Cuando los sindicatos reclaman al Gobierno que dé marcha atrás con la reforma laboral, Fátima Báñez se los quita de encima y les pide una propuesta consensuada con la patronal.

Mariano Rajoy intenta obviar siempre que puede los efectos beneficiosos de la coyuntura internacional y los apoyos del BCE cuando fía el secreto de la recuperación económica casi en exclusiva a los cambios introducidos en el Estatuto de los Trabajadores en 2012.

El Gobierno no va a dar marcha atrás. Porque no quiere, porque el PSOE de la comisión gestora lo reclama con la boca pequeña y porque Ciudadanos tampoco tiene demasiado interés en hacerlo. Además, la patronal se opone.

Algunos empresarios tienen una extraña visión de las relaciones laborales y aversión a todo lo que sea compromiso

Algunos empresarios de este país tienen una extraña visión de las relaciones laborales. Quizá sea una reacción a la legislación protectora/paternalista del franquismo, o más probablemente una aversión a cualquier cosa que suponga adquirir un compromiso.
Sabemos que más de la mitad de los empleos de nueva creación se concentran en la hostelería y el comercio. En bares, restaurantes y hoteles es difícil colar a un empleado como autónomo. En la actividad comercial es más fácil. Y así lo demuestran las cifras de contrataciones temporales de la campaña navideña. La proporción de trabajadores por cuenta propia para trabajos de 20 ó 30 días es anómala y exagerada.

Quienes les contratan en esas condiciones admiten que incluso pagan algo más para compensar el coste de las cotizaciones sociales. Es decir, que no es una cuestión salarial, sino más bien de concepto; ideológica.

Esa mentalidad y las facilidades que da la reforma laboral han transformado el panorama del mundo del trabajo y también a la Seguridad Social en los últimos años. En noviembre, había casi 3,2 millones de autónomos dados de alta, casi la misma cifra que ocho años atrás, cuando el total de afiliaciones superaba los 20 millones (dos millones largos más que ahora).

No es de extrañar que el incremento de ingresos por cotizaciones (3,15% hasta noviembre), sea inferior al aumento de las afiliaciones (3,24% en el mismo periodo). Los salarios son más bajos y una buena parte de quienes se incorporan lo hacen como autónomos, que optan por pagar cuotas mínimas.

Sin embargo, las obligaciones de la Seguridad Social son mayores cada día porque las pensiones son más elevadas y la esperanza de vida más larga. Y el fondo de reserva cierra el año en 15.000 millones desde los 66.000 que había llegado a tener. ¿Para qué modificar la reforma laboral si tan buenos resultados nos está dando?