Pintan bastos en los restos de Convergència. Según la encuesta de intención de voto publicada por El Periódico de Catalunya hace unos días, el PDECat --o como se escriba-- perdería escaños a cascoporro, que irían a parar a ERC, consagrándola como la nueva fuerza dominante del nacionalismo. Para demostrar que les preocupa la situación, los de Puigdemont han anunciado la creación de un gabinete de crisis dirigido por Artur Mas, que es como poner a Millet al frente de una comisión de estudios del expolio del Palau o como lo del proverbial zorro al cuidado del no menos proverbial gallinero. Pretender que el responsable de una situación la enderece es del género tonto, y lo que queda de Convergència haría bien en dejar de calificar al Astut de “gran activo” del prusés, pues les convendría mucho más que se convirtiera en un “gran pasivo”, teniendo en cuenta la eficacia de su gestión.

Lo que queda de Convergència haría bien en dejar de calificar al Astut de “gran activo” del prusés, pues les convendría mucho más que se convirtiera en un “gran pasivo”, teniendo en cuenta la eficacia de su gestión

Cuando se sacaron de la mano una especie de FAES --proyecto que no sé muy bien cómo anda, francamente, ya que no he vuelto a tener noticias de él--, dio la impresión de que era para tener entretenido al Astut y mantenerlo alejado de la vida cotidiana del partido. Era una actitud pusilánime, ya que lo suyo sería expulsarlo del mismo por haber fortalecido a ERC, pero apuntaba en la buena dirección: encerrarlo en un despacho y mantenerlo a una prudente distancia del día a día para evitar que su legendaria capacidad de destrucción se lleve por delante lo poco que queda de un partido otrora glorioso. ¡Pero ahora van y me lo ponen al frente de un gabinete de crisis! Si la idea es suicidarse, no hay persona más adecuada para el cargo, ciertamente, pero si realmente se confía en la capacidad sanadora del señor Mas, es que el partido está en las peores manos imaginables.

Puestos a buscarle algo (que no sea la ruina que se merece), ¿no podrían darle una de esas embajadas absurdas que tenemos repartidas por el mundo? Ah, no, claro, podríamos encontrarnos con un molesto incidente diplomático, dada su condición de gafe... ¿Cómo agradecerle la entrega al prusés sin ayudarle a proseguir su campaña de destrucción de Cataluña en general y de lo que queda de Convergència en particular...? ¡Ya lo tengo!: un programa en TV3. Convergència se pasó años enviando a sus saldos, a sus amortizados y a sus desechos de tienta a ocupar despachos en el ente (supuestamente) público. TV3, el Senado y el Parlamento Europeo eran los destinos habituales para esa clase de gente. Ahora la colocan al frente de gabinetes de crisis: renovarse y morir.