sagrados. Sumarse a lo que se lleva, apuntarse a lo políticamente correcto y hacer indirectamente la pelota a los políticos es lo menos rockero que hay, por mucha camiseta, sombrerito y pendiente que se luzca. Puede que haya quien vea en el videoclip de Endevant les atxes una imagen de la nueva Cataluña, pero yo solo veo a una pandilla de conformistas de pueblo ciscándose en lo más noble de la música que creen representar.